Vida moderna
Lágrimas artificiales: cuándo y cómo deben utilizarse adecuadamente
Las lágrimas artificiales pueden ser usadas en caso de sequedad e irritación ocular, y se requiere dirección médica para elegir la marca y componentes ideales en cada caso particular.
Para empezar, es importante saber que las lágrimas “son una película fluida segregada por la glándula lagrimal que cubre la córnea y la conjuntiva”, esto según información que reposa en el portal Oftalmologovigo.
Las lágrimas están compuestas principalmente de agua, pero también contienen proteínas, lípidos, enzimas, sodio, potasio, glucosa y urea. Por esa composición, su función principal es mantener los ojos hidratados y sanos.
Adicional a eso, ayudan a humectar la superficie ocular, proporcionar la lubricación necesaria durante el proceso de parpadeo, aportar oxígeno y nutrientes a la córnea, y proteger los ojos frente a patógenos y agentes externos.
En vista de la importancia de este líquido, las lágrimas artificiales se utilizan, básicamente, para mantener los ojos húmedos y correctamente hidratados. Por ese motivo han ido ganando protagonismo.
Las molestias más comunes por las que las personas recurren al uso de lágrimas artificiales son el “ojo seco” y el “síndrome visual del ordenador” y en casos de sequedad, picor, lagrimeo, ojos rojos o sensibilidad a la luz que surgen como consecuencia de la exposición a pantallas (televisor, teléfono móvil, computador) y a diversas condiciones ambientales.
Otros usos
- Evitar lesiones a la hora de extraer arena, polvo o cualquier pequeño cuerpo extraño del interior del ojo.
- Disminuir el roce entre una zona inflamada de dentro del ojo (por un postoperatorio, una infección o un traumatismo) y la superficie conjuntival, evitando molestias y favoreciendo la recuperación.
- También se pueden usar en los casos de pterigión (crecimiento anormal de tejido sobre la córnea) para reducir el roce y limitar, en la medida de lo posible, el crecimiento del tejido.
- En los casos de alergia, las lágrimas artificiales pueden servir de ayuda para aliviar la sensación de escozor y picor.
Pese a que las lágrimas artificiales pueden aportar diferentes beneficios, es importante tener en cuenta las molestias y patologías de cada persona y sus limitaciones.
A diferencia de las lágrimas naturales las artificiales tienen una composición más sencilla, los componentes más utilizados son dos: ácido hialurónico y carboximetilcelulosa.
El oftalmólogo Alberto Ollero recomienda que “a la hora de elegir las lágrimas artificiales siempre es recomendable buscar las que más se parecen a la lágrima natural”.
Lo que sugiere es que se busquen las siguientes características:
- PH neutro o ligeramente alcalino.
- Lágrimas de ácido hialurónico.
- Baja osmolaridad.
- Con la tensión y viscosidad adecuadas.
- Sin conservantes ni fosfatos.
- Omega 3.
Aplicación de gotas artificiales
El paso a paso es:
- Lavar correctamente las manos antes de empezar con la aplicación.
- Bajar ligeramente el párpado inferior con un dedo para facilitar su aplicación.
- Con la otra mano, presionar ligeramente el recipiente de las lágrimas artificiales hasta que caiga la cantidad de gotas recetada.
- Cerrar el ojo y parpadear para mejorar la distribución de la lágrima por toda la superficie del ojo.
- Cerrar el recipiente y conservarlo en un sitio adecuado siguiendo las instrucciones del empaque.
Como recomendación general, el doctor Ollero asegura que se pueden usar unas 2-4 veces al día. Y, para casos severos, es posible que sean insuficientes o que sea necesario combinarlas con otros fármacos o tratamientos, ”si después de varios días, no se alivian las molestias, puede ser recomendable valorar otras opciones de lubricación, como los geles, cuyos efectos suelen durar más tiempo”.