Salud

La menopausia masculina

Nuevos estudios lo confirman: al acercarse a los 50 años la vida sexual de los hombres no es ni volverá a ser lo que era antes.

3 de mayo de 1993

Es sin duda una palabra maldita:menopausia. Todas las mujeres han temido esa maldición y todas tendrán que vivirla tarde o temprano.

Hasta ahora los hombres han mirado este trance femenino con una mezcla de indiferencia y compasión y como un fenómeno exclusivo del sexo opuesto. Sin embargo, recientemente ha aparecido una nueva teoría según la cual a ellos también les llega su hora. O para decirlo más crudamente: su "menopausia". Una tendencia revisionista sobre el tema está actualmente formando escuela en los Estados Unidos, país donde en el último año han aparecido varios bestsellers con títulos tan sugestivos como: "El último or gasmo", "El paso del tiempo" (As tilne goes by) y "La crisis de la virilidad".

Los términos científicos para denominarla aún no coinciden. Los urólogos lo llaman andropausia. Los sexólogos lo definen como viropausia -un abreviado para "pausa de la virilidad"-, y los médicos tradicionales se refieren a ello como climaterio. Pero aunque los términos no sean los mismos, el mensaje sí lo es: al acercarse a los 50 años, la vida sexual de los hombres no es ni volverá a ser lo que era antes.

Los cambios en la sexualidad de los hombres en realidad son muy diferentes a los de las mujeres. Por un lado, en el hombre no tienen implicaciones de fertilidad - que es lo primero que salta a la mente cuando se habla de menopausia, en razón de que esta marca el final de los años reproductivos de la mujer-, porque, ellos están en capacidad de engendrar hijos hasta bien avanzada su edad.

Por otro lado, al contrario de lo que sucede en las mujeres, estos cambios no ocurren en los hombres de un momento a otro sino que se producen de una manera gradual, lo cual es probablemente la razón para que durante años nadie le atribuyera mayor importancia al fenómeno.

Pero un estudio realizado por el Centro de Estudios sobre Viropausia, de Massachusetts, sostiene que la crisis de la virilidad afecta a gran parte de los hombres en la mediana edad. "Se cree que afecta a la mitad de la población masculina entre los 45 y los 65 años", señala el doctor Irwin Goldstein, uno de los autores del estudio. De otra parte, el doctor Bernie Zilbergeld autor del best-seller "La Nueva Sexualidad Masculina"-, afirma que el apogeo sexual masculino se presenta al final de la adolescencia y después decae gradualmente, década por década.

En otras palabras, lo que los científicos han determinado es que el hombre alcanza el punto máximo de su sexualidad hacia los 18 años.

A esa edad todo funciona con precisión de reloj suizo. A partir de ahí, la potencia sexual varía a medida que pasan los años. Hasta alrededor de los 50 años, los cambios son estrictamente biológicos y prácticamente no los registra el afectado.

Pero al llegar a la mitad del siglo, el organismo ha respondido a la ley de la gravedad y los sistemas neurológicos, hormonales y vasculares llegan a ser menos eficientes.

Los años no vienen solo, es el precio de los años, sostienen los científicos. "Los cambios que se suceden en el organismo, a medida que envejece, comúnmente producen un cambio inevitable en la vida sexual -señala el urólogo Sergio Bonilla Meléndez-. Lo que pasa es que entre los hombres hay una ignorancia generalizada acerca de su sexualidad". Pero ellos no son los únicos culpables. Sólo hasta haee una década, los científicos empezaron a estudiar en serio este fenómeno, que hoy ha sido calificado como un síndrome con características físicas y sicológicas claras.

¿En qué se traducen todos estos cambios? En diversas manifestaciones que de una u otra forma están relacionadas con una disminución de la potencia sexual.

Los síntomas son múltiples.

Y van desde la normal disminución de las hormonas hasta algunos tipos de impotencia. La manifestación más gráfica de toda la evolución sexual masculina es el cambio del ángulo de erección que se sucede con los años. Tomando como parámetro la línea horizontal, un hombre pierde entre los 20 y los 70 años, 35 grados de su ángulo de erección. Como dato curioso, este aspecto es el único en el cual el hombre mejora entre los 20 y los 30 años (ver cuadro), pues en todos los otros aspectos biológicos hay una deeadencia. También se ha descubierto que con el transcurso de los años la erección es más susceptible a las distracciones. El timbre del teléfono; el contestador automático o el llanto de un niño, no afectan a un hombre a los 25 años, pero hace tornar transitoriamente a un estado de flacidez a uno de 50 años.

