Estudio realizado en la Universidad de Duke en Estados Unidos encontró que la cafeína presente en el café y en el té, se enfrentan a las grasas almacenadas en las células del hígado. Foto: Getty images.
Los niveles elevados de azúcar y colesterol en la sangre pueden ser perjudiciales para la salud. | Foto: Foto: Getty images.

Vida moderna

La hierba aromática que baja la presión arterial

Los niveles elevados de azúcar y colesterol en la sangre pueden ser perjudiciales para la salud.

Redacción Semana
15 de julio de 2023

Cuidar la presión arterial es esencial para prevenir eventuales problemas de salud. En ese sentido, antes de entender los riesgos potenciales, primero hay que comprender a qué se refiere este concepto.

De acuerdo con información de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), la presión arterial se compone de dos números: la presión sistólica y la diastólica. Por un lado, la presión sistólica es la presión cuando los ventrículos bombean sangre fuera del corazón. Por su parte, la presión diastólica es la presión entre latidos cuando el corazón se está llenando de sangre.

“La presión arterial cambia a lo largo del día según las actividades que se realizan. En la mayoría de los adultos, la presión arterial normal es menos de 120 sobre 80 milímetros de mercurio (mm Hg), que se escribe como la lectura de la presión sistólica sobre la lectura de la presión diastólica: 120/80 mm Hg”, detalla el NIH.

De igual manera, precisa que la presión arterial se considera alta cuando hay lecturas sistemáticas de presión sistólica de 130 mm Hg o más, o lecturas de presión diastólica de 80 mm Hg o más.

Remolacha, avena y disminuir el consumo de licor, son algunas recomendaciones para bajar la presión arterial alta. Foto: GettyImages.
La presión arterial se considera alta cuando hay lecturas sistemáticas de presión sistólica de 130 mm Hg o más, o lecturas de presión diastólica de 80 mm Hg o más. | Foto: Foto Gettyimages

Ahora bien, la presión arterial alta o hipertensión se desarrolla cuando la sangre fluye a través de las arterias a presiones más altas de lo normal. Este detalle puede derivar en complicaciones de salud, si no se le presta la atención que merece.

De otra parte, otra sustancia cuyos niveles deben estar controlados en el organismo es el colesterol. Se trata de un compuesto ceroso que el cuerpo necesita para funcionar correctamente y gozar de buena salud, no obstante, es necesario que corresponda a cantidades adecuadas.

El riesgo está en que los niveles poco saludables de colesterol pueden derivar en múltiples problemas para el organismo. Cuando el colesterol LDL -o malo- adquiere niveles altos, deriva en la acumulación de placa en los vasos sanguíneos. En consecuencia, se genera una especie de taponamiento de grasa que, a su vez, aumenta el riesgo de sufrir un ataque al corazón, derrame cerebral u otras complicaciones de salud.

En cuanto al azúcar o glucosa, de acuerdo con información de la enciclopedia médica MedlinePlus, proviene de los alimentos que la persona consume en su día a día y se convierte en su principal fuente de energía.

La presión arterial alta coloca en riesgo la vida de una persona.
El azúcar o glucosa, proviene de los alimentos que la persona consume en su día a día y se convierte en su principal fuente de energía. | Foto: Getty Images

La enfermedad que se caracteriza por los niveles elevados de azúcar en la sangre es la diabetes. No obstante, una persona que no padezca esta afección también puede tener problemas de salud si los niveles de azúcar en su sangre son muy bajos o muy altos. En este sentido, es importante mantener hábitos saludables, como una dieta balanceada y ejercicio, para regular la glucosa.

Como punto de partida, la recomendación básica para tratar la hipertensión y los niveles excesivos de colesterol y azúcar en la sangre implica acudir a un profesional de la salud. De esta manera, será posible obtener un diagnóstico preciso y definir el plan de acción adecuado en función de las características de cada caso.

Por su parte, la medicina tradicional también alberga algunas recetas de remedios caseros para tratar estos escenarios. No obstante, al no contar con respaldo científico, su efectividad no está totalmente garantizada.

De acuerdo con el portal Mejor con salud, una de las alternativas más populares en este campo es el té verde, una bebida rica en antioxidantes que podría ser de beneficio a la hora de combatir los radicales libres, ayudando a prevenir algunas enfermedades.

De hecho, el contenido de antioxidantes presente en el té verde ayuda a regular los niveles de colesterol malo en la sangre, evitando el desarrollo de placa y el consecuente taponamiento de los vasos sanguíneos. Otro beneficio del té verde es que puede ser útil a la hora de regular los niveles de azúcar o glucosa en la sangre. En tal virtud, es un buen aliado para prevenir la diabetes.

Expertos de la Clínica Mayo, organización sin ánimo de lucro, destacan que una presión arterial normal es cuando no supera 120/80 mm. Foto: Gettyimages.
El contenido de antioxidantes presente en el té verde ayuda a regular los niveles de colesterol malo en la sangre, evitando el desarrollo de placa y el consecuente taponamiento de los vasos sanguíneos. | Foto: Foto Gettyimages

Respecto a su aplicación para bajar la presión arterial, la creencia popular apunta a que podría ser útil. Sin embargo, la evidencia científica no es suficiente para demostrar que los resultados son eficaces.

En su página web, Sanitas precisa que no hay bases para asegurar que el té verde sea efectivo para prevenir el cáncer del colon, bajar de peso, bajar la presión arterial, tratar la diabetes, la osteoporosis, la arterioesclerosis o prevenir el cáncer de mama y próstata.

Dicho esto, es importante tener en cuenta que el consumo de té verde no sustituye bajo ningún concepto el tratamiento médico especializado. Asimismo, es recomendable consultar con un profesional de la salud antes de ingerirlo con fines medicinales.

Modo de preparación:

  • Calentar una taza de agua.
  • Agregar unas hojas de té o una cucharada de té verde en polvo.
  • Dejar reposar máximo tres minutos.
  • Consumir inmediatamente.