Vida moderna

Lágrimas artificiales: cuándo y cómo deben utilizarse adecuadamente

Las lágrimas artificiales pueden ser usadas en caso de sequedad e irritación ocular, y se requiere dirección médica para elegir la marca y componentes ideales en cada caso particular.

28 de diciembre de 2021
Las lágrimas artificiales se pueden adquirir sin necesidad de tener receta médica, sin embargo, debe ser un profesional de la salud el que de las indicaciones para aplicar las gotas ideales en cada caso.
Las lágrimas artificiales se pueden adquirir sin necesidad de tener receta médica, sin embargo, debe ser un profesional de la salud el que de las indicaciones para aplicar las gotas ideales en cada caso. | Foto: Gettyimages

Para empezar, es importante saber que las lágrimas “son una película fluida segregada por la glándula lagrimal que cubre la córnea y la conjuntiva”, esto según información que reposa en el portal Oftalmologovigo.

Las lágrimas están compuestas principalmente de agua, pero también contienen proteínas, lípidos, enzimas, sodio, potasio, glucosa y urea. Por esa composición, su función principal es mantener los ojos hidratados y sanos.

Adicional a eso, ayudan a humectar la superficie ocular, proporcionar la lubricación necesaria durante el proceso de parpadeo, aportar oxígeno y nutrientes a la córnea, y proteger los ojos frente a patógenos y agentes externos.

En vista de la importancia de este líquido, las lágrimas artificiales se utilizan, básicamente, para mantener los ojos húmedos y correctamente hidratados. Por ese motivo han ido ganando protagonismo.

Las molestias más comunes por las que las personas recurren al uso de lágrimas artificiales son el “ojo seco” y el “síndrome visual del ordenador” y en casos de sequedad, picor, lagrimeo, ojos rojos o sensibilidad a la luz que surgen como consecuencia de la exposición a pantallas (televisor, teléfono móvil, computador) y a diversas condiciones ambientales.

Otros usos

  • Evitar lesiones a la hora de extraer arena, polvo o cualquier pequeño cuerpo extraño del interior del ojo.
  • Disminuir el roce entre una zona inflamada de dentro del ojo (por un postoperatorio, una infección o un traumatismo) y la superficie conjuntival, evitando molestias y favoreciendo la recuperación.
  • También se pueden usar en los casos de pterigión (crecimiento anormal de tejido sobre la córnea) para reducir el roce y limitar, en la medida de lo posible, el crecimiento del tejido.
  • En los casos de alergia, las lágrimas artificiales pueden servir de ayuda para aliviar la sensación de escozor y picor.

Pese a que las lágrimas artificiales pueden aportar diferentes beneficios, es importante tener en cuenta las molestias y patologías de cada persona y sus limitaciones.

A diferencia de las lágrimas naturales las artificiales tienen una composición más sencilla, los componentes más utilizados son dos: ácido hialurónico y carboximetilcelulosa.

El oftalmólogo Alberto Ollero recomienda que “a la hora de elegir las lágrimas artificiales siempre es recomendable buscar las que más se parecen a la lágrima natural”.

Lo que sugiere es que se busquen las siguientes características:

  • PH neutro o ligeramente alcalino.
  • Lágrimas de ácido hialurónico.
  • Baja osmolaridad.
  • Con la tensión y viscosidad adecuadas.
  • Sin conservantes ni fosfatos.
  • Omega 3.

Aplicación de gotas artificiales

El paso a paso es:

  1. Lavar correctamente las manos antes de empezar con la aplicación.
  2. Bajar ligeramente el párpado inferior con un dedo para facilitar su aplicación.
  3. Con la otra mano, presionar ligeramente el recipiente de las lágrimas artificiales hasta que caiga la cantidad de gotas recetada.
  4. Cerrar el ojo y parpadear para mejorar la distribución de la lágrima por toda la superficie del ojo.
  5. Cerrar el recipiente y conservarlo en un sitio adecuado siguiendo las instrucciones del empaque.

Como recomendación general, el doctor Ollero asegura que se pueden usar unas 2-4 veces al día. Y, para casos severos, es posible que sean insuficientes o que sea necesario combinarlas con otros fármacos o tratamientos, ”si después de varios días, no se alivian las molestias, puede ser recomendable valorar otras opciones de lubricación, como los geles, cuyos efectos suelen durar más tiempo”.