MENTE

La vida es sueño

Controlar la actividad onírica, tal y como sucede en 'El origen', no es tan descabellado como parece. Los expertos hablan de este y otros hallazgos del misterioso mundo de los sueños.

7 de agosto de 2010
En promedio, la gente tiene al año más de 300 sueños en los que enfrenta una amenaza. Los más comunes son las persecuciones, la caída libre u olvidar una tarea importante.

¿Cómo sería si se pudieran controlar el escenario y la trama de un sueño, compartirlo con otros e incluso llegar a solucionar problemas urgentes mientras duerme? La cinta El origen, el gran éxito de taquilla de la temporada, dirigida por Christopher Nolan, se fundamenta en ideas así de sugestivas pues el personaje principal, interpretado por Leonardo Di Caprio, tiene la capacidad de penetrar en el subconsciente de otros mientras duermen para extraer o plantar una idea. Desde ya la película ha sido comparada con otros éxitos como Matrix y algunos han sugerido que debería estar en la lista de las 10 películas que, según la revista Time, juegan con la mente del espectador, compartiendo honores con 2001, odisea del espacio y El club de la pelea. Y es que tiene una trama tan compleja que en cuanto se prenden las luces del teatro el público quiere despejar muchos interrogantes, no solo del guión sino de la ciencia de los sueños.

Parte de las ideas en el libreto de Nolan son ciencia ficción, como por ejemplo entrar en el sueño de alguien y alterarlo. Pero uno de los conceptos claves de la historia, el de sueño lúcido, cuando el sujeto es consciente de que está soñando, sucede con más frecuencia de lo que se cree. "Es soñar que soñamos", define Deirdre Barrett, profesora de Sicología en la Universidad de Harvard y autora del libro The Comittee of Sleep. El propio Nolan ha declarado ser un soñador lúcido desde los 16 años, práctica que los budistas tibetanos han realizado durante siglos y que permite llevar un sueño en la dirección deseada al punto que cambian el escenario, la acción, los personajes y el final a voluntad.

Pero esa práctica solo ha sido tomada seriamente desde 1978, cuando el sicofisiólogo Stephen LaBerge ideó una manera para que los pacientes señalaran con el movimiento de sus ojos que estaban conscientes de estar soñando. LaBerge los llamó onironautas y, desde entonces, docenas de estudios en diferentes universidades han comprobado esta experiencia. El experto ha descrito una práctica llamada sueño yoga, cuya meta más alta es darse cuenta de que la vigilia es un sueño también. Y para evitar confusiones entre la realidad y la fantasía, los expertos aconsejan buscar algún tipo de texto pues en los sueños estos se ven diferentes cada vez que el sujeto intenta leerlos.

"La gente tiene sueños lúcidos para incrementar la creatividad, por motivos espirituales, ya que es divertido pues le hace sentir que tiene una realidad alterna en la noche", señaló a SEMANA el médico Michael Edlung, autor del libro The Power of Rest. Según Barrett, menos del uno por ciento de los sueños son lúcidos, pero es posible aprender a tenerlos con práctica. El entrenador físico Hammer Téllez soñaba con frecuencia que abría los ojos en el mismo sitio donde se había quedado dormido y luego empezaba a ver fantasmas revoloteando en el techo, pero cuando intentaba despertarse no podía. "Con el tiempo aprendí a reconocer que era un sueño. Como sé que no me puedo despertar, ahora trato de quedarme dormido dentro de él", dice. Algunos expertos señalan que los videojugadores avezados tienen más sueños de este tipo porque "cuando alguien tiene práctica en reconocer una realidad alternativa durante el día es más factible que reconozca otra en la noche", le dijo a esta revista la sicóloga Jayne Gackeback, de Grant MacEwan University, en Canadá.

El sueño lúcido es una de las vías para tener sueños a la carta. Pero los expertos aseguran que hay más formas de incubar un sueño, como lo plantea la película, aunque sin necesidad de medicamentos ni tecnología sofisticada. Barrett sugiere pensar en el tema o ver una foto relacionada con este antes de entregarse en los brazos de Morfeo. Todas estas técnicas se usan para tratar a personas con desorden de estrés postraumático, que tienen pesadillas recurrentes sobre un mismo hecho. Esta experiencia les permite modificar la imagen del sujeto que las acecha (un tiburón por un delfín) o la situación que genera la angustia por algo más positivo.

