CIENCIA
La razón por la que Game of Thrones sería tan adictiva, según los científicos
Matemáticos y psicólogos de Reino Unido e Irlanda analizaron los cinco libros en los que se basó la popular serie para comprender cómo, a pesar de su complejidad, se convirtió en un éxito mundial.
Piense en los pocos programas de televisión que tiene tiempo para ver cada semana, o los que mira en exceso tan pronto como llega una nueva temporada. Seguramente, dentro del último grupo estará Game of Thrones. Pero ¿Qué diferencia a esos contenidos imperdibles de los que puede ver eventualmente? Matemáticos y psicólogos del Reino Unido e Irlanda creen tener la respuesta, al menos para el caso de serie de George R. R. Martin.
La afamada serie británica generó un fanatismo tan ferviente en todo el mundo que incluso los superfans podían ganarse la vida publicando videos de predicción en YouTube. Millones de espectadores los veían y pasaban horas debatiendo, deconstruyendo y obsesionados con la historia y sus personajes. Mucho más tiempo del que realmente tenían que invertir para ver la serie.
Cinco universidades, incluidas Oxford y Cambridge, estudiaron durante meses las cinco novelas publicadas de 'Canción de hielo y fuego". Utilizaron la ciencia de datos y la teoría de redes para entender cómo una narrativa tan compleja como la de Martin pudo lograr el éxito sin tener que ceder a las simplificaciones reduccionistas de la mayoría de series.
Tras analizar 4.244 páginas y más de 1,7 millones de palabras, encontraron que la clave podría estar en que las novelas son más realistas de lo que parecen. El estudio muestra que la forma en que se organizan las interacciones entre los personajes es similar a cómo los humanos mantienen relaciones e interactúan en el mundo real.
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Aunque los lectores creen estar cautivados por los dragones, las batallas espantosas y la inolvidable Boda Roja, los investigadores dicen que a pesar de la historia tiene más de 2.000 personajes y hay más de 41.000 interacciones entre ellos, a nivel de capítulo por capítulo, estos números se promedian e igualan lo que una persona puede manejar en la vida real.
La mayoría de capítulos están escritos desde 14 perspectivas de personajes principales. Pero incluso estos, tienen en promedio 150 relaciones que seguir. La cifra es el mismo número de relaciones sociales que la ciencia ha establecido que el cerebro humano medio es capaz de mantener. Esto puede parecer complejo en la serie, pero en realidad no sobrecarga a los lectores y en cambio sí lo hace mucho más cercano a la realidad.
“La red narrativa combina las habilidades cognitivas evolucionadas para permitir que los mensajes complejos se transmitan de manera accesible, mientras que la hora del cuento y el tiempo del discurso se distinguen cuidadosamente de manera que coincidan con las teorías de la narratología”, se lee en el estudio publicado en PNAS.
El equipo señala que el tamaño de estas relaciones e interacciones, junto con la estructura de los personajes, se ha visto también en las obras de Shakespeare. El emblemático escritor también habría echado mano de esta técnica para igualar la capacidad cognitiva de las personas y que así los lectores pudieran relacionarse con lo que están viendo.
Los autores incluso dicen que las muertes pueden parecer aleatorias en Game of Thrones, pero hay una sorprendente planeación detrás. Muertes impactantes, como la de Rob Stark y Hodor dejaron a los lectores sin aliento, pero el estudio señala que tales personajes murieron de una manera que es consistente con las actividades humanas regulares.
Así las cosas, la fórmula mágica de Martín podría resumirse en dos puntos. Primero: mantiene la atención del lector mediante la secuencia inesperada de eventos importantes para alentar al lector a pasar la página y descubrir por qué sucedió algo o qué sucede después. Y dos: que el sentido del lector de lo que es natural nunca está sobrecargado, pues incluso hasta los eventos aparentemente aleatorios, tienen sentido. El truco en Game of Thrones, al parecer, es mezclar el realismo y la imprevisibilidad de una manera cognitivamente atractiva.
Los científicos esperan que este documento continúe ayudando a comprender qué hace que las narrativas complejas sean identificables y comprensibles para el público. “Este estudio ofrece pruebas convincentes de que los buenos escritores trabajan con mucho cuidado dentro de los límites psicológicos del lector”, concluyó el profesor Robin Dunbar, de la Universidad de Oxford.