COLCIENCIAS
La ruta para amar la ciencia
Más de 4.400 niños y jóvenes, en 13 regiones del país, han participado en La Ruta de la Ciencia, un novedoso programa que los acerca al conocimiento a través de experiencias de vida y el desarrollo de actividades didácticas.
La ciencia no es solo la que se hace en los laboratorios, no es de personas solitarias, consideradas ñoñas y con una inexistente vida social, eso son simples estereotipos. La ciencia tampoco es solo la que hacen los países desarrollados con robots o máquinas de última tecnología, como muchas veces aparece en la televisión o en las películas; esa es una parte de ella. El conocimiento científico va mucho más allá y muchas veces se encuentra o nace en la cotidianidad, en la búsqueda de soluciones o explicaciones.
Precisamente, el mensaje que busca transmitir Colciencias a los niños, jóvenes y público en general de las diferentes regiones del país es que la ciencia no es algo lejano e inalcanzable, gracias al programa La Ruta de la Ciencia, en el que científicos e investigadores –muchos de ellos reconocidos– cuentan su historia de vida y el trabajo que han hecho.
Este programa, que hace parte de la estrategia Todo es Ciencia, de la Dirección de Mentalidad y Cultura de Colciencias, también busca familiarizar a los más jóvenes con la innovación y la tecnología, y que piensen que el desarrollo del conocimiento puede ser una opción de vida.
En estos encuentros y jornadas hay un espacio didáctico denominado ‘No es magia, es ciencia’, en el que el ilusionista Johans Ríos interactúa con los asistentes y les muestra algunos fenómenos científicos presentes en la vida diaria en forma de actos de magia.
Un ejemplo de esto se vivió en el Centro de Investigaciones Paleontológicas de Villa de Leyva, donde la especialista en preparación de fósiles y economista Mary Luz Parra transmitió a los jóvenes la importancia de la curiosidad, de cuestionarse las cosas, de investigar y cómo sus gustos pueden transformarse en su proyecto de vida. “Mi pasión por los fósiles empezó desde niña. Soy de Villa de Leyva y siempre me apasionó esa historia del mar que cubrió esta región hace más de 130 millones de años, de estudiar el pasado y los animales que habitaron. Ahora, a mis 40 años, esa sigue siendo mi forma de vida. Por eso, en el encuentro que tuve con todos estos jóvenes, quise fomentar en ellos su curiosidad y mostrarles que la investigación y la ciencia pueden ser algo divertido, pues es algo que está presente en todas partes”, dijo Parra.
En otro encuentro, realizado en el Centro Cultural Rogelio Salmona, de la Universidad de Caldas, los niños pudieron comprender que ellos pueden ser partícipes de las soluciones de las problemáticas de sus comunidades, gracias a la exposición que hizo Jorge Restrepo, fundador de Hypercubus, una start-up de tecnología. Allí, los participantes entendieron que eran gestores de cambio, que tenían la capacidad de identificar problemas, oportunidades y soluciones, y que no debían esperar a que un tercero llegara a resolverlos.
De hecho, Restrepo usó como ejemplo a Ironman, superhéroe cuyo poder está relacionado con la creatividad y el uso de la tecnología y no por unas condiciones sobrenaturales, casi míticas. Para él, todos tenemos habilidades, pero se necesita desarrollarlas y explotarlas. “Ahora, hay muchas herramientas tecnológicas que los chicos pueden aprovechar, no solo para el consumo o pasar el tiempo. Ellos pueden volverse partícipes de la creación, pueden encontrar diferentes soluciones a las problemáticas de su entorno. Además, programas como estos pueden romper barreras o estereotipos del chico de gafas, que no tiene novia ni una vida divertida. Todo lo contrario, pueden tener una vida y generar un futuro a partir de sus pasiones y la creatividad”, concluyó Restrepo.
Desde 2016, Colciencias ha realizado 27 Rutas de la Ciencia, en las que han participado más de 4.400 niños y jóvenes, en 13 regiones del país. Ellos ya saben que en el país se hace ciencia y que todos pueden usarla y ser partícipes de ella a lo largo de sus vidas.