Vida Moderna
Esta es la vitamina que evita la caída del cabello y retrasa el envejecimiento
El consumo de esta vitamina traería el beneficio de la “eterna juventud”.
Un artículo publicado por Tua Saúde y revisado por la doctora Aleksandra Viana señala que causas del envejecimiento como la piel deshidratada, el debilitamiento de las hebras capilares, la aparición de estrías en el cuerpo, la flacidez en el rostro y la reducción de la densidad de los huesos son signos de que el cuerpo tiene déficit de colágeno.
Por eso es de vital importancia consumir alimentos y nutrientes que ayudan a producir esta proteína. Precisamente, la vitamina C es un compuesto muy importante porque ayuda a combatir los efectos nocivos de los radicales libres y el cuerpo lo necesita para formar colágeno, lo cual es beneficioso para reducir el envejecimiento del rostro.
“La vitamina C (ácido ascórbico) es un nutriente que el cuerpo necesita para formar vasos sanguíneos, cartílagos, músculos y colágeno en los huesos. La vitamina C también es vital para el proceso de curación del cuerpo”, explica el portal Mayo Clinic.
Debido a esas propiedades regenerativas y de aporte de colágeno al organismo, la pérdida de cabello también se convertiría en cosa del pasado.
Para consumirla en abundancia y recibir estos beneficios, la vitamina C se encuentra en los siguientes alimentos:
- “Grosella negra: 189 mg de vitamina C por cada 100 g.
- Guayaba: 180 mg de vitamina C por cada 100 g.
- Perejil: 166 mg de vitamina C por cada 100 g.
- Pimiento rojo: 140 mg de vitamina C por cada 100 g.
- Coles de Bruselas: 112 mg de vitamina C por cada 100 g.
- Brócoli: 110 mg de vitamina C por cada 100 g.
- Kiwi: 100 mg de vitamina C por cada 100 g.
- Bulbo de hinojo: 93 mg de vitamina C por cada 100 g.
- Papaya: 70 mg de vitamina C por cada 100 g.
La vitamina C, de acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, también es “necesaria para el crecimiento y desarrollo normales”.
Debido a la importancia para el organismo esta sería la cantidad de vitamina C que el ser humano debe consumir, conforme la edad que tenga, de acuerdo con lo publicado en el portal Mundo Deportivo:
- Bebé de 0 a 6 meses: 40 mg
- Bebés de 7 a 12 meses: 50 mg
- Bebés de 1 a 3 años: 15 mg
- Niños de 4 a 8 años: 25 mg
- Niños de 9 a 13 años: 45 mg
- Adolescentes de 14 a 18 años: 70 mg
- Mujeres adultas: 75 mg
- Hombres adultos: 90 mg
- Embarazadas 85: mg
- Mujeres en periodo de lactancia: 120 mg
“El primer efecto adverso que se manifiesta es gastrointestinal. Las dosis altas de vitamina C generan acidez, pirosis y hasta diarrea. En el embarazo no se recomiendan las cantidades elevadas de vitamina C porque afectan al bebé”, explica el portal especializado Mejor con Salud.
El sitio web agrega que “otro efecto secundario de la vitamina C es la formación de cálculos renales. Un estudio publicado en Clinical Nephrology ha observado que, en exceso, el metabolismo la transforma en oxalato, y el oxalato intenta salir por vía urinaria, acumulándose en la orina y fabricando litiasis renal”.
¿Cada cuánto se debe lavar el cabello seco?
En los últimos años, la frecuencia con la que las personas deberían lavarse el cabello ha suscitado muchos debates de expertos. Hay quienes defienden el lavado diario, pero también se encuentran aquellos que creen que es mejor no excederse.
Es normal tener dudas sobre cuál es la opción más favorable, ya que no existe una respuesta concreta respecto al tema. Como sucede con la piel al escoger un gel adecuado, cada tipo de cabello necesita una frecuencia de lavado diferente. De hecho, las necesidades del pelo de una sola persona pueden variar a lo largo de la vida, pues dependen de factores circunstanciales, como el estilo de vida o la contaminación.
Hacer deporte, por ejemplo, puede influir en la necesidad de lavado del cabello. Una persona que realiza ejercicio con frecuencia, necesita lavar el cabello continuamente, debido a que una mayor producción de sudor hará que se ensucie antes.
Sin embargo, existe una frecuencia estándar para cada tipo de melena que puede servir de guía. Por eso, si la persona desea averiguar cada cuánto tiempo debería lavarse el pelo, es fundamental identificar cuáles son sus características:
Pelo seco
Si una persona tiene el cuero cabelludo más seco de lo normal, será necesario que utilice un champú indicado para este tipo de cabello. Así evitará que se produzca todavía más sequedad, prurito o descamación. Generalmente, el pelo seco tarda más en ensuciarse, por lo que la frecuencia de lavado puede realizarse en periodos de tiempo prolongado sin problema. Lo adecuado es hacerlo cuando sea realmente necesario: cada tres o cuatro días, aproximadamente.
Pelo graso
Este es un tipo de melena que suele necesitar lavados cada menos tiempo porque, de forma natural, genera más cantidad de sebo y puede parecer sucio en pocas horas. Lo idóneo es lavarlo con regularidad con un champú purificante. Si la persona tiene la raíz grasa y las puntas secas, puede aplicar una mascarilla solo en las puntas.
Pelo normal
Si el cabello no es ni seco ni graso, puede utilizar un champú clásico, apto para todo tipo de melena. Puede lavarlo sólo cuando esté sucio, pero debe tener cuidado ya que aumentar la frecuencia puede resultar contraproducente y hacer que se engrase con facilidad.
Pelo teñido
Los cabellos teñidos o con tratamientos capilares (mechas, colores fantasías, etc.) es mejor lavarlos dos veces por semana. Esto cambiará si haces deporte a diario, porque el sudor y la acumulación de grasa lo evidenciarán. Por ejemplo, puede lavarlo cada dos o tres días.
¿Cómo se debe lavar el pelo?
Los expertos que defienden esta última teoría expresan que la cantidad de champú que hay que usar es del tamaño de una avellana (o nuez, dependiendo de lo largo que pueda ser el pelo de la persona en cuestión), Además, aseguran que la persona debe aplicar un champú neutro y acondicionador (a lo que se le puede añadir una mascarilla cada dos semanas, aproximadamente).
Otro aspecto que hay que tener en cuenta es la forma de lavado del cuero cabelludo. Para ello, hay que usar el champú, hacer un pequeño masaje en el pelo, lo cual favorece su circulación, e ir introduciendo, de forma gradual, agua, para que el gel aplicado pueda mezclarse bien en el cuero cabelludo.