CRIANZA
Guerra por las pantallas entre padres e hijos
Los niños pasan cada vez más tiempo pegados a las tabletas y celulares y los papás no saben cómo controlarlos. Los expertos hacen estas recomendaciones para evitar conflictos en casa.
Claudia está desesperada. Su hijo David, de 8 años, pasa horas con su iPad jugando Minecraft, una especie de Lego virtual donde los niños pueden construir lo que deseen mediante bloques con texturas tridimensionales, además de explorar el entorno, recolectar recursos, crear objetos y combatir criaturas para sobrevivir. Como este no es un videojuego lineal, los usuarios pueden pasar horas inmersos en él, tal y como le sucede a David. “Él quiere jugar antes de irse al colegio y se acuesta tarde en las noches por ese motivo”, dice su mamá, que no sabe cómo controlarlo porque le hace berrinche cuando le esconde la tableta.
Casos como este son pan de cada día en las casas y una causa recurrente de peleas familiares, pues los niños y adolescentes quieren jugar con los dispositivos móviles pero sus papás preferirían verlos en otras actividades de ocio y aprendizaje. “A los padres les parece mejor que jueguen Lego en el piso y quizás les parezca incómodo verlos con las tabletas a toda hora, pero es el mundo en el que nacieron”, dice la autora Katie Roiphe, quien puso sobre la mesa este polémico tema con un artículo reciente publicado en The Financial Times Magazine. En él afirma que muchos miedos de los padres son infundados, pues ha visto que algunos llegan al extremo de prohibir a sus hijos usar los aparatos por temor a que se vuelvan obesos, apáticos e incapaces de entablar relaciones sociales. “Siempre ha ocurrido, de generación en generación, que los papás consideran nocivas las cosas que ellos no tuvieron en su infancia”, dice Roiphe. Pero en cierta forma juegos como Minecraft o Pokémon Go! imponen algo universal que todo niño ha hecho desde tiempos inmemoriales con los juguetes de su época: “Vivir en un mundo mágico mucho más atractivo que el que los adultos les ofrecen”, añade la autora.
Aunque algunos estudios científicos han señalado que pasar tantas horas con un celular o una tableta puede ser nocivo para los niños y adolescentes, la clave está en lograr un equilibrio y que los papás no se vuelvan demasiado estrictos, pues las nuevas tecnologías “están presentes en la vida de los pequeños de manera cada vez más frecuente y exponencial. No solo como herramientas de ocio, sino también de recreo y educación” dijo a SEMANA Germán Casas, psiquiatra infantil. El experto asegura que el acceso a la tecnología que los niños tenían hace cinco años se ha multiplicado por cien y por eso los temores de los padres han aumentado notoriamente. Sin embargo, “es un tema para tratar con pinzas. No se puede hablar de que sea bueno o malo, sino de cómo manejarlo de la mejor forma. Los extremos nunca son buenos”, señala Casas.
Un estudio hecho por investigadores del Centro Médico Infantil Cohen de Nueva York, Estados Unidos, reveló que al menos el 97 por ciento de los niños entre los 0 y 3 años ya han tenido contacto con las pantallas. De hecho, se estima que comienzan a manipularlos en promedio a los 11 meses, antes de aprender a hablar o a escribir. Por eso no es una sorpresa que se vuelvan expertos. Lo curioso es que muchos papás que se quejan porque sus hijos no les prestan atención son los mismos que les regalaron un iPad o un smartphone para distraerlos y calmarlos cuando eran bebés. Casas afirma que muchos padres usan estos aparatos como un antídoto para calmar los berrinches de los pequeños y a veces los malacostumbran.
Por eso los expertos recomiendan que los padres se abstengan de regalarles un celular o una tableta a sus hijos antes de los 2 años, pues su cerebro está en una etapa delicada de desarrollo y es preferible evitarlo. Según las últimas recomendaciones de la Asociación Estadounidense de Pediatría (AAP, por su sigla en inglés), solo los videochat son aptos para bebés entre los 18 y 24 meses de edad, pero de todos modos es preferible no ponerlos en contacto con las pantallas. Ya entre los 2 y 5 años sí pueden usarlas, pero los papás deben permitirlo máximo una hora al día. Y después de los 6 años deben estar pendientes de los contenidos y evitar que esta actividad afecte el ciclo normal de sueño, el horario de las comidas y el tiempo que dedican a hacer ejercicio.
Al respecto, Casas dice que los papás deben tener siempre la autoridad, procurar que usen estos aparatos solo después de que hayan realizado algún ejercicio y nunca de noche porque los estímulos luminosos afectan la melatonina u hormona del sueño. Lo ideal es que traten de hacerles ver que es un premio si se portaron bien y no dejar que los usen cuando quieran. “Siempre debe prevalecer la actividad física e interactiva con juguetes y utensilios por encima de la digital. Salir al parque a jugar es vital para la formación de los músculos y el desarrollo de la motricidad fina”, dice el experto.
Daniel Solarte, miembro del grupo de investigación Medicina y Nuevas Tecnologías (MNT) de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá, afirma que es útil que los papás se familiaricen con los videojuegos y las aplicaciones para no perder el control de la situación y evitar que los menores corran riesgos. Para eso hay clasificaciones, similares a las de las películas, que determinan las edades para las cuales son aptos los contenidos. También existen herramientas de control parental cada vez más avanzadas y tutoriales en internet con los cuales es posible prevenir que los más pequeños entren en contacto con imágenes de sexo o violencia. “Los papás pueden cuadrar el horario en que la tableta puede estar encendida y tener un filtro de búsqueda que se activa con una contraseña que solo ellos conocen”, explicó Solarte a SEMANA.
Pero los padres también deben ser conscientes de que cada vez hay más herramientas educativas y no solo juegos. Casas afirma que hoy en día hay una amplia gama de aplicaciones para niños que ahora usan los colegios e instituciones educativas. Incluso algunas les sirven a los pediatras para tratar pequeños con dificultades de aprendizaje por problemas auditivos, de lenguaje o autismo. Esta tecnología aplicada para el aprendizaje resulta muy útil y tiene respaldo científico. También hay varias apps de moda que les permiten a los papás monitorear la salud de sus hijos.
Los expertos coinciden en que los padres no solo deben controlar el tiempo que pasan frente a las pantallas, sino también el que ellos le dedican a esta actividad. “Los niños conocen el mundo a través de sus padres. De tal modo que si ven que ellos tampoco desconectan las pantallas, no les harán caso y repetirán las mismas acciones”, dice el psicólogo Alberto Soler. Por eso los límites para usar los aparatos deben aplicarse en la casa como regla general para todos, en lo que algunos llaman la “dieta digital”. Es decir, un régimen que controle el uso de dispositivos móviles a niveles saludables, para nunca caer en los excesos.