Vida Moderna
Glucosa alta: el superalimento con nutrientes que ayuda a bajar el nivel elevado
Asimismo, una alimentación saludable con actividad regular puede ayudar a controlar la diabetes.
Los niveles altos de glucosa en la sangre (hiperglucemia) pueden ser un signo de diabetes, de acuerdo con Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la diabetes es una enfermedad crónica que se presenta cuando el páncreas no secreta suficiente insulina o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce.
Además, reveló que existen varios tipos de diabetes: la diabetes sacarina de tipo 2 se debe a que el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce; mientras que la diabetes sacarina de tipo 1 se caracteriza por una producción deficiente de insulina y requiere la administración diaria de esta hormona.
Asimismo, según Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, la diabetes tipo 1 puede aparecer a cualquier edad, pero suele presentarse en la infancia o adolescencia; y la diabetes tipo 2 (más frecuente) puede aparecer a cualquier edad, pero es más común en personas mayores de 40 años.
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Por tal razón, se diagnostica diabetes si el nivel de glucosa en ayunas es de 126 mg/dl (7.0 mmol/L) o superior en dos exámenes diferentes. Los niveles entre 100 y 125 mg/dl (5.5 y 7.0 mmol/L) se denominan alteración de la glucosa en ayunas o prediabetes. Estos niveles son factores de riesgo para la diabetes tipo 2.
En consecuencia, el tratamiento de la diabetes consiste en llevar una dieta saludable y esta puede estar acompañada de alimentos que ayuden a reducir los niveles de azúcar en la sangre como lo hacen las semillas de chía, según el portal Terra, pues un estudio de Harvard Health que fue citado por el medio señaló que dichas semillas redujeron “la glucosa en sangre en un 39 %”.
Por su parte, se ha demostrado que existen algunas medidas simples relacionadas con los hábitos que previenen eficazmente o que retrasan la aparición de la diabetes de tipo 2 y para ayudar a prevenir este tipo de diabetes y sus complicaciones se deben seguir estas conductas, según la OMS:
- Realizar actividad física. Las nuevas directrices de la OMS recomiendan por lo menos de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad, y un promedio de 60 minutos al día para los niños y adolescentes.
- No consumir tabaco, puesto que fumar aumenta el riesgo de sufrir diabetes y enfermedades cardiovasculares.
- Tomar una alimentación saludable, sin azúcar ni grasas saturadas.
Hay que tener en cuenta que algunos alimentos que suben la insulina en la sangre son: chocolates, caramelos, mermeladas, miel, helados, gaseosas, alcohol, galletas dulces, comida rápida, harina de trigo refinada, cereales azucarados, entre otros.
Además, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos indicó que con el tiempo el exceso de glucosa en la sangre puede causar problemas serios; también, puede dañar los ojos, los riñones y los nervios. La diabetes también puede causar enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y la necesidad de amputar un miembro.
De hecho, a finales del 2020, el Ministerio de Salud reveló que entre un 7 % y un 9 % de la población adulta padece diabetes. Es decir, que existen en el país alrededor de dos millones de personas con la enfermedad. Sin embargo, casi la mitad desconoce su condición.
Por su parte, Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, señaló que algunos de los signos y síntomas de la diabetes tipo 1 y tipo 2 son: aumento de la sed, micción frecuente, hambre extrema, pérdida de peso sin causa aparente, presencia de cetonas en la orina (las cetonas son un subproducto de la descomposición de músculo y grasa que ocurre cuando no hay suficiente insulina disponible), fatiga, irritabilidad, visión borrosa, llagas que tardan en cicatrizar, infecciones frecuentes (en las encías o en la piel) e infecciones vaginales.