Hábito que perjudica el nivel de energía; lo hace sentir como si no hubiera dormido bien

National Institutes of Health (NIH) asegura que dormir es indispensable para el cuerpo porque hace parte de su bienestar. De acuerdo con el doctor Merrill Mitler, “mantiene todos los aspectos del cuerpo de una forma u otra: el equilibrio energético y molecular, así como también la función intelectual, el estado de alerta y el humor”.

No todas las personas se les facilita dormir las 7 y/u 8 horas recomendadas, ya sea porque se despiertan a medianoche, no concilian el sueño, y otro sin número de factores que les impide descansar, que ciertamente puede ser normal cuando es ocasional, pero cuando es permanente puede ser perjudicial para la salud.

Uno de esos factores, es la clase de alimento que consuma, hay quienes afirman que comer en las noches es necesario, y no siempre afectaría la calidad del sueño. En todo momento se necesita energía incluso al dormir. Pero si se acuesta sin ingerir algo, el cuerpo puede retener carbohidratos y grasas, como reserva, en lugar de gastarlos.

A veces las personas que se duermen con hambre, se tienen que levantar a comer y es ahí, cuando se ve afectado el sueño. Además, esto puede aumentar la producción de cortisol. Sin embargo, existen ciertos alimentos que pueden ser inductores del descanso, sobre todo aquellos que son ricos en melatonina:

• Plátanos
• Cebollas
• Espárragos
• Nueces
• Avena
• Cerezas
• Jengibre

No es solo el hecho de comer lo que puede perjudicar el nivel de energía; también es importante saber cuánto, a qué hora y la clase de alimentos. Para empezar, no es un buen hábito hacer la comida más fuerte cerca de la hora de acostarse.

Pues el metabolismo no trabaja igual que a lo largo del día, aunque sea la misma comida. Por ejemplo, una carne en bistec. De este modo, se puede ver afectada la capacidad del cuerpo para obtener energía a partir de dicho alimento, así lo indicó el portal Mejor con Salud.

Es por eso, que las comidas copiosas por las noches pueden interrumpir el sueño. Además, se tiene que ver el tipo de alimentos, ya que en ocasiones se pueden consumir poco saludables, que son:

• Muchas calorías: la cena no debería representar más del 15 % de las calorías de la jornada.
• Alto contenido de carbohidratos
• Demasiada grasa: los embutidos y las grasas saturadas.
• Mucha proteína: si bien las de origen animal son beneficiosas, ya que aportan triptófano, las mismas también suelen ser difíciles de digerir, lo que podría afectar el descanso.
• Exceso de sal: puede hacer que se levante a mitad de la noche para ir al baño.
• Lácteos: según el NIDDK, 36 % de las personas en Estados Unidos son intolerantes a la lactosa; y el consumir estos alimentos de noche aumenta las posibilidades de flatulencias.

• Bebidas con cafeína: se incluye el chocolate y las energéticas. Según estudios, estas últimas pueden afectar la salud del corazón, aumentando la tensión arterial.
• Alcohol: puede contribuir a que se deshidrate, haciendo que se mueva más lento al día siguiente. Sin dejar de mencionar el dolor de cabeza, producto de la resaca.
• Alimentos picantes o ácidos.

Estas comidas suelen traer otras consecuencias, como mala digestión, dolores estomacales, acidez y reflujo, ya que al dormir en posición horizontal, es más probable que los ácidos gástricos pasen al esófago.