Algunos estudios han demostrado que la incubación de sueños sirve además para solucionar problemas. En un experimento hecho por Barrett, la experta le pidió a un grupo de estudiantes que pensara en un dilema y tratara de resolverlo con la técnica de incubación de sueños. "La mitad de los participantes soñó sobre el asunto elegido y un cuarto de ellos visualizó la respuesta", recuenta. Aunque esto último es más difícil, Barrett tiene ejemplos de muchos personajes que han logrado sacarles jugo a los sueños, como Paul McCartney, quien compuso Yesterday mientras dormía, y Dmitri Mendeleev, quien tuvo la idea de la tabla periódica a partir de un sueño. "A veces la solución es tan literal como ver una estructura química o el diseño de un aparato. Otros son más simbólicos", acota Barrett.

Los sueños promueven la creatividad porque son los que reciclan la mente. Es lo que el biólogo molecular Francis Crick, codescubridor de la estructura del ADN, llamaba soñar para olvidar, pues, según él, el objetivo de este proceso es que la mente se deshaga de información superflua, lo cual, a su vez, explicaría por qué es tan difícil recordar estas historias. No obstante, otros creen que la actividad onírica permite al ser humano enfrentarse a peligros del mundo en ese escenario simulado. A esta teoría se le conoce como simulación de amenaza y el mejor soporte es que una persona regularmente tiene más de 300 sueños de peligro al año.

Mientras dormías

Ninguna de estas teorías está confirmada, pero para Gackenbach los sueños son un poco de todo: "Procesar información, encontrar soluciones y fijar recuerdos". Lo que sí se sabe es que la mayoría de ellos sucede en la etapa REM, una sigla que en inglés significa movimiento rápido de ojos. En estas fases, los músculos del cuerpo se paralizan, probablemente para evitar que la gente actúe las historias que visualiza mientras duerme. Se sabe además que el tallo cerebral (que controla las funciones básicas), el sistema límbico (encargado de las emociones, el aprendizaje y la memoria) y algunas partes que procesan información sensorial están muy activas durante el sueño. Edlund agrega que el sentido de posicionamiento también está apagado y por eso la gente puede moverse de un lado a otro en espacio y tiempo. "Es la razón por la cual el 99 por ciento de nosotros puede volar en sus sueños". Las regiones involucradas en los procesos lógicos, por el contrario, se encuentran inactivas. Lo anterior coincide con las características de los sueños: vívidos, emotivos, llenos de recuerdos y con poca coherencia. Dos tercios de los sueños son exclusivamente visuales y nueve de diez contienen emociones, especialmente ansiedad y frustración. Y no son reproducciones del pasado. "Los sueños reflejan las últimas 24 horas de nuestra vida, en la medida en que tratamos de seleccionar y guardar recuerdos y darles un sentido emocional pero también reflejan lo que pasó hace una semana. Son la mejor foto de quién es usted y de lo que le preocupa", dice Gackenbach.

Tal vez por eso, aunque las teorías de Freud sobre el tema han sido revaluadas, los expertos señalan que vale la pena interpretarlos pues finalmente lo que importa son sus efectos en la persona. Mark Solms, de la Universidad de Cape Town, Sudáfrica, y quien más ha aportado a esta ciencia en los últimos años, señaló en una entrevista a la revista Time que los sueños dan un acceso privilegiado y sin filtros a la mente de cada cual. Con él coincide Gackebach, para quien los sueños todavía son, como lo dijo Freud alguna vez, el camino real hacia el inconsciente, pero mientras antes eran vistos como patologías, "la ciencia hoy los explica como una técnica del cerebro para procesar información".

La investigación, sin embargo, continúa porque todavía hay mucho por conocer. Lo único cierto por ahora es que la exploración de este misterioso proceso de la mente es tan fascinante como la película de Nolan.
 
Cómo tener sueños lúcidos
 
El método de LaBerge dice:

1. Piense en soñar mientras esté despierto.
2. Pregúntese con frecuencia si está en un sueño o no.
3. Despiértese una hora antes de lo usual en la mañana, recuerde el último sueño y vuelva a dormir pensando ‘la próxima vez que sueñe voy a recordar que estoy soñando’