Vida Moderna
El síndrome del quemado, aquel que trabaja en exceso
Este año llegó con un nuevo derecho para los franceses: el de poder desconectarse de correos, teléfonos y chats después de la jornada laboral. Con esta medida, el gobierno galo pretende cuidar la salud de sus trabajadores al exigir que las empresas respeten las horas de descanso de sus empleados.
¿Quién no se ha sentido abrumado con las obligaciones de su trabajo alguna vez? Se trata de una situación común, pero que algunos no saben manejar. Vivir bajo un estrés constante, desencadenado por seguir horarios laborales desmedidos, alimentado por el ritmo de vida agitado y la intrusión excesiva de la tecnología en la vida, puede llevar a los trabajadores a sufrir de un agotamiento que tiene graves consecuencias tanto físicas como psicológicas.
Fatiga crónica y depresión son los principales síntomas de aquellos trabajadores que sufren del síndrome del quemado, como se le conoce a este fenómeno provocado por trabajar demasiado y que cada vez resulta más común. Precisamente, para frenar esta epidemia y al tiempo mantener la productividad, disminuida en empleados agotados, nace la ley francesa.
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La mayoría ha aplaudido la iniciativa, pero algunos, como la psicóloga Sandra Rodríguez, aseguran que sería difícil de implementar “porque las personas de la sociedad actual viven en constante movimiento, permanecen en alerta permanente y son adictas a la tecnología. Esto hace que dejar el trabajo en la oficina sea casi imposible, descansar realmente complicado y por eso las personas permanecen sin energía“.
Quienes están expuestos a los altos niveles de estrés, provocados por una carga laboral excesiva, malas condiciones en el trabajo, falta de motivación por parte de sus superiores y poco tiempo para el descanso, terminan experimentando dolencias físicas como duros dolores de cabeza, taquicardia, insomnio y fatiga permanente. Por su parte, las consecuencias psicológicas son más complejas. “Los trabajadores excesivos terminan deprimidos porque se sienten frustrados, aburridos e irritables”, dice Rodríguez. “Estas manifestaciones derivan en un bajo desempeño laboral y comportamientos agresivos que pueden fracturar la relación con los compañeros”, agrega.
El derecho a desconectar señala que aquellas empresas con más de 50 trabajadores están obligadas a fijar normas que pongan límite a los horarios en los cuales los empleados pueden dejar de contestar llamadas y correos, pues como señala el artículo 25 de la ley, "el desarrollo de la información y las tecnologías de comunicación, en caso de mala gestión o regulación, puede tener un impacto en la salud de los trabajadores".
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Es que el agotamiento por exceso de trabajo es un problema serio. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que los riesgos de seguridad en los trabajos y el estrés psicosocial pueden provocar enfermedades ocupacionales y agravar otros problemas de salud crónicos como la diabetes, cáncer o las patologías cardiovasculares. “Las personas que trabajan bajo presión o en condiciones de empleo precarias son propensas a fumar más, realizar menos actividad física y tener una dieta poco saludable”, asegura la entidad.
Si no se controla esta situación puede llegar a ser fatal. Morir por exceso de trabajo no es un mito, es un fenómeno social que ocurrió por primera vez en Japón, en 1979, y se conoce como "karoshi"; aplica a las personas que han sufrido, principalmente, de ataques cardiacos o derrames cerebrales provocados por trabajar demasiadas horas extra. Algunos casos de suicidio asociados a la presión laboral también se han considerado "karoshi".
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