SALUD
Frecuencia cardíaca: ¿cómo controlarla?
Una frecuencia más baja en reposo implica un mejor estado físico cardiovascular.
La frecuencia cardíaca o pulso mide la cantidad de veces que el corazón late por minuto. Una frecuencia cardíaca en reposo normal para los adultos oscila entre 60 y 100 latidos, precisa el instituto de investigación Mayo Clinic.
Generalmente, una frecuencia cardíaca más baja en reposo implica un mejor estado físico cardiovascular. Por ejemplo, un atleta bien entrenado y en reposo normal puede tenerla en cerca de 40 latidos por minuto, precisa la citada fuente.
La forma más fácil de verificar el pulso es colocando los dedos índice y del medio a cada lado del cuello, debajo del borde de la mandíbula. Se cuenta cuántas veces late el corazón en 60 segundos. Lo recomendable, dicen los expertos, es medir el pulso después de períodos de descanso prolongados, por ejemplo, en la mañana antes de levantarse.
Hay algunos aspectos que influyen en el comportamiento del pulso. Además de la edad, esta frecuencia puede variar en función de determinadas circunstancias y estímulos, ya que el corazón aumenta o ralentiza la velocidad con la que late para asegurarse de que el cuerpo cuenta con la cantidad apropiada de sangre para abordar diferentes acciones.
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En el comportamiento del ritmo cardíaco puede influir, por ejemplo, la temperatura y la humedad del aire, la posición del cuerpo y las emociones fuertes, indica el portal Cinfasalud. Por ejemplo, acelera la frecuencia sentirse muy feliz, excitado o angustiado, así como sufrir ataques de pánico o de ansiedad o padecer de estrés.
Aunque el tamaño del cuerpo no suele alterar la frecuencia cardíaca, la obesidad sí podría aumentar el número de latidos. También son capaces de modificarla algunos medicamentos, el tabaco o la ingestión de grandes cantidades de alcohol o cafeína.
¿Cómo controlarla?
Según la Sociedad Española de Cardiología y la Fundación española del Corazón, una de las estrategias para mantener controlado el ritmo cardíaco es practicando ejercicio físico de forma regular, ya que por cada dos semanas de entrenamiento aeróbico se consigue una reducción de la frecuencia cardíaca en reposo de un latido por minuto.
El ejercicio es esencial para tener un buen estado físico y cardiovascular, mantener un peso saludable y mejorar los factores de riesgo cardiovascular. La recomendación de estas instituciones es que todos los adultos realicen al menos 30 minutos de actividad física de intensidad moderada al día.
“Actualmente también existen fármacos que son capaces de reducir la frecuencia cardiaca y se ha comprobado que son de utilidad para el tratamiento de ciertas enfermedades cardiovasculares”, precisan las mencionadas fuentes.
Por su parte, una publicación del portal Medical News Today asegura que las mejores formas de reducir los cambios repentinos en la frecuencia cardíaca son: practicar técnicas de respiración profunda o guiada, como la respiración del cuadrilátero, relajarse y tratar de no perder la calma, salir a caminar lejos de un entorno urbano, tomar un baño o una ducha tibia y relajante y practicar ejercicios de estiramiento y relajación, como yoga.
De igual forma, es importante mantenerse hidratado, pues cuando el cuerpo está deshidratado, el corazón tiene que trabajar más para estabilizar el flujo sanguíneo. Lo recomendable es consumir bebidas sin azúcar y sin cafeína, como agua.
También es clave, según Medical News Today, controlar la ingesta de estimulantes, como la cafeína y la nicotina, debido a que estos pueden causar deshidratación, aumentando el trabajo del corazón.
Otra recomendación es minimizar el consumo de alcohol pues, en su mayoría, estas bebidas deshidratan el cuerpo. Además, el alcohol es una toxina, y el cuerpo debe trabajar más para procesarlo y eliminarlo.
Por último, llevar una dieta saludable y equilibrada, rica en frutas, vegetales, proteínas magras, nueces y legumbres puede ayudar a mejorar la salud del corazón, así como la salud en general.