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La cultura de cancelación: habla una nueva víctima
La autora del libro ‘We need to talk about Kevin’ revela que su editorial le sugirió cambiar unos diálogos en su más reciente obra.
“Están botando a los editores por publicar artículos controvertidos; la gente está sacando libros de las librerias por tener tintes racistas, los periodistas siente constreñimiento para escribir de ciertos asuntos, los profesores e investigadores pierden su puesto por recitar ciertas piezas de literatura en clase; un investigador fue botado por publicar un estudio académico y revisado por pares y a los CEOS les piden la renuncia cuando cometen cualquier error”. Así dice la carta que hace un tiempo redactó un grupo de personalidades agobiadas por la cultura de la cancelación.
Fueron más de 150 autores y académicos entre los que figuraban J.K. Rowling, Salman Rushdie y Noam Chomsky. En ella advertían que el libre intercambio de ideas e información, que es la sangre que mantiene viva una sociedad liberal, estaba siendo limitada cada vez más.
Lionel Shriver, autora del libro We need to talk about Kevin, es una de las más recientes víctimas de esta cultura. Ella, autora y periodista estadounidense y quien vive en Gran Bretaña, describió recientemente a los medios que para su último libro tuvo que cambiar algunos diálogos por sugerencia de la editorial, pues sus editores consideraron que los párrafos eran racistas. “Era un diálogo en un acento africano, pero muy corto y me sugirieron que lo quitara. Me dijeron que podía verse como si estuviera “tratando a la gente de otro grupo como si fuera menos humano que el grupo mío”.
Su caso es una muestra más de la cultura de cancelación, que busca borrar los vestigios de libros o personajes pasados o actuales ante el temor de que otros lo boicoteen. Se ha vuelto una tendencia tan común que muchos optan por la autocancelación, como fue el caso de los sucesores de Dr. Seuss, quienes decidieron voluntariamente sacar del catálogo varios textos del autor por ser discriminatorios.
La cancelación se puede dar en tópicos candentes como la sexualidad, la raza y la política pero hoy también se libra esa batalla en las artes. Recientemente el personaje de los cuentos animados Pepe le Pew está inmerso en un gran debate por la misma razón. Aunque fue parte del elenco de Space Jam en 1996, no participará en la secuela que se estrenará el 16 de julio. Todo se debe, supuestamente a que Pepe, que es un seductor nato, podría herir la susceptibilidad de las mujeres en tiempos de #me too.
Algunos dicen que esta cultura está acabando con la libertad de expresión, pero otros defiende su causa y dicen que por primera vez las élites están tomando responsabilidad por lo que dicen. La autora Shriver, una creyente del derecho a publicar lo que queramos, dijo que ha “resistido la presión de sus nerviosos editores para que remueva otros apartes en sus libros anteriores”.
Sin embargo, en el último libro decidió hacer caso y lo reveló en el FT Weekend Festival, un evento organizado por el diario Financial Times. “Les concedí algo a los editores pues eran algunos puntos menores que no cambiaban ni dañaban la esencia de la obra”, dijo. Se trata de Should We Stay Or Should We Go, que saldrá a mitad de año.
Aunque no es la autora más victimizada por este fenómeno, asegura que su editorial, Harper Collins, le ha apoyado y permitido publicar lo que quiere. Pero es consciente de que existe una severidad en el movimiento. “La libertad de expresión no es partidista, sino que trágicamente se ha asumido como una causa de la derecha. Fue una causa de la izquierda durante casi toda mi juventud. Una de las cosas más extrañas es que la mayoría de las personas que han sido canceladas en Occidente están al menos a la izquierda del centro. El liberalismo se ha vuelto neurótico. Porque se han ganado las grandes batallas y si eres un guerrero eliges peleas cada vez más mezquinas. Me temo que eso es lo que estamos viendo”.