Medioambiente
La contaminación en el aire quitaría más años de vida que fumar o el VIH/sida
Los expertos señalan que más de 8 millones de muertes ocurren por aire contaminado.
Un factor que preocupa a los expertos en los últimos días y que viene desde hace algunos años es la contaminación, la cual afecta a millones de personas en todo el mundo, pues tiene mayores consecuencias que el tabaquismo, el VIH/sida o la guerra.
En algunas naciones en las que los niveles de contaminación del aire están arriba del estándar establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), a las personas se les restarían en promedio 2,2 años de vida.
Por ejemplo, de acuerdo con CNN, en India están más altos los niveles de contaminación del aire en todo el mundo, pues en promedio los habitantes podrían perder 5,9 años de vida, según el índice Air Quality Life Index (AQLI) publicado en un informe anual del Instituto de Políticas Energéticas de la Universidad de Chicago.
Este índice calcula los años perdidos basándose en lo que sería la esperanza de vida en caso de que una nación cumpliera al pie de la letra las pautas de aire limpio establecidas por el organismo sanitario.
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Es así como se determinó que los cinco países con el mayor número promedio de años perdidos son asiáticos, liderados por India y seguida por Bangladesh, donde el promedio es de 5,4 años de vida. En tercer lugar está Nepal con cinco años, cuarto Pakistán con 3,9 años y quinto Singapur con 3,8 años.
En el caso de América Latina, se reveló que más del 50 % de los 611 millones de habitantes están expuestos a niveles de contaminación del aire que superan las pautas de la OMS. A lo largo de la región, la contaminación del aire reduce la esperanza de vida en cinco meses, aproximadamente, aunque depende en gran medida de la ubicación.
En la capital de Perú, Lima, las personas pueden ver afectada su esperanza de vida en promedio en 4,7 años.
Del mismo modo, los autores del informe dicen que la contaminación del aire estaba impulsada principalmente por el uso y la producción de combustibles fósiles.
En el informe se evidencia que el aire de la pausa en los viajes aéreos y la reducción del tráfico y la producción de las fábricas por la pandemia benefician la calidad del aire. No obstante, se encontró que en algunas partes del mundo se registraron niveles altos de contaminación del aire por los incendios forestales, agravados por condiciones climáticas más cálidas y secas.
Estos sucesos “ilustran que la contaminación del aire no solo es un desafío global, sino que está entrelazada con el cambio climático. Ambos desafíos son causados principalmente por el mismo culpable: las emisiones de combustibles fósiles de plantas de generación de energía, vehículos y otras fuentes industriales”.
La mayoría de los virus respiratorios –no solo el coronavirus– se propagan por aerosoles
El SARS-CoV-2, el virus causante de la pandemia de coronavirus que azota a la humanidad, se propaga principalmente por inhalación de aerosoles cargados de virus tanto a corta como a larga distancia, y una nueva y exhaustiva evaluación de los virus respiratorios concluye que muchos otros probablemente también lo hacen, según informa un equipo internacional e interdisciplinario de investigadores en una revisión publicada en la revista Science, donde señalan que el conocimiento convencional sobre la transmisión de enfermedades víricas debe revisarse.
El SARS-CoV, el MERS-CoV, la gripe, el sarampión y los rinovirus que causan el resfriado común pueden propagarse a través de aerosoles que pueden acumularse en el aire interior y permanecer por horas. Durante el siglo pasado y al principio de esta pandemia, se creía que los virus respiratorios, incluido el SARS-CoV-2, se propagaban principalmente a través de las gotitas producidas en la tos y los estornudos de las personas infectadas o al tocar superficies contaminadas.
Sin embargo, la transmisión por gotitas y fómites del SARS-CoV-2 no explica los numerosos eventos de superdifusión observados durante la pandemia de covid-19, ni la transmisión mucho mayor que se produce en el interior frente a la del exterior.
Motivados por el deseo de comprender los factores que condujeron a la pandemia de covid-19, los investigadores de Taiwán, Estados Unidos e Israel trataron de identificar con la mayor claridad posible cómo se propagan el coronavirus y otros virus respiratorios.
Por ejemplo, el equipo revisó numerosos estudios sobre eventos de superdifusión observados durante la pandemia de coronavirus y descubrió que los estudios mostraban sistemáticamente que la transmisión aérea es la vía de transmisión más probable, y no los contactos superficiales o el contacto con grandes gotas.
Un factor común en estos eventos de superdifusión fue el aire compartido que las personas inhalaron en la misma habitación. Muchos de ellos estaban relacionados con lugares muy concurridos, duraciones de exposición de una hora o más, mala ventilación, vocalización y falta de mascarillas correctamente utilizadas.
“La transmisión por inhalación de aerosoles cargados de virus ha sido infravalorada durante mucho tiempo. Ha llegado el momento de revisar los paradigmas convencionales aplicando precauciones con los aerosoles para proteger a la población contra esta vía de transmisión”, afirma Chia C. Wang, director del Centro de Investigación Científica de Aerosoles y químico-físico de aerosoles de la Universidad Nacional Sun Yat-sen de Taiwán, que dirigió la revisión.
Los paradigmas predominantes sobre la transmisión de enfermedades respiratorias se remontan a un siglo atrás, señaló el equipo. A principios del siglo XX, Charles Chapin, una destacada figura de la salud pública, descartó de manera paternalista la transmisión por el aire debido a la preocupación de que la mención de la transmisión por el aire asustara a la gente para que no actuara y desplazara las prácticas de higiene.
Esta suposición sin fundamento que equiparaba erróneamente las infecciones a corta distancia con la transmisión por gotitas ha conformado el paradigma actual para controlar la transmisión de los virus respiratorios. Sin embargo, “esta suposición deja de lado el hecho de que la transmisión por aerosol también se produce a corta distancia, porque la concentración de los aerosoles exhalados es mayor cuando se está más cerca de la persona infectada que los emite”, advierte Kim Prather, director del Centro de la Fundación Nacional de Ciencias para el Impacto de los Aerosoles en la Química del Medio Ambiente del Instituto Scripps de Oceanografía de la UC San Diego y químico de aerosoles que codirigió la revisión.
Los aerosoles respiratorios se forman por actividades espiratorias, como respirar, hablar, cantar, gritar, toser y estornudar. Antes de covid-19, el límite de tamaño tradicional entre los aerosoles que flotan como el humo y las gotas que caen se había fijado en 5 micrómetros; sin embargo, 100 micrómetros es una distinción de tamaño más adecuada. Este tamaño actualizado representa mejor las partículas más grandes que pueden permanecer suspendidas en el aire quieto durante más de 5 segundos (desde una altura de 1,5 metros), viajar más allá de un metro de la persona infectada y ser inhaladas.
“El tamaño físico determina predominantemente el tiempo que pueden permanecer suspendidas en el aire, la distancia que pueden alcanzar, si son inhalables y la profundidad a la que pueden entrar en el tracto respiratorio si se inhalan. “La mayoría de los aerosoles producidos por las actividades respiratorias tienen un tamaño inferior a 5 micrómetros, lo que les permite viajar hasta las regiones bronquiolares y alveolares y depositarse allí”, afirma Josué Sznitman, fisiólogo pulmonar del Technion (Israel).