Juego de tronos. La serie se basa en los libros Una canción de hielo y fuego, de George R. R. Martin. Narran la lucha a muerte de varias casas por el Trono de Hierro y el control de los siete reinos.

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Cae el telón: por qué con el final de Juego de Tronos culmina una era

Los expertos explican las razones del éxito de esta serie, qué se puede esperar luego de que termine y por qué no habrá otra como ella en mucho tiempo.

18 de mayo de 2019

La saga cautivó a más de 38 millones de personas en 187 países

Después de diez años, ocho temporadas y 71 episodios, llega a su fin Juego de tronos, la saga de ficción en la que varias casas reales pelean por el Trono de Hierro. Desde ya muchos vaticinan que, sin importar cómo termine, el final defraudará a sus fanáticos, porque no podrá darles gusto a todos. Seguramente, rodarán las cabezas de personajes queridos por unos o no morirán como se lo merecían según los fanáticos. Pero también porque la última temporada ha defraudado a muchos, que sienten cierto afán de los productores por acabarla y aseguran que la historia ha roto sus propias reglas. “Estábamos acostumbrados a que los personajes que cometían un error, por más importantes que fueran, morían de manera inmisericorde. Pero hoy sobreviven”, dice Santiago Espinosa, miembro del pódcast Westeros, tierra querida.

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Aun así, ningún final podrá borrar lo que la serie ha conquistado hasta el momento. Haciendo cuentas alegres, la saga cautivó a más de 38 millones de personas en 187 países, una gran hazaña si se tiene en cuenta que la televisión es un medio masivo netamente nacional. Y al hacerlo se convirtió en el ícono de la llamada monocultura global, una especie de lingua franca hablada en la casa, la oficina, las redes sociales y hasta en los discursos políticos de cualquier parte del mundo. Porque ni siquiera Trump pudo evitar la tentación de subir a su cuenta de Twitter un meme con la frase “Sanctions are coming”, inspirado en el eslogan de la serie ‘Winter is coming’, para amenazar a Irán con sanciones económicas.

Foto: La serie cambió la vida de muchos de los actores que debutaron allí. Es el caso de Emilia Clarke (Daenerys) y Jason Momoa (Khal Drogo), hoy más conocido por su interpretación de Aquaman.

El éxito de esta producción hizo que muchos en el mundo registraran a sus hijos como sus personajes favoritos. En los últimos años se multiplicaron sobre todo las Khaleesis y las Aryas. Este último figura en la lista de nombres más populares para niñas en Estados Unidos. En Colombia, según reportes oficiales, 249 bebés recibieron nombres como Daennerys, Arya, Bran, Tyrion y Jon.

Cuando salió en 2011, la vieron 2,22 millones de televidentes.

Su ubicuidad alcanzó tal nivel que elevó el concepto de spoiler a otro terreno. En el Reino Unido, donde los espectadores solo podían ver los episodios a partir de las dos de la mañana, la audiencia prefirió trasnochar a correr el riesgo de conocer información clave antes de tiempo. Los artículos de prensa y los comentarios en las redes comenzaban con “alerta, ‘spoilers’” para que los lectores evitaran saber detalles de la trama. Los que no podían ver el capítulo a la hora de la transmisión se desconectaban completamente hasta que pudieran hacerlo. Pese a eso, muchos oyeron más de la cuenta.

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Resulta increíble que un éxito de tal magnitud haya comenzado con reservas. La propia Lena Headey (Cersei en la serie) recordó hace poco que en el rodaje del episodio piloto ella pensó que ese probablemente sería “otro trabajo que no iría a ningún lado”. Cuando salió en 2011, la vieron 2,22 millones de televidentes. Una cifra más que aceptable para una serie basada en un libro de culto con una base de fanáticos limitada, escrito por George R. R. Martin, hoy conocido como el Tolkien gringo. Pero para sorpresa de Headey y muchos más, con cada temporada la audiencia se fue multiplicando hasta conseguir más de 13 millones en la última. En la octava, el show logró superar su propia marca cuando la vieron 17,4 millones de espectadores en un solo episodio.

Parte de ese éxito tiene que ver con que HBO advirtió ese potencial luego de las primeras temporadas y diseñó campañas de mercadeo que incluyeron desde álbumes y afiches hasta lapiceros. Más tarde añadieron alianzas con firmas como Johnny Walker e incluso con la Cruz Roja de Estados Unidos para cruzadas de donación de sangre que promovían con la frase “Sangra por el trono”.


Foto: Desde el principio, la gente se conectó con los misterios de la saga. En artículos, blogs y redes sociales muchos se preguntaban, por ejemplo, por la mamá de Jon Snow. 


A esto se suma la estrategia de lanzamientos mundiales simultáneos, con traducción a muchos idiomas, con lo que conquistó mercados asiáticos y redujo las cifras de piratería. Según le dijo Jonathan Spink, CEO de HBO en Asia, a Forbes, “Comparada con la temporada seis de ‘Juego de tronos’, la siete tuvo un incremento de 50 por ciento en audiencia en Singapur, 47 por ciento en Filipinas y 24 por ciento en Taiwán”.

