Vida Moderna
Hábitos comunes que afectan la salud después de los 60 años
Es esencial garantizar un descanso adecuado y regular para mantener una buena salud.
A lo largo de la vida cotidiana, es frecuente adoptar ciertos hábitos que, de manera inadvertida, pueden tener repercusiones en diversos aspectos de la salud. Aunque estos comportamientos no parezcan tener efectos inmediatos, pueden resultar perjudiciales en el futuro, especialmente para las personas mayores de 60 años.
Hábitos que afectan a mayores de 60 años
La inactividad física, el exceso de tiempo frente a las pantallas, una dieta deficiente y el tabaquismo son hábitos cotidianos que, aunque no muestren sus efectos de inmediato, pueden ser perjudiciales para la salud a medida que las personas envejecen. Estas prácticas pueden poner en riesgo varios aspectos de la salud física y mental, lo que destaca la importancia de tomar conciencia de los peligros asociados a ciertas acciones diarias. Los malos hábitos pueden desarrollarse inadvertidamente y afectar la calidad de vida en el futuro, y esto es aún más crítico en personas mayores de 60 años, quienes requieren un mayor cuidado de su salud. A continuación, se describen algunos de estos hábitos perjudiciales que deben evitarse.
1. Fumar
El consumo de tabaco ha sido ampliamente reconocido como una de las principales causas de enfermedades pulmonares, incluyendo el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el cáncer de pulmón. Este hábito tiene un impacto negativo tanto en la salud actual como futura de las personas. Sin embargo, su influencia no se limita solo a la salud pulmonar, ya que dejar de fumar también puede tener beneficios significativos para la salud mental, según lo sugiere una investigación realizada por la Universidad de Washington.
2. Llevar una mala alimentación
Una dieta desequilibrada, caracterizada por un exceso de alimentos procesados y la falta de nutrientes esenciales, puede tener repercusiones significativas en varios aspectos de la salud. Según un estudio publicado en la revista Nutrición Clínica y Metabolismo, la alimentación desempeña un papel fundamental en el desarrollo neuronal, el cual depende de la ingesta de ciertos nutrientes clave, como el hierro, el zinc, el yodo, las vitaminas B y D. Además, aproximadamente el 20 % de la grasa presente en el cerebro está constituida por ácidos grasos esenciales, como los omega-3 y 6, que se obtienen a través de la dieta.
Tendencias
Por otro lado, una investigación realizada por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras resalta la influencia de la alimentación en la salud mental. Según este estudio, las deficiencias nutricionales son comunes en personas que padecen depresión, y mejorar la calidad de la alimentación puede tener un impacto positivo en la eficacia de los tratamientos antidepresivos.
En términos generales, una dieta equilibrada, considerada un hábito saludable, debe incluir elementos como agua, nueces y frutos secos, frutas, una variedad de verduras, cereales integrales y pescados. Estos alimentos proporcionan los nutrientes esenciales necesarios para mantener una buena salud y apoyar el desarrollo neuronal y mental adecuado.
3. Tener sueño desordenado
Un hábito que puede tener un impacto negativo en la salud es la calidad del sueño. Dormir de manera irregular, insuficiente o en horarios variados puede desencadenar problemas hormonales. Dado que las hormonas desempeñan un papel fundamental en el funcionamiento celular, la falta de sueño puede afectar el estado de ánimo, el peso corporal y los niveles de azúcar en sangre. Es esencial garantizar un descanso adecuado y regular para mantener una buena salud.
4. Estar en soledad
Tener momentos de soledad puede ser beneficioso para la reflexión y el autodescubrimiento, pero la soledad no deseada puede tener un impacto negativo en la salud mental y física. Este hábito puede estar relacionado con la ansiedad y la depresión, y es más común en personas mayores, especialmente en aquellas que se han retirado de la vida laboral. Estudios realizados por la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica sugieren que la soledad en personas de edad avanzada puede ser un predictor del deterioro cognitivo.
Además, investigaciones de la Universidad Jaume I han encontrado que los sentimientos de soledad están vinculados con la fatiga, la inactividad y la disminución de la funcionalidad. En el caso de las personas mayores, este hábito puede incluso aumentar el riesgo de mortalidad.
Para evitar la soledad no deseada, se pueden tomar medidas como establecer redes de contacto en diversas actividades, mantener relaciones sociales del trabajo después de jubilarse, acercarse a la familia y participar en programas y viajes para personas mayores. Estas acciones fomentan la interacción social y ayudan a prevenir la soledad como hábito perjudicial.