Sexualidad
Género fluido: identidad sexual de las nuevas generaciones
Cada vez son menos las personas que se declaran ciento por ciento heterosexuales. La generación Z, en particular, es la abanderada de la diversidad de género y sexo. Expertos explican las razones de esta transformación social.
Hasta hace poco la gente creía que el porcentaje de heterosexuales era mayor al de homosexuales y bisexuales. Aunque todavía es así, un nuevo estudio realizado en Estados Unidos y Reino Unido encontró que cada vez menos jóvenes dicen sentirse atraídos únicamente por el sexo opuesto, en comparación con los grupos más longevos.
Según el análisis de la empresa de investigación de mercados Ipsos MORI, las generaciones mayores expresan frecuentemente que solo sienten gusto por el sexo opuesto. El 84 por ciento de aquellos identificados como baby boomers (nacidos entre 1946-1964) y el 76 por ciento de los de la generación X (nacidos entre 1965 y 1980) así lo manifestaron. Pero a partir de ahí los expertos observaron una notoria diferencia, pues solo el 60 por ciento de los millennials (1981-1999) y el 52 por ciento de la generación Z o centennials (nacidos entre 1997 y 2010) se identificaron con ese enunciado. En estos dos últimos grupos, las mujeres fueron más proclives que los hombres a decir que se sienten atraídas por igual a ambos sexos. Eso le ocurre al 9 por ciento de las millennials y al 14 por ciento de las centennials.
Estos resultados dan cuenta de un cambio generacional y de la manera en que hoy se percibe la sexualidad. Todo parece indicar que los jóvenes viven su cuerpo con menos restricciones, y eso los lleva a fluctuar en diferentes puntos, sin tener que situarse en una sola posición. Así, ellos reflejan con más exactitud que la sexualidad es un espectro, y no categorías absolutas como se pensaba antes.
Que ciertas personas se identifiquen cada vez menos como heterosexuales y en cambio estén más dispuestas a experimentar con otras posibilidades podría tener mucho que ver con que su desarrollo como seres humanos se ha dado en la era de la información. Particularmente, la generación Z está compuesta por nativos digitales, lo que les permite tener una mente más abierta y reconocer diferentes maneras de asumirse e identificarse. Discrepan de simplificar los géneros en dos extremos y de ser encasillados, y abren conversaciones al respecto, en especial en las redes sociales, donde se sienten más cómodos para socializar.
Entre las nuevas generaciones cobra mayor importancia la identidad de género, es decir, la manera como se sienten en su interior y como lo exteriorizan por medio de su comportamiento y su apariencia. De hecho, más que las categorías sociales de masculino y femenino, las cuales identifican la conducta esperable de una persona de acuerdo a su género o sexo biológico. Por ello se refieren a la fluidez del género. Quienes se reconocen bajo este concepto pueden expresar un día su masculinidad, otro su feminidad, e incluso experimentar la androgeneidad o ninguno, de acuerdo a su estado. Y nada de esto tiene que ver con sus preferencias sexuales.
En un artículo académico titulado ‘Gender: It’s Complicated’, Dot Brauer, director del centro LGBTQA de la Universidad de Vermont, quien no se percibe a sí mismo ni como hombre ni como mujer –lo que lo ubica en el género no binario–, señaló que “cada vez más, los jóvenes comprenden mucho mejor que sus mayores que la identidad se comprende mediante una lente de interseccionalidad. Por ejemplo, si está tratando de entender el género de alguien, también debe tener en cuenta su edad, raza, origen étnico, capacidad, religión, etcétera”.
La atención mediática sobre la diversidad también ha sido un factor relevante para esta agitación social. Bruce Jenner, padrastro de las Kardashian, hizo pública su transición de hombre a mujer hace seis años, y hoy se llama Caitlyn. La modelo y actriz australiana Ruby Rose se declaró de género fluido, al igual que Miley Cyrus. Esta última también dijo ser pansexual, es decir, que se siente atraída sexual, romántica o emocionalmente hacia otras personas sin que para ella sea importante su sexo o identidad de género. O el caso de Steven Tyler, quien expuso en sus memorias que alguna vez dijeron de él que se sentía más mujer que hombre. Pero aseguró: “Eso es falso, y quiero aclarar el punto: es más bien mitad y mitad”, dijo en su autobiografía Does the Noise in My Head Bother You?
Aunque algunos sectores de la sociedad se resistan a estos cambios, la juventud lleva un tiempo dando batallas en terrenos como el del lenguaje inclusivo. Esas luchas, para el caso del idioma español, han hecho que se pronuncie en desacuerdo hasta la RAE. Impulsado por colectivos de diversidad sexual, se han incrementado, por ejemplo, ciertos usos para hablar de “tod@s” cuando se incluye a hombres y mujeres, “todxs” para referirse a quienes pertenecen a la comunidad LGBTQ, y “todes” para incluir a las personas de género no binario.
Ver a sus ídolos y a sus pares hablar con naturalidad del tema hace que la generación Z viva la sexualidad de una manera diferente. Para ellos es común el uso de conceptos como la pansexualidad, que se antepone a la bisexualidad porque contiene la atracción hacia hombres, mujeres, personas transgénero e intersexuales, aquellos nacidos con características biológicas que no corresponden exclusivamente a la definición de hombre o mujer. También hay quienes se identifican como asexuales ante la ausencia de cualquier tipo de interés sexual; y otros tantos como omnisexuales, que se sienten atraídos hacia todos los géneros y se diferencian de los pansexuales porque para ellos el género forma parte de esa atracción.
“Siempre han existido personas con diversas experiencias de género, pero antes de internet, existían en un aislamiento silencioso”, dice Brauer. La visibilización de esas formas de vida han llevado a Facebook y a aplicaciones de citas como Tinder y Bumble a dar la opción a los usuarios de incluir su identidad y orientación sexual en sus cuentas. En otras plataformas, como Twitter e Instagram, ha aumentado la tendencia de que sean las personas quienes incluyan en la descripción de sus perfiles los pronombres en inglés con los que se identifican y con los que esperan que se refieran a ellos: she/her/hers para ella, he/him/his para él, y them/they para los no binarios, que se traduciría como ‘elle’.
Ritch Savin-Williams, profesor emérito de psicología del desarrollo de la Universidad de Cornell, asegura que la última década ha sido crucial para la aceptación de los no heterosexuales. “Para la mayoría de la gente, la persona con la que quieren tener relaciones sexuales es del mismo sexo que aquellas de las que se enamoran. Pero hay otras personas que quieren tener sexo con un género y romance con el otro. La gente puede sentirse atraída y enamorarse de personas de diferentes géneros en diversos grados”, señala.
“La investigación nos ayuda a comprender mejor que, para algunas personas, el cuerpo y el cerebro están desconectados. La sociedad eventualmente llegará a comprender que estas son personas reales y personas amorosas y cariñosas”, dice Savin-Williams, quien está convencido de que el amor puede venir en diferentes formas, colores y sabores.