Vida Moderna
Las semillas que aportan energía y eliminan toxinas del cuerpo
Aunque su consumo no es común, a estas semillas se les asocia un notable valor nutricional.
La sandía es una fruta bastante popular en los países tropicales. Su sabor dulce y refrescante la ha posicionado como una de las favoritas para muchas personas, además, es conocida por su versatilidad para acompañar otras preparaciones, como ensaladas y licuados.
De acuerdo con información de la Fundación Española de Nutrición (FEN), las sandías diploides o con semillas son las variedades cultivadas tradicionalmente, es decir, aquellas que producen semillas negras o marrones, de consistencia leñosa, y con cáscara de color verde oscuro.
“La sandía es muy apreciada por ser refrescante y rica en agua y sales. En concreto, es la fruta que mayor cantidad de agua contiene (95 % de su peso), por lo que tiene un bajo contenido energético y, en general, pocos nutrientes, aunque contiene cantidades apreciables de diversas vitaminas y minerales”, expone la FEN en su sitio web.
En ese orden de ideas, la fuente consultada destaca que la sandía es rica en agua, potasio y vitamina A. De igual manera, posee un contenido importante de fibra, calcio, fósforo, folatos, magnesio y vitamina C.
Si bien el valor nutricional de la sandía es bien conocido, existe otro componente de esta fruta del que poco se habla: las semillas. Generalmente, estas se desechan pensando que no ofrecen ningún aporte, no obstante, su consumo también podría ser beneficioso.
Cualidades de las semillas de sandía
Según reseña el portal Mejor con Salud, “las semillas de sandía son capaces de aportar 557 calorías por cada 100 gramos de producto”. “Estas cuentan en su interior con 47 gramos de grasa, 15 gramos de carbohidratos y 28 gramos de proteína, por lo que son un alimento con un perfil nutricional muy beneficioso”, agrega.
Adicionalmente, menciona que los hidratos de carbono que contienen son en su mayoría de cadena larga, “por lo que no impactan de forma significativa sobre las glucemias”.
Las semillas de sandía también contienen magnesio y zinc en proporciones generosas, lo que contribuye a completar los requerimientos diarios de ambos minerales.
Dentro de los beneficios de estas semillas, el citado portal sostiene que también son fuente de ácidos grasos saludables, lo que ayuda a mejorar el funcionamiento del sistema cardiovascular. No obstante, también advierte que su consumo debe ser moderado, pues la ingesta excesiva podría conducir a un desequilibrio a nivel energético que se traduce en un incremento de peso corporal.
Por otra parte, las semillas de sandía contienen fibra, por lo que su consumo podría ser útil para reducir el estreñimiento, al mismo tiempo que contribuye a eliminar toxinas almacenadas en el tubo digestivo, según indica un artículo titulado “¿La fibra dietética es realmente protectora contra el cáncer de colon? Una revisión sistemática y metanálisis”, publicada en el sitio web de la Librería Nacional de Medicina de Estados Unidos.
¿Cómo se consumen las semillas de sandía?
Mejor con salud sugiere someter las semillas de sandía a un proceso de secado en el horno antes de consumirlas. Para ello, comparte el siguiente proceso:
- Poner las semillas sobre una bandeja.
- Llevar al horno a 150 grados, durante 15 minutos.
- Pasado el tiempo recomendado, esperar a que las semillas se enfríen.
- Una vez listas, se puede consumir directamente como aperitivo, por supuesto, sin incurrir en excesos.
Además, anota que las semillas de sandía no deben ser administradas a niños, pues podrían atragantarse. Así mismo, menciona que estas semillas cuentan con amigdalina en su interior, un precursor del cianuro. “Si se mastican crudas, se libera la sustancia, lo que podría provocar daños en la salud”, advierte.
En todo caso, lo más recomendable antes de incluir las semillas de sandía en la dieta es consultar con un nutricionista. De igual manera, en caso de que su ingesta produzca efectos secundarios, es pertinente suspender el consumo con efecto inmediato.