Vida Moderna
Hígado graso: el alimento probiótico que ayuda a combatirlo
El hígado es uno de los cinco órganos vitales del cuerpo.
La enfermedad del hígado graso no alcohólico es un tipo de hígado graso que no está relacionada con el consumo de alcohol, de acuerdo con Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos
Además, explicó que existen dos tipos:
- Hígado graso simple: Hay grasa en el hígado, pero poca o ninguna inflamación o daño en las células del hígado. En general, el hígado graso simple no es demasiado serio como para causar daño o complicaciones al hígado.
- Esteatosis hepática no alcohólica: Existe inflamación y daños en las células del hígado, y grasa. La inflamación y el daño de las células del hígado pueden causar fibrosis o cicatrización del hígado. La esteatosis puede causar cirrosis o cáncer de hígado.
Asimismo, Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, señaló que los factores de riesgo de padecer hígado graso no alcohólico incluyen:
- Colesterol alto.
- Niveles altos de triglicéridos en la sangre.
- Síndrome metabólico.
- Obesidad, particularmente cuando la grasa se concentra en el abdomen.
- Síndrome del ovario poliquístico.
- Apnea del sueño.
- Diabetes tipo 2.
- Baja actividad de la tiroides (hipotiroidismo).
- Baja actividad de la glándula pituitaria (hipopituitarismo).
Por ello, la revista Muy Interesante, reveló que un estudio realizado por el equipo de Bioquímica de la Nutrición descubrió que los probióticos reducen la grasa en el hígado.
“La administración de los probióticos produjo una acumulación de lípidos (mayoritariamente triacilgliceroles) en el hígado significativamente menor que la que tuvo lugar en ratas alimentadas con un placebo. Además, este hallazgo se acompañó de unos menores valores de moléculas proinflamatorias (factor de necrosis tumoral-a, interleuquina-6 y lipopolisacárido) en el suero de las ratas alimentadas con probióticos, efectos que no se observaron con el placebo”, dijo Luis Fontana Gallego, líder del estudio, según la revista.
Así las cosas, los alimentos recomendados son: el yogur, el chucrut, el tempeh, el kimchi, el kéfir, las aceitunas y encurtidos, entre otros. Sin embargo, también hay medicamentos con probióticos.
“No hay medicamentos que hayan sido aprobados para tratar el hígado graso. Los estudios están buscando si un determinado medicamento para la diabetes o la vitamina E puede ayudar, pero se necesita mayor investigación”, explicó la biblioteca.
De todos modos, antes de consumir algún alimento, lo primero que hay que hacer es consultar al médico tratante o a un nutricionista para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona, pues las anteriores recomendaciones no son las indicadas para todas las personas, ya que la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.
Por su parte, otras recomendaciones para cuidar el hígado, que es el órgano más grande dentro del cuerpo, se debe:
- Bajar de peso. Si la persona tiene sobrepeso u obesidad, es ideal reducir la cantidad de calorías que consume a diario y aumentar lentamente la cantidad de ejercicio para perder peso. La reducción de calorías es la clave para perder peso y controlar esta enfermedad. Sin embargo, si se ha intentado perder peso antes, pero no se ha tenido éxito, es importante pedirle ayuda al médico.
- Tener una dieta saludable: esta debe incluir al menos 400 g (o sea, cinco porciones) de frutas y hortalizas al día, menos del 10 % de la ingesta calórica total de azúcares libres, menos del 30 % de la ingesta calórica diaria procedente de grasas y menos de cinco gramos de sal (aproximadamente una cucharadita) al día y la sal debería ser yodada.
- Hacer ejercicio: las nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan por lo menos de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad.