Infusiones de eucalipto, canela y manzanilla ayudan a bajar los niveles de glucosa. Foto: Getty images.
Estas son las bebidas que podrían ayudar al cuerpo durante la tercera edad. | Foto: Gettyimages

Vida Moderna

Las mejores infusiones con propiedades regenerativas para adultos mayores

Las infusiones son bebidas a base de agua e ingredientes naturales.

10 de octubre de 2022

Generalmente, una persona adulta mayor es una persona de 60 años o más de edad, de acuerdo con el Ministerio de Salud.

Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el Envejecimiento Saludable es el proceso de fomentar y mantener la capacidad funcional que permite el bienestar en la vejez. La capacidad funcional consiste en tener los atributos que permiten a todas las personas ser y hacer lo que para ellas es importante.

Por ello, es relevante cuidar de la salud en todo momento, pero cuando se llega a una determinada edad, es fundamental consumir alimentos o infusiones con propiedades regenerativas, e Infobae reveló cuáles son las mejores:

1. Guaraná.

2. Ginkgo Biloba.

3. Ginseng.

4. Cola de caballo.

5. Garcinia.

6. Centella Asiática.

7. Bayas de goyi.

8. Orégano.

9. Centaurea menor.

10. Manzanilla.

De todos modos, antes de consumir alguna infusión, lo primero que se debe de hacer es consultar al médico tratante o a un nutricionista, para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona, pues las anteriores recomendaciones no son las indicadas para todas las personas, ya que la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.

Por su parte, otros hábitos que ayudan a cuidar la salud de los adultos mayores incluyen:

1. Realizar actividad física: las nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud recomiendan por lo menos de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad, y un promedio de 60 minutos al día para los niños y adolescentes.

2. Dormir bien: la mayoría de los adultos necesitan de siete a nueve horas de sueño por día.

4. Tener una dieta saludable: esta debe incluir al menos 400 g (o sea, cinco porciones) de frutas y hortalizas al día, menos del 10 % de la ingesta calórica total de azúcares libres, menos del 30 % de la ingesta calórica diaria procedente de grasas y menos de cinco gramos de sal (aproximadamente una cucharadita) al día y la sal debería ser yodada.

5. Tener un peso saludable: el Ministerio de Salud explica en su página web que, para saber si una persona está en un peso saludable, existen algunos métodos confiables. Uno es la determinación del índice de masa corporal (IMC), que describe la relación entre peso y estatura. Por ende, reveló que para calcular el IMC se necesita conocer el peso y la estatura, y se aplica una sencilla fórmula matemática que consiste en dividir el peso entre la estatura al cuadrado: IMC = Peso (Kg) / Estatura al cuadrado (Mt).

Ejemplo: una persona pesa 64 Kg y mide 1,5 metros, entonces: 64/1,5 x 1,5 = 28,44. Este dato indica el IMC de la persona (28,44) se encuentra en los valores correspondientes a sobrepeso.

Cifras de envejecimiento

La Organización Mundial de la Salud señaló que, dentro de las afecciones más comunes de la vejez, cabe citar la pérdida de audición, las cataratas y los errores de refracción, los dolores de espalda y cuello, la osteoartritis, las neumopatías obstructivas crónicas, la diabetes, la depresión y la demencia.

Además, indicó que:

  • Entre 2020 y 2030, el porcentaje de habitantes del planeta mayores de 60 años aumentará un 34 %.
  • En la actualidad, el número de personas de 60 años o más supera al de niños menores de cinco años. En 2050, el número de personas de 60 años o más será superior al de adolescentes y jóvenes de 15 a 24 años de edad.
  • En 2050, cerca del 65 % de las personas mayores vivirá en países de ingresos bajos y medianos.
  • La pauta de envejecimiento de la población es mucho más rápida que en el pasado.
  • Todos los países se enfrentan a retos importantes para garantizar que sus sistemas sanitarios y sociales estén preparados para afrontar ese cambio demográfico.