SALUD
Hígado graso: cinco remedios herbales para combatirlo
Demasiada grasa en este órgano causa inflamación, que puede dañarlo y crear cicatrices.
El hígado es el órgano más grande dentro del cuerpo. Desempeña funciones clave como digerir los alimentos, almacenar energía y eliminar las toxinas.
Normalmente contiene algunas cantidades bajas de grasa. Sin embargo, cuando esta sustancia se acumula, se genera una enfermedad conocida como esteatosis hepática o hígado graso. Según el portal Healthline, demasiada grasa en este órgano causa inflamación, que puede dañarlo y crear cicatrices.
Cuando esto se presenta de manera grave es posible que derive en insuficiencia hepática. Si este padecimiento se da en una persona que bebe mucho alcohol, se conoce como enfermedad del hígado graso por alcohol.
De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, por ahora no hay medicamentos aprobados que permitan tratar el problema. Las investigaciones sugieren que ciertas afecciones de salud, los genes, la dieta y el aparato digestivo harían a la persona más propensa a desarrollar este padecimiento cuando no está relacionado con la ingesta de alcohol.
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Para los especialistas es clave llevar una dieta equilibrada y practicar ejercicio de forma regular con el fin de mantener este órgano y, en general, el organismo en buenas condiciones. En este marco se pueden incluir algunos remedios caseros preparados a base de hierbas que ayudarían a cuidarlo.
Diente de león
Información del portal Salud Mapfre de España, indica que esta planta ejerce acción sobre el hígado y la vesícula biliar favoreciendo la formación y secreción de bilis, lo que facilita la digestión de las grasas y previene la formación de cálculos biliares. Asimismo, tiene la capacidad de regenerar el hígado y protegerlo de sustancias tóxicas.
Al respecto, el sitio web Tua Saúde indica que hay evidencia que confirma que algunos componentes como los polifenoles, flavonoides y polisacáridos, que contiene el diente de león, poseen efectos beneficiosos sobre las funciones hepáticas, reduciendo la inflamación y el daño oxidativo.
Cardo marino
La semilla de esta planta contiene silimarina, una sustancia hepatoprotectora. Se dice que es bueno para regenerar el tejido del hígado en hepatitis agudas y leves, también para el tratamiento de la insuficiencia hepatobiliar y la ictericia, pues ayuda a la desintoxicación, y en fases iniciales de cirrosis por abuso de alcohol. Se puede consumir en infusión, dos o tres veces al día.
Frente a los beneficios para el hígado de esta planta, el instituto de investigación Mayo Clinic indica que la investigación sobre sus efectos en enfermedades hepáticas, como la cirrosis y la hepatitis C ha mostrado diversos resultados.
Alcachofa
Esta planta contiene un componente activo llamado cinarina, que tiene un efecto hepatoprotector. Destaca por ser rica en minerales, oligoelementos y un ácido denominado cinarina que fluidifica la bilis y ayuda a emulsionar las grasas que se acumulan en el hígado.
Cúrcuma
Esta especia contiene curcuminoides, sustancias desintoxicantes y protectoras de este órgano. Es antiinflamatoria, favorece la eliminación de carcinógenos y reduce los trastornos hepáticos degenerativos, afirma el portal Cuerpo Mente.
Boldo
El boldo es un remedio digestivo y su mayor virtud es, según la citada fuente, que estimula la producción de bilis, de ahí su capacidad hepatoprotectora y digestiva. También se utiliza como antiinflamatorio, analgésico y diurético.
La importancia de diagnosticarlo
De acuerdo con los expertos, es muy frecuente que esta enfermedad no se diagnostique a tiempo y cuando esto sucede puede causar una afección hepática más grave conocida como esteatohepatitis no alcohólica (EHNA).
Este padecimiento involucra mayor acumulación de grasa e inflamación que daña las células hepáticas. Esto puede provocar fibrosis, o cicatrización tisular, a medida que las células hepáticas son lesionadas repetidamente y mueren.
“Desafortunadamente, es difícil predecir si el hígado graso progresará a EHNA, lo que puede aumentar significativamente el riesgo de cirrosis (cicatrización severa que perjudica la función hepática) y cáncer de hígado”, precisa Healthline.
¿Quién está en riesgo de padecer la enfermedad?
Si bien no se tiene clara la causa que origina esta enfermedad, de acuerdo con los análisis científicos, es más común que se presente en personas que:
- Tienen diabetes tipo 2 y prediabetes.
- Tienen obesidad.
- Son de mediana edad o mayores (aunque los niños también pueden sufrirla).
- Tienen altos niveles de lípidos (grasas) en la sangre, como colesterol y triglicéridos.
- Tienen presión arterial alta.
- Toman ciertos medicamentos, como los corticoides y algunas medicinas contra el cáncer.
- Tienen ciertos trastornos metabólicos, incluyendo síndrome metabólico.
- Pierden peso muy rápido.
- Tienen ciertas infecciones como la hepatitis C.
- Han estado expuestas a algunas toxinas.
¿Cuáles son los tratamientos para el hígado graso?
No hay medicamentos que hayan sido aprobados para tratar el hígado graso. Los estudios tratan de determinar si un determinado medicamento para la diabetes o la vitamina E puede ayudar, pero se necesita mayor investigación, precisa la Biblioteca Nacional de Medicina.
Una de las principales recomendaciones para aliviar esta afección es bajar de peso. Eliminar unos kilos de más reduce la grasa, la inflamación y la fibrosis en el hígado. Cuando la enfermedad se presenta por consumo de alcohol se debe dejar ese hábito.
Este padecimiento es posible que conduzca a cirrosis. Los médicos pueden tratar los problemas de salud causados por la cirrosis con medicamentos, operaciones y otros procedimientos médicos, pero si la cirrosis conduce a insuficiencia hepática, es posible que se requiera de un trasplante de hígado.
Complicaciones de la enfermedad
La principal complicación de la enfermedad del hígado graso es la cirrosis, que es una cicatrización tardía en este órgano. Según Mayo Clinic, normalmente se presenta como respuesta a una lesión hepática, como la inflamación. A medida que el hígado trata de detener la inflamación, produce áreas de cicatrización (fibrosis). Con la inflamación continua, la fibrosis se propaga y afecta a cada vez más tejido hepático.
Si el proceso no se interrumpe, la cirrosis puede provocar lo siguiente:
- Acumulación de líquido en el abdomen (ascitis)
- Hinchazón de las venas del esófago (várices esofágicas), que pueden romperse y sangrar
- Confusión, somnolencia y dificultad en el habla (encefalopatía hepática)
- Cáncer de hígado
- Insuficiencia hepática terminal, lo cual significa que el hígado ha dejado de funcionar
Cambios en el estilo de vida
Cuando una persona quiere mejorar su condición frente a las molestias por el hígado graso debe tener en cuenta las siguientes recomendaciones y ajustar cambios en su estilo de vida.
- Consumir una dieta saludable, limitando la sal y el azúcar, además de comer muchas frutas, verduras y granos integrales.
- Obtener las vacunas contra la hepatitis A y B, la gripa y la enfermedad neumocócica. Cuando una persona tiene hepatitis A o B junto con hígado graso, es más probable que conduzca a insuficiencia hepática. Las personas con enfermedad hepática crónica son más propensas a contraer infecciones, por lo que las otras dos vacunas también son importantes.
- Hacer ejercicio con frecuencia, lo que le puede ayudar a perder peso y reducir la grasa en el hígado.