Pero, como dijo Barna Donovan a SEMANA, eso no habría sido suficiente si detrás de la estrategia no existiera una gran historia, y la serie la tuvo desde el primer episodio. “Le supo hablar al Zeitgeist o espíritu de su tiempo”, dice este profesor de comunicación y medios en la Universidad de San Pedro. Eso se explica porque bajo esta historia de acción y fantasía subyace una trama política que muestra a profundidad los intríngulis del poder, las dinámicas de las conspiraciones y diálogos “más propios de series basadas en la Casa Blanca que de una fantasía con brujos, zombis y dragones”, dice Espinosa.

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La escritora Annalee Newitz, de hecho, encontró en el mundo ficticio de Westeros muchas similitudes con las realidades del presente y del futuro. “‘Juego de tronos’ es relevante hoy porque nos permite especular cómo sería una sociedad manejada por un sádico como el rey Joffrey o ver cómo la fuerza sobrenatural del cambio climático puede cambiarnos el panorama”, dice. Eso sin hablar del paralelo posible entre la construcción del muro de México y la enorme pared de hielo que separa a Westeros de los salvajes y los caminantes blancos.Muchas series tienen guiones interesantes, buena escritura y excelentes actuaciones.


Foto: Los caminantes de la noche implican una amenaza permanente para la vida del reino. Los crearon los niños del bosque.

Pero de acuerdo con el psiquiatra y psicoanalista Phillip Freeman, esto no es suficiente para lograr el éxito arrollador de Juego de tronos. Según le dijo a SEMANA, además de esos tres ingredientes, la historia tenía otros factores cautivantes, como un escenario anclado en un mundo inexistente muy bien detallado y creíble, y personajes complejos que no caían en clasificaciones simples de buenos y malos. “Incluso los más despiadados eran muchas veces humanizados, mientras que los héroes de la historia a veces morían asesinados”, dijo Freeman a SEMANA. El caso más claro es el de Ned y Catelyn Stark, a quienes, a pesar de sus buenas intenciones, los asesinaron por su ingenuidad en temas de poder.

“La vida en todos los rincones de Westeros es contraria a lo políticamente correcto”, dice Donovan.

Mientras tanto, otros como Jaime Lannister o incluso el Perro, que inicialmente fueron siniestros, con el tiempo dejaron ver destellos de bondad. Según Freeman, las personas se sienten mucho más identificadas con estos personajes porque son como “nosotros, imperfectos, y queremos saber si el bien será premiado y el mal, castigado. Cuando lo contrario ocurre, como pasa también en la vida real, esperamos justicia”. La serie tiene todo esto gracias a la genialidad de los guionistas David Benioff y Dan Weiss, que manejaron esa tensión, al menos en buena parte de los episodios.

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Y esto lleva a un factor clave en el éxito de la serie: su carácter impredecible, que quedó claro desde la primera temporada cuando el aparente héroe de la historia, Ned Stark, murió decapitado. También cuando Robb, el rey del Norte, su esposa y su madre sufrieron la traición de lord Bolton en la legendaria ‘Boda roja’ al final de la tercera temporada. “La vida en todos los rincones de Westeros es contraria a lo políticamente correcto. A los buenos los matan, los malos ganan poder, a las mujeres las violan, y a las personas diferentes las ridiculizan”, dice Donovan.


Foto: Parte del éxito radica en que ningún personaje, por querido y bueno que fuera, estaba a salvo. Así les sucedió a Hodor y a Ned Stark. Los malos, como Meñique, sobrevivieron más tiempo. 

Además, contiene los arquetipos clásicos de todo cuento: el rey déspota, el caballero valiente, la reina conspiradora, el mago y hasta el personaje aberrante. De todos, para Donovan, resulta más interesante este último, Tyrion, también llamado granuja o medio hombre por su enanismo. Su familia lo detesta, pero no tanto por su condición física, sino porque a cambio recibió más inteligencia que sus hermanos.

El domingo, cuando caiga el telón de Juego de tronos, quedará un vacío que difícilmente otra producción llenará en el futuro cercano.

Por su éxito, Donovan cree que otros productores y cadenas de televisión les apostarán a historias similares para aprovechar la influencia de Juego de tronos. Ya lo han hecho con American Gods, The Last Kingdom, Preacher, The Bastard Executioner, Troya, Black Sails y próximamente Who Fears Death, la apuesta de HBO. Incluso, se habla de spin-offs de esta historia. “Se prestarán y robarán ingredientes de ‘Juego de tronos’ por años y años”, dice Maureen Ryan, crítica de televisión de Variety. Que estos tengan el éxito de la serie adaptada por Benioff y Weiss es otra cosa. Y por lo visto con Marco Polo, de Netflix, que contó con un gran presupuesto y la fórmula para atrapar a todos, no resultará fácil.

Todo esto lleva a pensar que el domingo, cuando caiga el telón de Juego de tronos, quedará un vacío que difícilmente otra producción llenará en el futuro cercano. Eso demuestra que este show es una excepción, una anomalía televisiva, como dice Alyssa Bereznak, crítica de entretenimiento. Una de esas narraciones que aparecen de vez en cuando y hechizan a toda una generación, como Star Wars, Harry Potter y El señor de los anillos, sagas que logran sintonizar a millones y acompañarlos por décadas. Así le sucedió a Espinosa. “Era la excusa para reunirme con diez amigos. Muchas cosas pasaron en nuestras vidas en esos diez años, entre otras, que mi papá, un fanático, murió”, dice. En ese sentido, Juego de tronos es mucho más que una serie: formó parte de la vida.


Foto: Animales y criaturas fantásticas protagonizaron la historia. Muchos la amaron más solo por eso. Otros, en cambio, la abandonaron.