Alimentos saludables para el corazón
Una alimentación saludable es clave para prevenir problemas del corazón. | Foto: Getty Images

Vida Moderna

La dieta ideal para producir colágeno y mantener una piel joven

A partir de los 25 años, el organismo disminuye la producción de colágeno.

13 de diciembre de 2022

El colágeno es una proteína del cuerpo, la cual desempeña muchas funciones diferentes en el cuerpo, como, por ejemplo, ayuda a reforzar los huesos, permite que la piel y los tendones se estiren, ayuda a la curación después de sufrir una lesión, entre otras, de acuerdo con el portal de salud KidsHealth.

Además, el Grupo Sanitas de España explica en su portal web que es la sustancia principal que otorga elasticidad a la piel previniendo la aparición de arrugas y la doctora Lorea Bagazgoitia, en su libro ‘Lo que dice la ciencia sobre el cuidado de la piel’, señala que a partir de los 25 años el organismo disminuye la producción de colágeno, generando efectos colaterales en la piel, como la disminución del brillo e hidratación natural.

Por ello, el portal La Vida Lúcida reveló una dieta para producir colágeno y mantener una piel joven y esta debe incluir:

  • Pescado.
  • Pollo.
  • Claras de huevo.
  • Frutas cítricas.
  • Bayas.
  • Verduras rojas y amarillas.
  • Ajo.
  • Vegetales de hoja.
  • Anacardos.
  • Tomates.
  • Pimientos.
  • Frijoles.
  • Palta.
  • Soja.

Sobre la misma línea, es importante señalar que una alimentación saludable, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), incluye:

  • Al menos 400 g (o sea, cinco porciones) de frutas y hortalizas al día, excepto papas, batatas, mandioca y otros tubérculos feculentos.
  • Menos del 10 % de la ingesta calórica total de azúcares libres, que equivale a 50 gramos (o unas 12 cucharaditas rasas) en el caso de una persona con un peso corporal saludable que consuma aproximadamente 2.000 calorías al día, aunque para obtener beneficios de salud adicionales lo ideal sería un consumo inferior al 5 % de la ingesta calórica total. Los azúcares libres son todos aquellos que los fabricantes, cocineros o consumidores añaden a los alimentos o las bebidas, así como los azúcares naturalmente presentes en la miel, los jarabes y los zumos y concentrados de frutas.
  • Menos del 30 % de la ingesta calórica diaria procedente de grasas. Las no saturadas (presentes en pescados, aguacates, frutos secos y en los aceites de girasol, soja, canola y oliva) son preferibles a las saturadas (presentes en la carne grasa, la mantequilla, el aceite de palma y de coco, la nata, el queso, la mantequilla clarificada y la manteca de cerdo), y las grasas trans de todos los tipos, en particular las producidas industrialmente (presentes en pizzas congeladas, tartas, galletas, pasteles, obleas, aceites de cocina y pastas untables) y de rumiantes (presentes en la carne y los productos lácteos de rumiantes como vacas, ovejas, cabras y camellos). La OMS sugirió reducir la ingesta de grasas saturadas a menos del 10 % de la ingesta total de calorías, y la de grasas trans a menos del 1 %. En particular, las grasas trans producidas industrialmente no forman parte de una dieta saludable y se deberían evitar.
  • Menos de cinco gramos de sal (aproximadamente una cucharadita) al día. La sal debería ser yodada.

No obstante, hay otros alimentos que no contribuyen a mantener un buen nivel de colágeno, como el exceso de azúcar y los carbohidratos refinados, que pueden causar inflamación en el organismo y deteriorar el colágeno en el cuerpo. Esto también se ve reflejado en un deterioro en el estado de la piel, los huesos y los músculos.

Por ende, se recomienda tener una dieta baja en azúcares y harinas refinadas, porque comer pan, galletas, caramelos, jugos artificiales, entre otros productos, contribuye al aumento de la glucosa en la sangre y el exceso de azúcar se engancha a algunas proteínas (elastina y colágeno entre ellas). Lo anterior hace que estas proteínas se vuelvan rígidas y las endurece, por un proceso denominado glicación.

De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica y por ello lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.