SALUD
Garbanzos: ¿quiénes no deben comerlos?
Este alimento es fuente de proteínas de origen vegetal, calcio, potasio, hierro, fósforo y vitaminas B6 y E.
El garbanzo es una especie de leguminosa muy apreciada en la cocina. Si bien los analistas no se han puesto de acuerdo en cuál es su origen, pues unos lo sitúan en la cuenca mediterránea y otros en Asia occidental, lo cierto es que su consumo se remonta a tiempos prehistóricos.
El portal Cuerpo Mente indica que se trata de un alimento bien conocido en el antiguo Egipto, Babilonia, Persia y la India, donde todavía es utilizado por la medicina ayurvédica para combatir enfermedades de la piel. No obstante, también era un alimento habitual para los griegos y romanos.
La Fundación Española de la Nutrición (FEN) indica que este alimento es fuente de proteínas de origen vegetal, calcio, potasio, hierro, fósforo, magnesio, folatos, niacina, vitamina B6 y vitamina E. Adicionalmente, son una buena fuente de fibra soluble e insoluble.
El garbanzo destaca por ser una fuente de hidratos de carbono de absorción lenta, que producen una asimilación gradual de la glucosa. Esto evita el desequilibrio de los niveles de azúcar y genera una energía constante.
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Es muy proteico, pobre en grasas saturadas y rico en fibra, por lo que contribuye a regular el colesterol. Al combinar garbanzos con cereales como arroz integral o cuscús la calidad de sus proteínas aumenta, según los expertos.
Su riqueza en fibra mejora el tránsito intestinal y contribuye a que la absorción de los hidratos de carbono sea más lenta. De igual forma, su aporte de carbohidratos y proteínas lo hacen adecuado para niños, adolescentes y personas que realizan esfuerzos físicos, como los deportistas.
Rico en vitaminas del grupo B
Al ser rico en magnesio, fósforo y vitaminas del grupo B, necesarios para el sistema nervioso y muscular, el garbanzo es adecuado para afrontar situaciones de tensión psicofísica y de estrés.
Es ideal para las mujeres embarazadas dada la cantidad de ácido fólico. Esta vitamina ayuda a prevenir las malformaciones en el feto.
Un artículo publicado en el portal Mejor con Salud asegura que los garbanzos son una fuente de vitamina E que actúa como antioxidante, al ayudar a proteger las células contra los daños causados por los radicales libres. Son alimentos que favorecen la prevención o reducción de estas moléculas en el cuerpo.
La vitamina E, además de ayudar a tener una piel bonita, fortalece el sistema inmune y colabora con las células en la realización de diversas funciones.
Estas leguminosas son ricas en hierro, fósforo, magnesio, cobre y zinc, lo que las hace ideales para fortalecer los huesos y los músculos. Muchos de estos minerales son esenciales cuando se trata de mejorar la densidad ósea y de prevenir el desarrollo de enfermedades relacionadas con la edad, como la osteoporosis.
¿A quiénes les puede hacer daño?
Por ejemplo, al ser un alimento que aporta unos compuestos llamados purinas, no son recomendables para las personas que tienen problemas médicos como cálculos renales, piedras en la vesícula o gota. El cuerpo suele descomponer estas purinas en el ácido úrico incidiendo en los problemas renales.
También pueden resultar indigestos para quienes tienen una flora intestinal sensible. Es posible que produzcan llenura y gases, debido a sus oligosacáridos (fibra fermentable). Para mejorar su digestión es conveniente comer poca cantidad y si definitivamente no se toleran, evitarlos.
A pesar de que no contienen gluten, hay algunos que pueden haber sido procesados en fábricas en las que usen cereales. Antes de consumirlos es mejor consultar el envase. Tampoco deben consumirlos las personas con alergia a este alimento, otras legumbres o frutos secos.
Por último, cuando una persona tiene diarrea o gastroenteritis, no debería comer garbanzos. Es conveniente seguir una dieta a base de arroz, zanahoria, manzana y papas, alimentos mejor tolerados.