Inmunización
La vacuna de AstraZeneca: nada que temer
A pesar de que la EMA dice que hay un vínculo del medicamento con los trombos en el cerebro, el organismo regulatorio asegura que el beneficio del biológico supera al riesgo que supone esta extraña condición.
La vacuna de Oxford y AstraZeneca (Vaxevria) pasó la semana anterior a la silla de los acusados. ¿La razón? La preocupación suscitada por casos de trombosis en las venas del cerebro de pacientes en Europa, un evento muy inusual de coágulos que causan sangrado en este órgano.
Se le ha llamado trombocitopenia protrombótica asociada a la vacunación (VIPIT, por sus siglas en inglés). Solo en Gran Bretaña se han reportado 79 de estos trombos relacionados con la vacuna, 19 de los cuales corresponden a personas que fallecieron. Esto, en una vacunación de 20 millones dosis, significa que uno en 250.000 estaría en riesgo de desarrollarlos, y uno en un millón de morir por esta causa. Aunque la frecuencia es muy baja y cataloga los episodios como eventos muy raros, el tema ha provocado suficiente alarma, pues se trata de vidas humanas. Algunos países detuvieron la vacunación en menores de 60 años, y los entes regulatorios investigan con lupa los incidentes.
Finalmente, el miércoles pasado, el comité de seguridad de la EMA, entidad que regula los medicamentos en Europa, concluyó que habría un “posible vínculo” de la vacuna con los casos raros de coágulos sumados a bajo conteo de plaquetas en la sangre. Por lo tanto, en las recomendaciones de Vaxevria debería ser incluida la de este extraño efecto secundario.
Mientras tanto, la MHRA, el Invima de Gran Bretaña, manifestó el mismo día que, dadas las cifras, a los menores de 30 años se les daría la opción de vacunarse con otro medicamento, ya sea el de Pfizer o el de Moderna. Algunos lo vieron como un veredicto de absolución, pues lo que quiere decir, como lo explica el experto en vacunas John González, es que, aunque hay un riesgo, son eventos inusuales y raros, o sea, de uno en 500.000 vacunados. Además, esa asociación aún no implica que el producto tenga una relación causa-efecto, pues de ser así, dice el experto, “habría 20 millones de casos de estos trombos en el mundo”.
Para explicar qué es una asociación, González se remonta a cuando surgió la epidemia del VIH en la década de los ochenta. En ese momento, un estudio encontró una asociación entre el raro síndrome y el uso de poppers, sustancia que inhalaban comúnmente miembros de la población LGBTI. “Pero esa no era la causa. Luego se demostró que la enfermedad la provoca un virus, y más tarde se confirmó su forma de transmisión”.
Los poppers eran solo una asociación, mas no la causa directa. Así sucede en este caso. Según la hematóloga Virginia Abello, la trombosis de senos venosos (TSV) es una complicación rara que compromete alrededor de 0,5 a 1,5 por ciento de las trombosis, pero se presenta primordialmente en mujeres menores de 60 años, como la población que ha sido reportada en los casos de la vacuna de AstraZeneca. Aunque estos eventos ocurren a veces de manera idiopática, es decir, sin ningún motivo, también se han asociado con ciertos medicamentos como la heparina, un anticoagulante.
Asimismo, se reporta el uso de anticonceptivos orales en 80 por ciento de las mujeres que presentan una TSV. Se calcula que estos medicamentos aumentan en seis veces el riesgo de sufrir esta trombosis.A pesar de que en esos casos el riesgo es mayor, las mujeres en el mundo siguen tomando estos fármacos sin cuestionar el tema. “No es una ruleta rusa. Es como todo medicamento y aquí la respuesta puede ser individual”, dice González. Pero para otros la decisión de los organismos de salud fue como un traspié para la vacuna de AstraZeneca, considerada la menos costosa y más fácil de suministrar.
De hecho, es la que más se ha ofrecido en el mundo hasta hoy. En el caso de los menores de 30 años, el riesgo de tomar la vacuna parece no ser tan grande como para cubrir los beneficios, debido a que en esta población la posibilidad de hospitalización por covid es mucho menor. Pero no sucede lo mismo a medida que la edad se incrementa. Para aquellos entre 60 y 69 años, la vacuna previene que 14,1 personas con covid en 100.000 vayan al hospital, mientras que el riesgo de los raros coágulos es de 0,2 personas en 100.000.
El Gobierno colombiano compró 10 millones de dosis de vacunas de AstraZeneca de forma bilateral, pero las primeras 244.800 dosis que recibió llegaron a través del mecanismo Covax, con el que adquirió 20 millones de dosis de biológicos de diferentes laboratorios. Aunque se están suministrando, hasta el momento ni el Invima ni el Instituto Nacional de Salud han dado a conocer reportes sobre este tipo de eventos adversos. Según el Gobierno, se regirá en el país por lo que digan las autoridades sanitarias internacionales; al mismo tiempo, resaltó que la vacuna hoy provee mucha más protección que riesgos.
En un comunicado, la Asociación Colombiana de Hematología manifestó que no se requiere suspender su uso ni limitarlo en ninguna población específica. Advierte, eso sí, que es necesario apelar al principio de precaución y fortalecer los sistemas de vigilancia basada en datos, farmacovigilancia y seguimiento estrecho de casos. “Conocer las posibles complicaciones permitirá prevenir a la población y al personal de salud sobre los síntomas de alerta que deben ocasionar una consulta temprana”, señala. Agrega que los pacientes con antecedentes de trombosis y/o trombofilia no tienen un mayor riesgo de desarrollar esta complicación específica. Pero, en caso de presentar síntomas después de la vacuna, el paciente debe consultar inmediatamente a su servicio de salud.
Qué debe suscitar sospechas
La VIPIT se debe intuir en personas que presenten estos síntomas entre 4 y 16 días después de la vacunación. Ante esto deben recurrir al médico.
• Cefalea intensa
• Visión borrosa
• Otros cambios neurológicos
• Dificultad para respirar
• Dolor en el pecho
• Hinchazón de aparición rápida en una pierna
• Enrojecimiento en una extremidad, palidez y/o frialdad en un miembro