Vida moderna
La dieta más recomendada para reducir los síntomas del colon irritable
Una de cada 26 personas lo padece, en especial en mujeres, en quienes la prevalencia es de 1 de cada 11.
El colon, también llamado intestino grueso, es parte del sistema digestivo y su función principal es absorber agua y almacenar desechos sólidos provenientes de los alimentos parcialmente digeridos. El material restante, los residuos sólidos llamados heces, se mueven a través del colon, se almacenan en el recto y luego salen del cuerpo por el ano, según precisa el Instituto Nacional del Cáncer, de Estados Unidos.
A esta afección se le llama síndrome del intestino irritable (SII), más conocido como colon irritable, el cuál es un trastorno mucho más extendido de lo que puede parecer. “Una de cada 26 personas lo padece. En especial en mujeres, donde la prevalencia es de 1 de cada 11″, explica la nutricionista Usune Etxeberria, investigadora del Basque Culinary Center.
¿Por qué se produce?
- Puede haber también implicaciones genéticas.
- Un estudio ha relacionado el asma y las alergias alimentarias a los doce años con el posterior desarrollo de este trastorno.
- Alteraciones en la microbiota (las bacterias intestinales).
- Se relaciona con personas que tienen mayor sensibilidad a los problemas de estómago o más estresadas.
Los problemas de las dietas
Los síntomas del colon irritable son dolor en el vientre junto a cambios en el ritmo intestinal, ya sea diarrea o estreñimiento. No hay medicamentos para curarlo y el tratamiento, en general, se limita a intentar paliar los síntomas.
Los médicos pueden recomendar antidiarreicos o fármacos contra el estreñimiento. Como los medicamentos no se pueden generalizar se opta sobre todo por dietas que se consideran más adecuadas para recuperar el ritmo intestinal.
Una de las más extendidas en la dieta FODMAP, desarrollada por la Universidad Monash de Australia. Esta consiste en carbohidratos fermentables y eliminación en gran medida de frutas, verduras y frutos secos.
También están las recomendaciones del Instituto Nacional de Salud británico (NICE), basado en la reducción de las porciones y el autoconocimiento de qué alimentos sientan mejor.
Son medidas paliativas no siempre efectivas. “Un 50 % de los pacientes no notan mejores con estas dietas”, apunta Etxeberria.
¿Una nueva dieta?
“El intestino irritable tiene un impacto enorme en la vida diaria. Los que lo padecen lamentan la pérdida de libertad dado lo impredecible de los síntomas. Puede venir un “apretón” en cualquier momento, con lo embarazoso y molesto que puede resultar”, relata la nutricionista.
En el Basque Culinary Center han puesto en marcha un estudio piloto basado en la reducción del almidón y la sacarosa (principalmente el azúcar de mesa). Es una dieta que ha de realizar un especialista, adaptada a cada persona y sus necesidades energéticas diarias.
El almidón está en la base de gran parte de los alimentos que se consumen para que proporcionen hidratos de carbono (harina, arroz y pasta). Por lo que no se pueden eliminar sin más. Se opta por ingredientes integrales, con más fibra, pasta y arroz hervidos, que pierden almidón.
Los inconvenientes
“Los resultados parecen ser prometedores en la mejora de los síntomas y la calidad de vida de los pacientes con SII con diarrea”, añade la investigadora.
Sin embargo, el estudio se ha realizado en fase piloto y no se le puede dar una validación científica plena. En primer lugar porque no se ha continuado en el tiempo y no se sabe si son efectos a largo plazo.
En el segundo mes, después de recuperar la dieta habitual se les volvió a realizar a los pacientes un control. El resultado fue que “su situación era mejor que antes de seguir la dieta, pero volvían a subir los casos con síntomas”, apunta.
También reconoce que no ha habido un grupo de control para comparar los resultados. Podría ser que la sugestión haya influido en el buen efecto de la dieta. Sin embargo, Etxeberria señala que “hay otros estudios que han aportado resultados parecidos”.