Reealeza
La reina Isabel y el lenguaje secreto de su cartera
La monarca usa su infaltable bolso para enviarles mensajes a sus ayudantes y liberarse de situaciones embarazosas.
“La reina se sentiría perdida sin su cartera”, dice el experto en realeza Phil Dampier, sobre una de las señas de identidad más propias del estilo de la monarca, junto con sus sombreros, sus tiaras o sus perlas. “Es su posesión más preciada y una herramienta valiosa. La reina no va jamás a ninguna parte sin su bolso. El único momento en que puede no llevarla consigo es cuando está en un ambiente completamente relajado, como en el castillo de Balmoral”, agregó Dampier, que ha seguido y escrito sobre la familia real de Windsor por tres décadas, consciente de la gran curiosidad que suscita, tanto entre sus súbditos como entre sus millones de admiradores en el resto del planeta, esta prenda de Isabel, 68 años después de su ascenso al trono.
En su libro What’s In The Queen’s Handbag: And Other Royal Secrets (Qué hay en el bolso de la reina: y otros secretos reales), su gran conclusión es que el contenido de la cartera real quizá no se sepa nunca, pero lo que si da por cierto es que ella no solo porta allí sus efectos personales, sino que ha hecho del accesorio un medio para comunicarse con su staff en sus apariciones en público.
Dampier sostiene que en sus paseos entre la gente, Isabel coloca la bolsa a un lado para avisarles a los miembros de su séquito que es tiempo de retirarse. Entonces, para que nadie se sienta desairado, una de sus damas de compañía hace su aparición entre los curiosos o se involucra en la conversación, lo que la reina aprovecha para escabullirse.
El historiador de la monarquía Hugo Vickers apoya esta teoría y sabe más secretos. En eventos sociales o de alta concurrencia, algunos prolongan la charla más de lo debido. En ese caso, la reina se pasa la cartera de una mano a otra, para que sus asistentes acudan en su ayuda. Eso sí, aclara, las damas de compañía intervienen con mucho tacto.
Con la cartera en la mesa, Isabel indica que está lista para salir en 5 minutos, mientras que si la pone en el piso es un llamado urgente porque no está disfrutando una conversación. Al respecto, la biógrafa Sally Bedell Smith, autora de Elizabeth the Queen: The Woman Behind The Throne, recuerda que la monarca es amistosa en su trato y evita la controversia, llevada por su temperamento y por su posición, que no le permiten tomar partido en público.
Otro inconveniente que debe capotear la reina es la imprudencia de quienes no guardan una conveniente distancia de ella. Para alejarlos y ganar espacio, crea una barrera gracias a la forma compacta de sus piezas, fabricadas enteramente por Launer. La casa londinense cuenta con la Royal Warrant desde 1981, o sea que está licenciada para dar a conocer en sus etiquetas y publicidad que es proveedora de la casa real.
Hasta las manijas de su cartera son hechas por Launer a la medida, de modo que al poner el brazo en L la prenda quede a la altura de la cadera y sin exceder el largo del abrigo cuando lo extiende.
Hasta las manijas de su cartera son hechas por Launer a la medida, de modo que al poner el brazo en L la prenda quede a la altura de la cadera y sin exceder el largo del abrigo cuando lo extiende.
La fascinación de Isabel por la marca comenzó en 1968, cuando el diseñador Sam Launer le mandó una prenda de regalo. Hoy, su actual propietario, Gerald Bodmer, se esmera por mantener vivos los detalles que la fascinaron hace medio siglo. “Todas las carteras que hacemos para la reina son a la medida, hechas con finísimo cuero de becerro. Están forradas con la gamuza más suave, para que ella pueda encontrar sus cosas fácilmente”, le dijo a ¡Hello!.
¿Y qué objetos son esos? De una parte, es claro lo que no necesita llevar: pasaporte ni ningún tipo de documento como la jefa de Estado que es. Tiene sirvientes, carros y chóferes de sobra, así que tampoco requiere la tarjeta del metro, ni llaves ni teléfono celular.
Por otro lado, Dampier, Vickers y Bedell Smith coinciden en que algo seguro en el bolso real es un gancho portátil en forma de S que su majestad usa para colgarlo debajo de las mesas. Otra pista la da Bodmer, quien cuenta que cada pieza que Launer le confecciona viene con su estuche para lentes, espejo y monedero. Biógrafos y cronistas apuntan que Isabel solo lleva dinero, a lo sumo 10 libras, para la limosna en los oficios religiosos. Carga además pastillas de menta, chocolates para sus corgis, un pañuelo, una pluma fuente, pintalabios, un crucigrama arrancado de un diario, una pequeña cámara para captar a los gobernantes que la visitan, una navaja (recuerdo de sus días de girl scout) y binoculares cuando va al hipódromo. Así mismo, cuentan, la acompañan fotos y figurillas de caballos o perros que le han regalado sus hijos, los cuales ella considera amuletos de la buena suerte. En fin, concluye, el periodista, la cartera define muy bien quién es la reina de Inglaterra: una mujer práctica, discreta y con fuertes lazos familiares.