Psicología infantil

La navidad es para los niños

La psicóloga Annie de Acevedo explica el gran significado psicológico que esta época de fin de año tiene para los más pequeños. Según la experta, ellos necesita de esta magia para hacer luego frente a la vida en el futuro

23 de diciembre de 2019
| Foto: Google

Como todas las festividades, la  Navidad es un acontecimiento mágico.  Lo es porque ofrece la oportunidad de empezar de nuevo, de celebrar el nacimiento de un niño y el renacimiento del mundo.  Las luces del árbol de Navidad son símbolo de un nuevo sol que traerá luz y el goce de una vida nueva. Los regalos que el niño recibe simbolizan los “dones” de los tres Reyes Magos.  Es tan importante esta època en la vida de un niño que deja una huella imborrable. ¡Quien de nosotros no se acuerda de esa sensación grata y de inmenso bienestar que nos dejaba la Navidad cuando éramos pequeños! 

No hay un niño en el mundo que no le parezca interminable la espera de la Navidad. Para ellos, la Navidad los convierte en el centro de atención afectuosa. Los hace sentir especiales. Cada año, los niños necesitan de esta magia positiva que les recuerda que son inmensamente queridos para así lograr tanquearse emocionalmente. Los regalos que reciben les demuestran que se les quiere y también que son personas valiosas.  La repetición regular de estas festividades le garantiza al niño que sigue siendo importante. Las festividades como la Navidad ó el cumpleaños son entonces para los niños los momentos más destacados del año. Una buena celebración le permite al niño organizar su vida afectiva alrededor de estos acontecimientos felices.

Estas fechas, por lo tanto, hay que celebrarlas para que los niños tengan la oportunidad  de ser especiales y de reafirmar el afecto de todos sus seres queridos. Los regalos son símbolos materiales de este afecto.  Las comidas familiares también tienen su función porque le recuerdan al niño que es parte de un nuevo núcleo familiar fuerte. En caso de que falte alguno de los dos padres, el niño al ver a su familia reunida, siente la protección de sus parientes. Esta seguridad afectiva es necesaria para ellos porque necesitan combatir el miedo al abandono que todos llevamos dentro. La reunión familiar tranquiliza porque le demuestra al niño la presencia de otros familiares que acudirían en su ayuda en un momento de crisis y lo protegerían del abandono. La comida abundante también proporciona seguridad y le recuerda al niño que no le faltarán nunca alimento ni afecto.

El niño Dios y el Papá Noél son figuras en las cuales los niños necesitan creer hasta cierta edad. Entre los 9 y los 10 años la mayoría de los niños ya no necesitan creer en estas figuras míticas portadoras de regalos. Es importante hasta entonces permitirle creer que el “Niño Dios” ó el “Papá Noél” llegan en Nochebuena a visitarlos.  Los niños pequeños están en una edad en que necesitan el apoyo de la magia para poder hacer frente a la vida. Las explicaciones racionales no les sirve a estos pequeños, sino más bien que sus fantasías navideñas sean aceptadas y aplaudidas por sus padres. Si despojamos a las festividades de su magia, perderá para el niño el gran sentido simbólico e inconsciente.  Esta pérdida a su vez hace que no se tengan los efectos tranquilizadores emocionales que necesita un niño para el resto de su vida.

Las tradiciones familiares durante la celebración son dignas de fomentar.  La cena del 24 en familia, la Misa de Gallo, el almuerzo y las novenas hay que cultivarlas. Estos ritos tienen también un efecto beneficioso y además proveen al niño con “herramientas de pertenencia” que podrán transmitir a la próxima generación. Si no existen tradiciones navideñas en una familia nunca es tarde para comenzar. 

Es hermoso recordarle a nuestros hijos que la Navidad es una época de dar y recibir.  Ojalá podamos hacer esto en la práctica ayudando en forma constructiva a los más necesitados.  Dentro de nuestras tradiciones anuales podría haber una visita a un hospital, a un orfelinato ó a un ancianato. Es bueno que los niños vean las necesidades de los demás y puedan ser lo suficientemente importantes para darle algo a alguien.

La Navidad entonces es una magnífica oportunidad para nutrir emocionalmente a nuestros hijos, darles seguridad y despertar su sensibilidad social. No la desaprovechemos! Démosles a nuestros hijos un legado de amor y esperanza celebrando la Navidad de la mejor forma posible.

No la deje pasar desapercibida y permítale a su hijo tener lindos recuerdos de los cuales podrá echar mano cuando pase por momentos difíciles.

En navidad recuerde lo siguiente:

  • Celebrar la Navidad: Cualquier tipo de celebración es válida.  Cada familia debe tener sus ritos propios. 

  • Deje que su hijo crea en el Niño Dios, Papá Noel, hasta que él lo necesite.  No presione, ya llegará el día. Para cada quien es diferente y depende de sus necesidades interiores.

  • Enséñele a su hijo a dar también.  La Navidad es una linda época para dar, ya sea regalos, momentos o promesas.  El recibir sin el dar no es un buen mensaje.

  • Los regalos son un símbolo de afecto.  Lo importante no es el tamaño sino  mostrar que se pensó en la persona querida. Enséñele a su hijo a que le dé regalos a sus padres también, aunque estos sean hechos por ellos mismos.

Los buenos recuerdos quedan para siempre. Permítaselo a usted mismo y a su familia. Estas experiencias positivas dan más fuerza que cualquier otra cosa en la vida.

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