turismo espacial
La prueba de fuego para el turismo espacial
De los tres viajes comerciales realizados este año a la órbita terrestre, el de SpaceX es el más ambicioso y representa un paso crucial para los viajes a la Luna y más allá.
Muchos creían que la temporada de viajes de turismo al espacio había terminado. Pero no. El último vuelo, el de Space X, partió al espacio el miércoles a las ocho de la noche, eso sí, sin tanta fanfarria como los previos, en los que billonarios como Richard Branson, de Virgin Galactic, y Jeff Bezos, de Blue Origin, volaron junto con los turistas.
En esta oportunidad el vuelo no fue comandado por Elon Musk, el fundador de Space X, sino cuatro civiles, liderados por Jared Isaacman, de 38 años, millonario y director ejecutivo de Shift4 Payments Inc., que pagó a SpaceX una suma no revelada por la misión con el fin de recaudar fondos (200 millones de dólares) para el hospital St. Jude, en Estados Unidos, que atiende niños con cáncer.
Como lo dijo el diario The Washington Post, cada uno de los miembros de la tripulación podría ser el vecino de cualquiera. Isaacman, el comandante es un frustrado médico y piloto de aviones comerciales; la piloto, Sian Proctor es geocientífica; la oficial médica es Hayley Arceneaux, sobreviviente de cáncer que usa una prótesis en su pierna, y Chris Sembroski, un experto de la industria aeroespacial, está allí porque un amigo suyo a última hora no pudo viajar.
Aunque tuvo menos prensa, de los tres viajes este es el más importante de todos. No solo tiene un objetivo más ambicioso: llegar a una órbita más allá de la Estación Espacial Internacional (EEI), a 575 kilómetros de la Tierrra, lo que marca la primera vez desde la misión Apolo que seres humanos han llegado tan lejos. Sumado a lo anterior, la tripulación permanecerá tres días y no solo un par de minutos en el espacio, como sucedió en los otros viajes.
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Por lo tanto, Inspiration4, como se conoce la misión, representa mucho más la visión de la ciencia ficción: la posibilidad de que la gente común viaje realmente al espacio. “Es un hito en el acceso al espacio”, dijo a la revista Technology Review el historiador espacial John Logsdon. Del éxito de este viaje dependerá que otros se realicen con más frecuencia en el futuro. “Esta misión es un trampolín”, dice Isaacson.
“Tienes que despejar este obstáculo para hacer muchas más misiones, más grandes y grandiosas: lr a la Luna, a Marte y más allá”, añadió. El vuelo es histórico, además, porque el entrenamiento que recibió la tripulación fue intenso e incluyó el uso de simuladores del vuelo y la preparación para muchas operaciones, incluidas las de emergencias. Muchos otros civiles han ido al espacio pero bajo la supervisión de astronautas de la Nasa. Esta vez la Nasa fue un simple espectador.
En el lanzamiento se vivió una experiencia muy similar a la de un astronauta profesional. El cohete fue el Falcon 9 y la cápsula, la Dragon Crew, que en lugar de un puerto para acoplarse a la EEI esta vez contó con una cúpula que les permitirá a los viajeros tener una mejor vista del espacio.
Los cuatro tendrán asistencia permanente en tierra para controlar la misión, mientras ellos en la nave deberán cerciorarse de que los sistemas funcionen. Orbitarán la Tierra durante tres días y regresarán el sábado 18. De ser exitosa la misión, la empresa de Elon Musk podría consolidar su posición como líder espacial. De hecho, en opinión de los expertos, ya ha superado a sus rivales al desarrollar rápidamente su hardware espacial y demostrar que funciona.
La trayectoria de este vuelo histórico y de los tripulantes del Dragon Crew se puede seguir desde la página de Space X.(www.spaceX.com).