La niña que cambió la vida de un anciano solitario

Norah es una niña de 4 años que siente un afecto particular por la gente mayor. Una vez dijo que le gustaba mucho la piel de los ancianos porque es suave, que también le gustaban por sus movimientos lentos y que como estaban enfermando y eran sus últimos días los iba a amar siempre.

El día en que la pequeña estaba de cumpleaños fue con su madre al supermercado a comprar algunas cosas para la fiesta. Mientras Tara, la madre de la niña, escogía algunos artículos de limpieza, Norah se acercó a un hombre y le dijo: “hola anciano, hoy es mi cumpleaños”.

Tara sintió mucha vergüenza así que se acercó para pedirle disculpas. Pero mientras iba se dio cuenta de que el hombre no estaba enojado en lo absoluto y que por el contrario quería entablar una conversación con Norah. “Hola pequeña dama, ¿cuántos años cumples?”, le dijo.

Conversaron unos segundos y luego se despidieron. Mientras caminaban la niña le dijo a su madre: "¿Puedo tomarme una foto con el anciano por mi cumpleaños?". La madre sabía que no podría haber ido muy lejos así que recorrieron algunos pasillos hasta que encontraron al señor.

Tara el preguntó si podía tomarle una fotografía con Norah, ya que suele publicar en redes sociales las aventuras de su hija y lo que aprende de sus ocurrencias. Pero además Norah quería tomarse una foto con él por su cumpleaños.

El anciano quedó sorprendido. Se presentó: “me llamó Dan” dijo él.  Se tomaron la foto en la que aparecen abrazandose como si se conocieran de toda la vida. Norah lagradeció a Dan por haberse tomado una foto con ella y Dan contestó con lágrimas en los ojos: "No, gracias a ti. Este ha sido el mejor día que he tenido en mucho tiempo. Me has hecho tan feliz señorita Norah".

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Luego Tara publicó la historia en su Facebook y para su sorpresa el comentario se hizo viral. Pero además una de las personas que vió la publicación le contó a Tara que hace unos meses la esposa de Dan había muerto y que se encontraba triste y solo. Al saber esto, madre e hija que decidieron contactar a Dan y visitarlo.

El segundo día que se encontraron Dan lucía un traje un poco más formal, se había cortado el cabello, había preparado pastelillos y también compró crayones para que Norah hiciera unos dibujos que luego él pondía en la nevera.

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Cuando se despidieron Dan cortó una rosa de su jardín y se la dio de regalo a modo de gratitud por tan grato detalle. La niña guardó la rosa en una bolsa plástica y ahora durme con ella debajo de su almohada todos los días.

Tara y Norah visitan con fercuencia a su amigo Dan. Él ha confesado que ha vuelto a recuperar el sueño, pues desde que su esposa murió empezó a sufrir de insomnio. Tara por su parte cuenta que Dan se ha vuelto parte de la familia y está invitado a todas las celebraciones famliares, incluído el pasado Halloween. 

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Desde que Dan y Norah se encontraron él nunca ha vuelto a estar solo. Tal como dijo la madre de Norah "a veces hablar con extraños se convierte en la cosa más bella y plena del mundo".