Salud
¿Existe una relación entre la salud intestinal y la mental?
Algunos estudios afirman que hay una conexión directa entre la microbiota en el intestino y las funciones cerebrales.
El hecho de que el cerebro y el intestino tengan una íntima conexión y puedan influir el uno en el otro es un dato que no muchas personas conocen.
Justamente, una investigación que fue publicada en 2019 en el diario Nature de microbiología demostró lo que hasta aquel momento solo se creía posible en grupos pequeños de animales, que la relación entre el metabolismo microbiano intestinal y la salud mental es más tangible de lo que parece.
En su momento, el neurocientífico de la University College Cork en Irlanda, John Cryan, afirmó que esta investigación daba “la primera prueba real de cómo los químicos de un microbio podrían afectar el estado de ánimo en los humanos”.
El estudio en cuestión fue realizado por 15 científicos de diferentes universidades europeas, quienes se aliaron para llevar a cabo las pruebas y estudiar a gran escala este fenómeno de la relación cerebro-intestino.
La metodología de esta investigación se basó en una observación de más de 1.000 personas de nacionalidad belga, que habían sido invitados a participar en el estudio; sin embargo, 173 de ellos padecían depresión o habían obtenido un puntaje bajo en una encuesta de calidad de vida.
Luego de comparar la presencia de cierto tipo de bacterias intestinales entre los participantes que decían tener una mayor calidad de vida y quienes no, los autores midieron factores como la edad, sexo y el uso de antidepresivos que afectaban directamente el microbioma intestinal.
Al poder asociar sistemáticamente la presencia y ausencia de algunos tipos de microorganismo en el intestino, los investigadores concluyeron que las personas con depresión tenían un aumento en las bacterias responsables de la enfermedad de Crohn, que hincha de manera crónica el intestino.
¿Cómo afecta la microbiota intestinal al cerebro?
De acuerdo con un artículo de la Universidad Internacional de Valencia, la microbiota influye en el cerebro humano e intestino a través de la secreción de sustancias neuroactivas, como la serotonina, noradrenalina y dopamina.
Asimismo, esta comunidad de organismos puede alterar el funcionamiento del cerebro provocando cambios en el estado inflamatorio e inmune, produciendo proteínas que inducen al sistema inmunológico e inflamatorio a actuar.
Lo anterior es muestra de cómo un desequilibrio en el número o tipo de colonias microbianas en el ser humano puede contribuir a un estado de depresión.
“Algunos estudios en humanos arrojan luz sobre la utilización de probióticos en el tratamiento ya no solamente de enfermedades como la depresión, sino en neurodegenerativas e intestinales como síndrome del intestino irritable y enfermedad inflamatoria del intestino, consecuencias también de una comunicación defectuosa entre intestino-cerebro”, reza el portal web de la Universidad.
Sin embargo, los expertos afirman que se necesitan más estudios al respecto para poder establecer a ciencia cierta la forma como las intervenciones pre y probióticas podrían llegar a equilibrar las funciones cerebrales encargadas de estos procesos anímicos, y así poder aplicar los resultados de estas investigaciones al tratamiento de pacientes diagnosticados con afecciones de la psique.