FARMACOLOGÍA
La importancia de reportar los efectos secundarios
Los medicamentos pueden generar situaciones adversas. Aunque no ocurren en todos los pacientes, en Colombia no existe la cultura de reportarlas.
Aprincipios de los años sesenta, las autoridades aprobaron un medicamento para calmar las náuseas de las mujeres embarazadas en los tres primeros meses de gestación. Su principio activo era la talidomida y aunque era efectivo y aparentemente seguro, tiempo después se observó un terrible efecto secundario: los niños podían nacer con malformaciones irreversibles. Gracias a los reportes de varios casos en diferentes partes del mundo se logró asociar este efecto al medicamento, que fue retirado inmediatamente del mercado.
Este ejemplo, aunque extremo, muestra la importancia de reportar los efectos secundarios, pues no hay medicina que no los tenga. Pero hoy la mayoría, según los expertos, se presenta no tanto por el medicamento en sí sino porque el paciente lo usa en forma inadecuada. “No toman la dosis correcta, o no lo hacen en los tiempos indicados, o por una vía de administración equivocada, o las condiciones de almacenamiento no son correctas”, dice Carlos Maldonado, médico experto en farmacología. Reportar los efectos secundarios es importante porque de ese modo es posible vigilar el comportamiento de los medicamentos en la práctica, una vez han sido aprobados por las agencias regulatorias. En Colombia, sin embargo, es un hábito poco común.
Como los médicos no hacen ninguna advertencia, no es fácil que el paciente los relacione oportunamente con el tratamiento farmacológico. Algunos prefieren descontinuar la medicina antes de seguir sintiendo las molestias y complican el tratamiento debido a que no se adhieren al mismo. Cuando los efectos secundarios son leves, moderados o incluso graves, dice Maldonado, “es difícil tener acceso rápidamente al sistema de salud”. También es común que si los pacientes los reportan, los médicos no hagan sus informes por falta de tiempo o porque los consideran normales.
Es posible prever la mayoría de los eventos adversos. Por ejemplo, las drogas para prevenir trombosis, que son muy eficaces, en algunos casos raros pueden generar sangrado. Si el paciente está informado puede consultar rápidamente cuando sufra un episodio de estos y su problema tiene más posibilidades de ser controlado. Otro ejemplo se presenta cuando el paciente no responde en las primeras 72 horas a un antibiótico indicado adecuadamente. “Debe consultar porque habría, entre otros, un problema relacionado con la resistencia”.
Los pacientes tienen mucha responsabilidad. Algunos toman medicamentos para el aparato digestivo, prescritos y bajo control médico, pero si lo hacen más allá del tiempo indicado pueden ocasionar efectos muy raros como temblores, fácilmente confundibles con otras causas.
Para crear más conciencia, Maldonado y un grupo de profesionales médicos, químicos farmacéuticos, algunas IPS y EPS así como universidades conformaron este año la Asociación Colombiana de Farmacovigilancia, con invitación a instituciones como el Invima y el Ministerio de Salud. La entidad pretende ser un facilitador entre los actores, y así contribuir a dimisnuir eventos adversos y motivar a los pacientes a reportarlos ante la autoridad competente.
La Organización Mundial de la Salud considera el tema de salud pública, porque ningún medicamento está exento de eventos adversos y uno de estos puede ser tan grave como la propia enfermedad. Aunque no todos los descritos en las etiquetas les dan a todos los pacientes, se deben informar. “Las autoridades sanitarias como el Invima tienen la potestad de retirar un medicamento o exigir que se modifique la información en los insertos de los fármacos”, dice Maldonado. Como ocurrió con la talidomida que, hoy, gracias a la investigación, se usa en casos de lepra con mucha efectividad.