PSICOLOGÍA
La importancia del contacto para la salud
En medio de la pandemia, la mayoría se relaciona a cierta distancia o por medios tecnológicos. Los expertos explican cómo estas nuevas interacciones podrían afectar el bienestar y qué hacer al respecto.
Zoom, chat, llamadas por teléfono celular, distancia social. La mayoría ha recurrido a alguna de estas alternativas para mantener lejano el contacto con los demás. Y a pesar de que la tecnología ha permitido mantener a la gente conectada, algo que hay que agradecer, los expertos señalan que no es lo mismo.
Privarse de esas conversaciones con los colegas en la cafetería o incluso ir a las tiendas y hablar con un vendedor es fundamental para la salud. Básicamente, una charla amable o una palmada en la espalda de un compañero de trabajo puede mejorar la actitud y el ánimo de una persona.
La mayoría de expertos consideran que el mayor riesgo es que la tecnología llegue a minar el capital social de cada cual. Este término reúne las muchas conexiones que hacemos los seres humanos en el día, no solo con quienes conocemos sino también con desconocidos: el taxista que nos recogió, el vendedor ambulante, alguien que se acercó a pedir una dirección. Todas esas interacciones proveen ciertos recursos que sirven a los seres para mantenerse sanos.
Además de esto, esas relaciones pueden en determinado momento proveer de soporte emocional. Por ejemplo, los rumores y chismes que se transmiten en la oficina son necesarios para saber cómo navegar en ella. La gente con mayor capital social tiende a ser más comprometida con su comunidad.
Estudios realizados en las últimas décadas señalan que el capital social hace una gran diferencia en la calidad de vida. Por un lado, ayuda a mantener bajo el riesgo de enfermedad mental y física y aumenta la expectativa de vida. Uno de estos estudios encontró que la falta de conexión social era un riesgo tan grande para la salud como la obesidad o como fumar 15 cigarrillos al día.
La pandemia, sin duda, ha acabado con esa posibilidad de crear capital social. A cambio, tenemos la tecnología para seguir en contacto con las demás personas y en casos necesarios la gente ha optado por la distancia social y otras medidas de bioseguridad.
Los científicos no creen que vayan a desaparecer las habilidades sociales de los humanos, pero sí están seguros de que se afectarán las relaciones por tres razones. La primera es por la reducción de las experiencias compartidas. Un estudio del antropólogo Robert Dunbar señala que la supervivencia de las amistades entre mujeres es mayor si están en contacto, ya sea por mail, teléfono o cara a cara. En el caso de los hombres la durabilidad depende de compartir actividades similares. En ese sentido, las comunicaciones por zoom son interacciones débiles para compartir experiencias, por lo tanto, es muy probable que los hombres sufran más en este tema durante la pandemia.
El otro aspecto que se debe tener en cuenta es la comunicación no verbal. Una caricia, un abrazo, un estrechón de manos, según la evidencia, pueden producir cambios neurológicos y fisiológicos. Esto hace que una persona triste al recibir este tipo de contacto libere endorfinas, que son calmantes naturales en el cerebro. Así, la persona cambiará de animo más fácilmente o dejará el estrés o incluso sentirá menos dolor físico, si fuese el caso. Esa cercanía que hace parte del lenguaje no verbal es importante para la salud. Ese tipo de posibilidades son las que hoy no tiene la gente por la pandemia.
Aún los chistes y el humor quedan un poco rezagados por la tecnología debido a que la imagen y la voz no siempre viajan en forma simultanea por la red, dependiendo de la capacidad de wifi de cada cual. Por estas demoras y por la falta de lenguaje no verbal los expertos dicen que se pierde mucha espontaneidad en las conversaciones. Todo eso, en últimas, se traduce en sentimientos y sensaciones de ansiedad, soledad, menos tolerancia y, en general, menos salud mental.
El último punto son las relaciones esporádicas, momentáneas y casuales, que no por eso dejan de ser importantes. Antes de la pandemia los científicos calculaban que la gente tenia al día entre 11 y 16 de estos encuentros. Las investigaciones científicas dicen que estas no se pueden subestimar porque son fuente de nuevas ideas, nuevas formas de ver la vida, aunque no sean tan cercanas.
Según los expertos la gente no está recibiendo el contacto social necesario sino apenas está teniendo lo que se consideraría un abrebocas puesto que lo que hoy se hace por zoom crea una sensación de conexión superficial que no provee el nutriente afectivo que realmente se necesita.
Por esto consideran que para aliviar un poco esa falta de contacto es importante compartir experiencias. Por ejemplo, ver una película, así sea desde casas diferentes puede proveer algo más parecido a compartir experiencias. Asimismo, recomiendan ver fotos y videos de gente que tiene contacto físico, pues podría servir como sustituto del contacto real en estos tiempos difíciles. Por último, recomiendan ir al parque y entablar conversación con aquellas personas que ve, aunque sea tomando la distancia requerida.
Solo después de que esta crisis acabe la gente podrá entender la real dimensión de todo lo que perdió en términos de contacto por la pandemia. Por lo pronto lo mejor es seguir cultivando esas relaciones cercanas que aun puede consentir y abrazar en tiempo real y cara a cara.