Vida Moderna
Remedio natural para regenerar el hígado y controlar el colesterol
Esta planta ofrece grandes beneficios al organismo.
Una de las hierbas más comunes en los parques es el diente de león, planta que aparte de ser fácil de encontrar en los prados, tiene importantes propiedades medicinales.
Desde hace muchos años se ha utilizado para ayudar a contrarrestar trastornos digestivos, problemas en el hígado y otro tipo de dolencias físicas, obteniendo resultados sobresalientes en las personas que han decidido consumirlo.
Sobre la forma en cómo se consume no hay problemas con ingerir sus hojas crudas o cocinadas; estas contienen importantes cantidades de vitaminas A, C, E, K y ácido fólico. También hay registro de su aporte de inulina, una fibra muy útil para mantener la microbiota intestinal.
En cuanto al hígado, ayuda a regenerarlo y a protegerlo del exceso de grasa y de las sustancias tóxicas que pasan por allí. Así mismo, ayuda a la digestión combatiendo el estreñimiento y otros molestos síntomas. También contribuye a nivelar el azúcar en el organismo, promoviendo la producción de insulina, reduciendo la absorción de grasas y controlando el colesterol.
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El diente de león también es un gran aliado para cuidar la piel, pues sus extractos contribuyen a eliminar los rastros causados por la radiación solar, ayudan a curar el acné y previenen el envejecimiento prematuro.
Por último, tiene propiedades antibacterianas que ayudan a disminuir la reproducción de infecciones y virus nocivos para el organismo.
Del diente de león se pueden utilizar tanto sus hojas como el tallo, las flores, las raíces o las semillas y la forma más común para consumirlo es en forma de té.
¿Qué efectos secundarios tiene el diente de león?
El nombre de diente de león con el que popularmente se conoce se debe a la forma de sus hojas recortadas, que se asemejan a dientes agudos y curvos. Sin embargo, otros nombres hacen referencia a sus propiedades, precisa el portal salud Mapfre. Así, el castellano taraxacón o el italiano tarassaco vienen de su nombre en latín Taraxacum que quiere decir “remover” y hace alusión a sus propiedades laxantes.
Por lo general, esta planta se consume en infusión, té y ensaladas. Sin embargo, también está disponible en extractos y suplementos. Estos últimos deben tomarse con precaución, bajo supervisión de un especialista, según información del médico Leonardo Biolatto, en una publicación de la revista Mejor con Salud.
Si bien los efectos secundarios del diente de león son poco frecuentes en adultos sanos que lo consumen de forma moderada, cuando se presentan es por un consumo excesivo o porque la persona presenta alguna reacción alérgica a la planta.
Biolatto cita una publicación en National Library of Medicine en la cual se determina que dichos efectos incluyen diarrea y malestar gastrointestinal, acompañado de acidez estomacal, gases y dolor. También puede causar alergias, con síntomas como picor, ojos irritados, boca seca o con mucha saliva. Otros malestares adversos incluyen: dolor de cabeza, malestar articular y muscular, palpitaciones, sudoración y escalofríos y problemas para concentrarse.
Es importante también tener presente que el consumo de esta planta está contraindicado en algunos casos. Por ejemplo, en el periodo de embarazo y lactancia; cuando una persona padece enfermedades de la vesícula biliar o cuando sufre de eccema, pues estos últimos pacientes tienen más probabilidades de presentar una reacción alérgica.
Tampoco es recomendable que lo consuman quienes sufren de gastritis y úlceras gástricas o aquellos que tienen trastornos hemorrágicos porque esta planta tiene la posibilidad de incrementar el riesgo de hematomas al ralentizar la coagulación sanguínea.
Los pacientes con insuficiencia renal son otro grupo que debe evitar esta planta, así como quienes consumen medicamentos debido al riesgo de interacciones que esta planta genera.