Bienestar
Las claves de Yale para sacar cinco en felicidad
Con la pandemia, más de tres millones de personas han tomado el curso virtual de felicidad de la prestigiosa universidad estadounidense, uno de los más populares del mundo. Así es una clase para ser feliz.
¿Qué se enseña en una clase de felicidad? ¿Cuál es el examen final? ¿Quién pasa y quién reprueba la materia? Estas son algunas de las preguntas que cruzan por la mente de cualquiera al pensar en una clase universitaria para ser feliz.
Hoy se cree que hay 200 cátedras universitarias en el mundo sobre el tema, pero sin duda la más famosa es la de Yale, conocida formalmente como Psyc 157: Psychology and the good life (Psicología y la buena vida).
No es de sorprender que sea más popular que Matemáticas 101, Física y otras, pero sí llama la atención que sea el curso más apetecido en los 320 años de historia de esta prestigiosa universidad.
El récord de alumnos inscritos en el curso se dio en 2018, cuando la psicóloga Laurie Santos empezó a dictarlo. En esa ocasión había 1.200 estudiantes en la clase y por ello tuvieron que disponer del más grande auditorio para conciertos del campus. Viendo su popularidad, en ese año las directivas hicieron una versión al público en Coursera.
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El curso, de diez semanas, se tituló ‘La ciencia del bienestar’ y también capturó a cientos de interesados en todo el mundo. Luego vino la pandemia con sus encierros preventivos y los números de estudiantes virtuales se multiplicaron. Hoy, se calcula que más de tres millones de personas lo han tomado de forma virtual.
No es una clase ‘costura’ de esas que se toman para tener una buena nota que suba el promedio. El curso implica trabajo duro y si el estudiante no lo hace, sin importar la nota, el que pierde es quien no hizo la tarea.
Después de todo, se trata de enseñar las bases prácticas para tener una vida más placentera y feliz. Y en eso radica el éxito de las clases: en que sirven para la vida real y se pueden aplicar de manera inmediata, aún más en la pandemia cuando la gente ha tenido suficiente ilustración acerca de cómo lavarse las manos, distanciarse de los demás y ponerse un tapabocas, “pero ha tenido que vérselas a solas para proteger su salud mental”, dijo Santos al diario The New York Times.
Los estudiantes del curso de felicidad en Coursera tienen que hacer varias tareas para cumplir los objetivos. En general, se busca desechar todos los malos hábitos que han ido adoptando los estudiantes en sus vidas por diferentes razones.
También se les recomienda formar nuevos lazos sociales. La tarea de dormir bien es importante porque la ciencia ha podido establecer que siete horas de sueño cada noche son indispensables no solo para que el cerebro descanse, sino para que haga muchas otras labores relacionadas con la memoria. Todo ello es crucial para cargar energías y enfrentarse a un nuevo día.
Una estudiante, de hecho, reveló una de las difíciles tareas, pues implicaba cambiar sus hábitos de lectura nocturna. A veces tenía que ser muy consciente de que el sueño era más importante que su lectura.
Con los actos de agradecimiento pasa lo mismo. Hay evidencia suficiente para establecer que encontrar razones para estar agradecidos incrementa la sensación de bienestar.
Y en cuanto a hacer actos de bondad, Santos señala un experimento que ella hace en clase y es preguntarles a los estudiantes que harían si reciben cinco dólares: ¿los gastarían en ellos o en otros? En ese ejercicio, la mayoría predijo que sería más feliz si guarda el dinero.
Sin embargo, cuando les obligaron a gastarlos en alguien más, los participantes reportaron que les había generado mayor satisfacción que guardar la plata.
“Esto demuestra que nuestras intuiciones acerca de lo que nos hará felices, como ganar la lotería o tener una buena nota, están equivocadas”, dice.
Una de las alumnas lo llevó a la práctica y en lugar de quedarse con un vestido que había comprado, se lo regaló a su hermana de cumpleaños. “Meses después todavía eso me da felicidad”.
Pero además de eso, la clase les recomienda meditar al menos una vez al día, algo que a algunos de los estudiantes les ha servido para estar más enfocados en su vida y menos en las redes sociales.
También sugiere dar un paseo por un parque o un sitio donde se pueda observar la naturaleza. Esa conexión ayuda a mejorar la salud mental y a reducir la ansiedad y el estrés que generan infelicidad.
La mayoría de estudiantes son personas que, como muchos, lo tienen todo y aun así están tristes. Otros no tienen idea de que la felicidad es un estado que se da solo si se conocen los ingredientes que ayudan a hacerla florecer.
Los hábitos, comportamientos y creencias de las personas impactan en 50 por ciento su nivel de felicidad. “Y como yo puedo modificar los hábitos, también puedo modificar mi satisfacción”, explica Andrés Aljure, coach experto en felicidad.
No es de extrañar que muchos de ellos consideren el curso como transformador. Tracy Morgan, otra de las personas que lo han tomado, tiene una familia adorable, casa, trabajo y un esposo maravilloso. “Y aun así nunca estaba feliz”, dijo al diario neoyorquino.
En medio del encierro preventivo en Canadá se comprometió con las lecciones para ser feliz y hoy agradece, camina y practica yoga. Las tres claves del curso.
Otras grandes enseñanzas incluyen darle importancia a la fe o la espiritualidad y tener confianza en la comunidad.
En varios estudios se ha podido ver que estos factores ayudan a mantener la salud mental y a prevenir trastornos de personalidad como la depresión y la ansiedad.
Además de eso, Santos enseña el valor de la visualización negativa que se hace al imaginar una cosa buena de su vida.
Puede ser pensar en el apartamento hermoso que tienen y después imaginar el escenario de no tenerlo. Esto ayuda a sentirse agradecido por muchas cosas que se dan por dadas.
En ese sentido, la clase es para amateurs. La gente especializada o que ya conoce ciertos principios del tema de la felicidad no se sorprenderá mucho.
Así lo reportaron algunos que sabían de la importancia de dormir bien y otros aspectos de comportamiento que se recomiendan. Aun así, señalan que el valor que le da a los estudiantes en su vida es enorme, pues por más que sepan, les ayuda a ser más optimistas y a valorar lo que tienen más que lo que no tienen.
Esto es positivo si se tiene en cuenta que el ser humano es más proclive a enfocarse en lo malo. Por eso, para Santos, lejos de ser una manualidad, la suya es la clase más dura de Yale. Implica ver cambios reales en sus hábitos, y para verificarlos, los estudiantes deben responder a diario por ello: toman quices, deben pasar un examen y, como trabajo final, hacer un proyecto para mejorar su bienestar.
Con esto, Santos espera que su curso ayude a las personas a concentrarse en las cosas simples que dan felicidad. Muchos creen que la satisfacción está en las buenas notas, en obtener un alto salario, en entrar a trabajar a una compañía prestigiosa o en ganar una lotería. Todos ellos están equivocados y eso lo aprenden en Psicología 157.