SALUD
Infarto: cuáles son los síntomas de alerta y cómo prevenirlo
Una mala alimentación y la falta de ejercicio físico se asocian con enfermedades cardiovasculares.
El infarto de miocardio, también conocido como ataque cardíaco, se produce cuando se bloquea o se reduce de forma significativa el flujo de sangre que va al corazón.
Normalmente, esto se presenta por una obstrucción que está relacionada con una acumulación de grasa, colesterol y otras sustancias en las arterias del corazón (coronarias). “Los depósitos de grasa que contienen colesterol se llaman placas y al proceso de acumulación de placas se le conoce como ateroesclerosis”, precisa el instituto de investigación Mayo Clinic.
En ocasiones esas placas pueden romperse y formar un coágulo que bloquea el flujo de la sangre. Cuando esta situación se presenta se puede dañar o destruir una parte del músculo cardíaco.
Existen varios síntomas que podrían evidenciar que una persona está presentando un ataque cardíaco y a los cuales se les debe prestar atención. Dentro de las señales están: dolor en el pecho que puede sentirse como presión, opresión, dolor, o sensación opresiva o de dolor; molestias que se propagan al hombro, al brazo, a la espalda, al cuello, a la mandíbula, a los dientes o, a veces, a la parte superior del abdomen; sudor frío; fatiga; acidez estomacal o indigestión; aturdimiento o mareos repentinos, náuseas y falta de aire.
Las mujeres pueden tener síntomas atípicos, como dolor punzante o breve en el cuello, el brazo o la espalda. A veces, el primer síntoma de un ataque cardíaco es un paro cardíaco repentino. “Algunos ataques cardíacos se producen de repente, pero muchas personas tienen signos y síntomas de advertencia horas, días o semanas antes”, asegura Mayo Clinic.
Las causas de un infarto no siempre se conocen, sin embargo, según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, existen factores de riesgo como la edad, el consumo de tabaco, la presión arterial alta, el colesterol elevado, la obesidad, la diabetes, la falta de ejercicio, el estrés y el consumo de drogas ilícitas.
La Fundación Española del Corazón indica que dado que estos factores de riesgo siempre se asocian con la posibilidad de desarrollar enfermedades cardiovasculares, los infartos al miocardio podrían prevenirse en un alto porcentaje.
“En el 90 % de los infartos se puede identificar un factor de riesgo cardiovascular evitable y potencialmente reversible, entre los que el más importante es el tabaco, pero también una dieta insana y la falta de ejercicio físico, dos malos hábitos que pueden conducir a la alteración de las cifras de presión arterial, el colesterol, los lípidos en sangre, la obesidad y la diabetes”, precisa la mencionada institución en su página web.
Para los especialistas, el riesgo de infarto se puede prevenir solo dejando de fumar, con la práctica de ejercicio físico regular y llevando una dieta sana, rica en frutas y verduras y alejada de alimentos procesados con altos niveles de grasas y calorías.
Complicaciones
Los especialistas de Mayo Clinic indican que cuanto se presenta un infarto se puede generar diversas complicaciones entre ellas, las siguientes:
- Ritmos cardíacos irregulares o inusuales (arritmias). Los daños por un ataque cardíaco pueden afectar el desplazamiento de las señales eléctricas en el corazón y producir cambios en los latidos cardíacos. Algunos cambios pueden ser graves y mortales.
- Choque cardiógeno. Esta afección poco frecuente ocurre cuando el corazón, de manera repentina, no puede bombear sangre.
- Insuficiencia cardíaca. Si el tejido del músculo cardíaco se ha dañado gravemente, es posible que el corazón no pueda bombear sangre. La insuficiencia cardíaca puede ser temporal o de larga duración (crónica).
- Inflamación del tejido en forma de saco que rodea al corazón (pericarditis). A veces, el ataque cardíaco desencadena una reacción defectuosa del sistema inmunitario. Esta afección puede llamarse síndrome de Dressler, síndrome posterior a un infarto de miocardio o síndrome de lesión poscardíaca.
- Paro cardíaco. El corazón se detiene sin señales previas. Un cambio repentino en las señales cardíacas provoca un paro cardíaco repentino. Un ataque cardíaco aumenta el riesgo de sufrir esta afección mortal, que si no se trata de forma inmediata, puede provocar la muerte (muerte cardíaca súbita).