Otro cambio importante se da en lo que se denomina el período refractario, es decir, el tiempo que toma a un hombre conseguir una segunda erección. A los 20 años este lapso es de 15 minutos y a los 40 ya el promedio es de tres cuartos de hora. Otra medición que se ha hecho, se refiere al promedio de orgasmos por semana en cada década de la vida de un hombre. Mientras en los veintes el promedio es de cuatro, en los treintas baja a 2.3 y en los cuarentas a 1.6. En la mitad del siglo, el promedio es uno por semana, bajando a 0.7 en los sesentas y 0.4 en los setentas.

Estas cifras son parte del estudio realizado por el sexólogo Clyde E. Martin, antiguo colaborador del Instituto Kinsey y coautor del libro "Sexualidad en la madurez".

De todas las mediciones, sin duda la más contundente es una que se llevó a cabo el año pasado en el Eastern Virginia Medical Instituto, un centro de investigaciones sobre sexualidad que ha sido el primero en medir lo que se han denominado "erecciones nocturnas involuntarias", en una población de 800 hombres de todas las edades. Como se trata de un reflejo biológico inconsciente no asociado con la actividad sexual, es considerado el índice más claro del debilitamiento orgánico del hombre. Los resultados son los siguientes: a los 18 años, el promedio de erección por noche de un muchacho es de dos horas y media (de ahí que sea absolutamente normal que se despierte en este estado). A los 65 años, este promedio ha descendido a 20 minutos.

Cuestión de homonas

Parte del normal desgaste del orgasnismo masculino es el declive de los niveles de testosterona, hormona que estimula el deseo sexual. Recientes investigaciones han mostrado que a los 50 años, cerca de una tercera parte de los hombres sufre una pérdida de testosterona y pueden volverse menos sensibles al estímulo sexual, tanto porque los tejidos eréctiles son menos estimulados como porque los receptores de la hormona en el cerebro ya no responden tan bien como antes. De hecho, los jóvenes tienen dos veces más testosterona que los viejos. "Pero el d éficit androgénico no causa síntomas en la mayoría de los hombres de la tercera edad", dice el urólogo Sergio Bonilla. Se ha visto que solamente el siete por ciento de los hombres experimentan una caída precipitada de las hormonas sexuales masculinas en la mediana edad. Este pequeño porcentaje de pacientes muestra muchos de los síntomas asociados con la menopausia femenina -como palpitaciones, oleadas de calor, insomnio- y además de una severa disminución del deseo sexual, una pérdida rápida de potencia sexual.

Esta pérdida de potencia puede ir desde la simple fatiga, que es una disminución del deseo, hasta la impotencia propiamente dicha, es decir, la imposibilidad de conseguir y mantener una erección lo suficientemente rígida para la relación sexual. Según los datos obtenidos por el doctor Bernie Zilbergeld, luego de realizar cerca de dos mil entrevistas con hombres saludables, entre los 40 y los 70 años. Los datos son sorprendentes: 51 por ciento de los hombres afirmaron experimentar algún grado de impotencia (definida como dificultad para conseguir y mantener una erección lo suficientemente rígida para la relación sexual). Los investigadores clasificaron el problema por la frecuencia de las fallas así:"media" (el 25 por ciento de las veces), moderada (el 50 por ciento de las veces) y total (el 90 por ciento de las veces). El caso más frecuente registrado en ese lapso de 30 años de vida de los hombres fue la impotencia moderada.

Lo que esto significa es que el hombre de mediana edad tiene problemas con sus erecciones la mitad de las veces. Así mismo se determinó que la prevalencia de la impotencia se triplica con la edad: de un cinco por ciento en los cuarentas a un 15 por ciento en los setentas.

Cambio de patrón

Pero lo que los científicos han denominado "menopausia masculina" no tiene tanto que ver con la impotencia como con un cambio de patrones en su vida sexual. A medida que la edad del hombre avanza, también su sexualidad cambia. Pero una cosa es cierta. No importa qué cambios ocurran en el organismo de un hombre, su capacidad de placer sexual permanece. Sin embargo, para ello es necesario hacer una serie de ajustes. "Pasar del sexo basado en el desempeño al sexo basado en el placer, señala el doctor Zielbergeld.

" Tal vez las erecciones no sean tan frecuentes o tan fuertes las eyaculaciones pero el deseo y el placer no se pierden", afirma el autor de "La Nueva Sexualidad Masculina". Al parecer, todo es una cuestión dc expectativas. Por eso el consejo de los especialistas es que al entrar al pasaje de la viropausia los hombres deben cambiar su percepción sobre el sexo. Sin embargo, no es fácil convencer de eso a aquellos para los cuales la potencia sexual ha sido el único indicador de su virilidad.

