Niño durmiendo / Insomnio en niños
La siesta en los niños es fundamental para su óptimo desarrollo, según experto (referencia) | Foto: Getty Images

Estilo de vida

La siesta en niños: ¿a qué hora se debe hacer para que aporte a su crecimiento y desarrollo?

Hay tres factores que hacen que el tiempo de la siesta en menores varíe. Conozca cuáles son.

7 de marzo de 2023

Una siesta siempre será una costumbre sana y un pilar fundamental para lograr un buen descanso y una higiene del sueño óptima, tanto en adultos como en niños, asegura el médico Santiago Rojas. Sin embargo, para el caso de los menores, aporta enormes beneficios para su desarrollo, ya que es parte fundamental durante su proceso de crecimiento y formación, sostiene el doctor, experto en descanso para Americana de Colchones.

El tiempo de la siesta varía, de acuerdo con el doctor Rojas, dependiendo del estilo de vida del niño, si es tranquilo, inquieto o por el sueño de la noche, pues puede dormir poco o mucho en las noches. Por eso, el experto recomienda que la siesta en menores sea de media hora, una hora o máximo dos horas. Además, al igual que la noche, es importante establecer una rutina.

De acuerdo con el doctor Rojas, los periodos de descanso diurno se van acortando a medida que el niño va creciendo. Primero desaparece la siesta de la mañana y más tarde, más o menos a partir de los cuatro años, se elimina la de la tarde.

“A los recién nacidos les recomiendo nunca hacerlos dormir meciéndolos ni en brazos. A esa edad ellos duermen la mayoría del tiempo. Mientras al niño, un poco más grande, se le debe permitir la siesta después de la comida y acostarlos después del atardecer y permitir que se despierte después del amanecer, no antes”, asegura Rojas.

Niño durmiendo / Insomnio en niños
De acuerdo con el doctor Santiago Rojas, los periodos de descanso diurno se van acortando a medida que el niño va creciendo (referencia) | Foto: Getty Images

Igualmente, recomienda que en la etapa escolar se debe “favorecer” al niño con al menos diez horas de sueño. Es decir, acostarlo temprano, más o menos entre las 7:30 u 8:00 de la noche, para permitir la liberación de la hormona del crecimiento, además, incentivarlo a que duerma de medio lado, sin ninguna luz directa y sin estímulos visuales o auditivos.

“Hasta los cuatro años es recomendable que el niño haga dos siestas, una por la mañana y otra por la tarde. Después de los cuatro años ya va a tomar el tipo del sueño del adulto, que es un sueño nocturno completo y una siesta pequeña después del almuerzo, la siesta debe ser corta y el sueño debe ser largo”, agregó el médico.

De acuerdo con Rojas, los beneficios de la siesta son:

  • Genera positivismo.
  • Ayuda a crecer y mejorar el rendimiento.
  • Estimula la creatividad y la imaginación.
  • Mejora la memoria, la atención y el aprendizaje.
  • Tranquiliza y disminuye la irritabilidad.

Beneficios en la salud de adultos

Riesgo cardiovascular: Para Juan José Ortega Albas, somnólogo, en general, la corta duración del sueño y su restricción durante muchos años está claramente asociada con un mayor riesgo de obesidad, hipertensión arterial y diabetes, y con una mayor incidencia de eventos cardiovasculares.

Algunos estudios en adultos demuestran que tomar una siesta de 30 minutos por la tarde de forma rutinaria (tres o más días por semana) reduce un 30 % los accidentes cardiovasculares en individuos sanos. También disminuye la posibilidad de sufrir una enfermedad coronaria entre hombres trabajadores con deuda de sueño durante la semana, asegura Albas en el medio The Conversation.

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Cortas cantidades de sueño (10-15 minutos) pueden contribuir a recuperar el estado de alerta. Mejoran la atención, la memoria, el control cognitivo, el razonamiento y la creatividad (referencia) | Foto: Getty Images

Sin embargo, dice el experto, una siesta larga (superior a 60 minutos) en lugar de una corta (inferior a media hora) está vinculada a un incremento del riesgo cardiovascular, hipertensión, diabetes tipo 2 y síndrome metabólico en personas mayores.

Efectos cognitivos: Cortas cantidades de sueño (10-15 minutos) pueden contribuir a recuperar el estado de alerta. Mejoran la atención, la memoria, el control cognitivo, el razonamiento y la creatividad. Además, la siesta ayuda a controlar el estrés al reducir la actividad de los sistemas neuroendocrinos que lo regulan.

Por otra parte, se sabe que el sueño fragmentado y reducido altera la percepción y la tolerancia al dolor, mientras que este provoca a su vez un sueño fragmentado y reducido. En este contexto, la siesta desempeña un papel “analgésico”, quizás por regulación de mediadores inmunoinflamatorios.

Remedios naturales ayudan a evitar el insomnio y no generan efectos secundarios como algunos medicamentos. Foto: Gettyimages.
Algunos estudios en adultos demuestran que tomar una siesta de 30 minutos por la tarde de forma rutinaria (tres o más días por semana) reduce un 30 % los accidentes cardiovasculares en individuos sanos (referencia) | Foto: Foto Gettyimages