Medioambiente

La isla de Pascua, un tesoro vivo, vuelve a ser visitada por turistas

Tras dos años de cierre, la isla de Pascua abre sus puertas. Más allá de sus moáis, las estatuas gigantescas que distinguen a esta región chilena, sus habitantes cuidan con esmero a un animal único, místico y símbolo de conservación ambiental: la tortuga marina de Rapa Nui.

13 de agosto de 2022
La tortuga de Rapa Nui es símbolo sagrado de paciencia.
La isla de Pascua, un tesoro vivo, vuelve a ser visitada por turistas | Foto: getty images

Cuando se camina por la costa de la isla Rapa Nui, ubicada en medio del océano Pacífico y famosa en el mundo por sus moáis (gigantescas estatuas de piedra construidas por los nativos de la isla, lo que las convierte en su mayor atractivo), se disfruta también de otro de sus grandes tesoros: las enormes tortugas marinas, que se asoman sin recato desde las cristalinas aguas. Si el viajero está disfrutando un baño en Pea (una diminuta playa en las cercanías de Hanga Roa, conocida por la aparición de dichos animales), se sorprenderá al descubrir a su lado la compañía de estos habitantes marinos.

Honu representa para los isleños la virtud de la paciencia, la longevidad y la perseverancia. Una creencia que se ha transmitido por generaciones y que ha sido representada en su arte, mitología, simbolismo, tradiciones populares y rituales. Para los habitantes es un habitante sagrado y, por eso, no es bien visto por el pueblo rapanuí que los turistas toquen a las tortugas. Lamentablemente, la principal amenaza para las honus son los seres humanos. La tortuga marina de Rapa Nui es víctima de la pesca ilegal para el consumo de su carne y huevos, también de los plásticos en el mar, ya que a menudo suele confundir las bolsas con medusas o algas, sus principales fuentes de alimento, lo que le ocasiona daños en el sistema digestivo.

Existen siete especies de tortugas marinas en el mundo, y las más comunes son la tortuga verde (Chelonia mydas) y la tortuga carey (Eretmochelysimbricata). Ambas habitan en Rapa Nui. Los estudiosos de la isla buscan descubrir de dónde provienen y con esa información impulsar acuerdos internacionales de cooperación y protección entre los países que constituyen hábitats claves para estas especies amenazadas.

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