¿Es esto normal?

Así como este proceso tiene implicaciones físicas, también tiene implicaciones sicológicas que pueden acabar siendo motivo de preocupación. Al contrario de lo que sucede con las mujeres, que saben, conocen y entienden los cambios físicos y anímicos inherentes al proceso menopáusico, a los hombres nadie les ha explicado que con el paso de los años su or ganismo cambiará y que esto puede suceder antes de lo que han imaginado. Por eso, mientras ellas hablan abiertamente del tema, los hombres, por razones culturales, cuando ven disminuida su capacidad sexual no hablan de ello ni con sus amigos, ni con sus amantes, ni mucho menos con sus esposas.

Por lo general, se limitan a preguntarse a sí mismos: ¿Es esto normal‘?, o ¿,seré yo el único‘? Lo más importante, señalan los expertos, es tener conciencia del transcurso del reloj biológico y de que en cada década de la vida las cosas serán diferentes, no mejores o peores, sino diferentes. Según el urólogo y sexólogo Carlos Vargas Cabrera, ‘la publicidad ha sobrestimado el sexo de los jóvenes pero en realidad esta no es tan fabulosa como la pintan . La razón para esta afirmación es que mientras la adolescencia masculina está caracterizada por una potencia sexual ilimitada y un muchacho de 18 años requiere poca o ninguna esti mulación para conseguir la erección, también es cierto que a esa edad es muy común la dificultad para controlar la eyaculación. La eyaculación precoz es un problema generalizado en los jóvenes y por lo general la relación sexual deja insatisfecha a la pareja. Este fenómeno se mantiene usual mente hasta los 30 años. A esta edad, el hombre todavía alcanza fácilmente la erección y hay un mayor control de la respuesta sexual, pero los estudios han mostrado que el deseo sexual puede ser afectado por factores co mo el estrés, los problemas financieros, la carrera profesional, etc.

La edad de oro

Como decían Master y Johnson, la verdadera maes tría sexual se alcanza a los 35 años. "A esta edad, la respuesta sexual ha bajado lo suficiente para controlarla y prolongar el plaer del encuentro amoroso no sólo para sí mismo si no para su pareja", dice el doctor Vargas. Y señala que "esa edad de oro se puede prolongar hasta los 55 años o más ".. Aunque pasados los 45, el hombre puede notar que no le es posible tener dos eyaculaciones seguidas por que el período refractario es mayor (la cantidad de tiempo que debe esperar después de la eyaculación antes de que pueda tener otra erección), y que necesita muchos más estímulos físicos para alcanzar una erección, esto no le impide tener una vigorosa y placentera vida sexual. En otras palabras, lo que los estudiosos del tema sostienen es que si con la edad disminuye la facilidad para alcanzar la erección, la experiencia y la madurez mejoran la calidad del sexo.
de hecho, lo lógico en toda relación sexual normal es que el hombre tenga una eyaculación y la mujer varios orgasmos", señala el especialista.

Lo que toda mujer debe saber es que ese hombre que actualmente tiene en su cama no es el mismo con el cual se casó hace 20 ó 30 años. Y así como su organismo ha cambiado con los años, también sus actitudes hacia el sexo han variado.

Aunque el hombre en la cincuentena necesita menos sexo, porque el deseo sexual disminuye y por factores orgánicos la erección es más leve, la opinión de los expertos es que a medida que comienza la decadencia biológica, el hombre se torna sexualmente mucho más receptivo. Y, contrario a lo que comúnmente se piensa, la sexualidad se vive más intensamente cuando una pareja ha tenido suficientes años para compartirla y explorarla. "La fórmula de avanzar sexualmente no es la promiscuidad, si no tener una pare ja con la cual alcanzar una verdadera intimidad ".

Lo que todo esto indica es que la sexualidad del hombre como la de la mujer no muere con los cambios orgánicos y sicológicos derivados del envejecimiento, simplemente cambia de patrones. "Del amor apasionado de la juventud, se pasa al amor compasionado, es decir, que dos pasiones se unen en un fín común, que es más tranquilo pero igualmente placentero", sostiene el se xólogo. La opinión de los expertos es que esto es especialmente válido cuando el hombre y la mujer están en la misma edad, porque a partir de los 50 años, el contexto emocional del sexo toma una gran importancia para el hombre.