Vida Moderna
La cantidad de frutas y verduras que se deben comer para mejorar la circulación sanguínea
Este hábito también puede ser de gran beneficio para otros aspectos de la salud física de las personas.
Pocas cosas son tan importantes en términos de salud como la alimentación. Y es que si bien el entorno, la contaminación o el clima pueden hacer que la condición física de una persona mejore o se deteriore, es lo que esta consume lo que le brinda el mayor porcentaje de vitaminas, minerales u otros nutrientes esenciales.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud ha sido enfática en la manera en que se deberían llevar los hábitos alimenticios en la vida de una persona promedio. Asimismo, ha hecho advertencias de cómo una dieta desbalanceada podría ocasionar serias consecuencias con el tiempo.
“Llevar una dieta sana a lo largo de la vida ayuda a prevenir la malnutrición en todas sus formas, así como diferentes enfermedades no transmisibles y trastornos. Sin embargo, el aumento de la producción de alimentos procesados, la rápida urbanización y el cambio en los estilos de vida han dado lugar a un cambio en los hábitos alimentarios”, menciona al respecto la autoridad sanitaria.
Por su parte, también ha hecho un balance de cómo come la población actualmente. “Las personas consumen más alimentos hipercalóricos, grasas, azúcares libres y sal/sodio; por otra parte, muchas personas no comen suficientes frutas, verduras y fibra dietética, como por ejemplo cereales integrales”, agrega la entidad.
Así las cosas, uno de los tipos de alimentos enlistados anteriormente que es más importante son las frutas, debido a que son totalmente naturales, sin influencia de la industria y con gran contenido nutricional. A su vez, son concentraciones de energía sin mucho riesgo de aumentar el azúcar o las grasas saturadas.
En ese sentido, lo aconsejado por los expertos en cuanto a la ingesta es claro. “La OMS recomienda consumir unos 400 gramos de frutas y hortalizas cada día como ayuda inestimable para prevenir enfermedades crónicas, incluyendo las cardiovasculares, el cáncer, la diabetes tipo 2 y la obesidad”, añade el organismo.
Por otro lado, comer frutas también ayudará a evitar enfermedades, como se leyó anteriormente, entre esas aquellas que tienen que ver con la circulación sanguínea.
Algunos cítricos, por ejemplo son ricos en antioxidantes flavonoides, los cuales son de gran aporte para el estado cardiovascular, pues ayudan a las arterias y venas a que se ensanchen cuando aumenta el flujo de la sangre.
Por otro lado, los arándanos son fuente de antocianina, la cual estimula la liberación de óxido nítrico y colaborando a que se reduzca la presión arterial. De otro lado, puede aportar a que las paredes de las arterias estén protegidas.
Mientras tanto, la sandía y el melón son dos frutas ricas en licopeno, el cual es un antioxidante capaz de impulsar la circulación sanguínea y reducir los coágulos que pueden formarse con frecuencia, entorpeciendo la circulación.
Otra de las opciones es la fresa, rica en antioxidantes y minerales como manganeso, magnesio y potasio, además de ser fuente de vitaminas C, B2, B3 y fibra. De acuerdo con una publicación realizada en la revista académica Critical Reviews in Food Science and Nutrition, estas frutas también aportan vitaminas E y A.
Esta riqueza nutricional la convierten en una buena alternativa para hacerle frente a algunas afecciones de salud y dentro de sus beneficios destaca que ayudan a mejorar la circulación sanguínea y a regular los niveles de colesterol y triglicéridos en el cuerpo.
Una publicación en el portal Salud Digital indica que tanto las fresas como los arándanos y otros frutos rojos resultan muy saludables para darle fluidez a la sangre. “Podrían reducir, hasta en un tercio, el riesgo de sufrir un ataque cardíaco, gracias a sus flavonoides, los cuales ayudan a dilatar las arterias y proporcionan beneficios cardiovasculares, de acuerdo con la revista Circulation”, precisa.
Dentro de las razones que permiten que haya una buena circulación está que las fresas contienen polifenoles, especialmente antocianinas, componentes antioxidantes que ayudan a disminuir los niveles triglicéridos y el colesterol LDL, llamado “malo”, en la sangre, reduciendo el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, como aterosclerosis, derrame cerebral e infarto de miocardio.