Salud y nutrición
Las vitaminas que reducen los espasmos súbitos en los músculos
La rigidez breve pero intensa de los músculos se puede prevenir con una dieta rica en nutrientes que se encuentran en la dieta cotidiana.
Una de las sensaciones más incómodas cuando se hace ejercicio o en medio del sueño son los calambres o espasmos musculares.
Aunque dure poco tiempo, esta rigidez de las fibras musculares puede ser muy angustiante y atacar a cualquier persona en cualquier momento.
Su origen, de acuerdo con el sitio Guía Azul de la Sanidad, puede estar en la fatiga muscular, la deshidratación, las alteraciones en el metabolismo y afecciones relacionadas con el sistema muscular o el sistema nervioso.
Hay unas zonas de la anatomía especialmente sensibles a los calambres, como son los abductores, las manos, los pies, los isquiotibiales, el cuello y el abdomen.
Tendencias
La persona puede toparse con una de estas contracciones en medio de actividades como un trabajo pesado, en medio de lo cual el músculo se cansa en exceso .
Igualmente, se pueden presentar en medio de la práctica de un deporte.
Si al esfuerzo excesivo se le suman las deficiencias nutricionales que un paciente pueda tener, el terreno estará lo suficientemente abonado para que padezca de calambres.
De acuerdo con el sitio, esas carencias asociadas con esta afección se deben a que se configura una pérdida excesiva de electrolitos a través de procesos como la sudoración.
Así mismo, ello se explica en la falta de vitaminas que contribuyen a mantener sanas las fibras musculares y en general este importante sistema que le da soporte al cuerpo.
Es por eso que lo más recomendable siempre es tener en cuenta la inclusión de una variedad de alimentos que aporten las vitaminas y minerales que el cuerpo necesita para un funcionamiento óptimo de todos sus sistemas.
En ese escenario, las vitaminas juegan un papel primordial y una incidencia de calambres en la vida diaria bien puede indicar que hay una carencia de ella en la dieta o que se necesita acudir a suplementos que las contengan.
Pero, ¿cuáles son las vitaminas claves para mantenerse a salvo de los incómodos espasmos musculares?
Básicamente son dos: las vitaminas B y D, como lo señala La Guía Azul de la Sanidad.
En el caso de la primera, es quizá la más importante de cara a este problema.
Se encuentra presente en los vegetales de hojas verdes, las legumbres, los huevos y las carnes.
Igualmente la contienen los cereales integrales, los huevos, los frutos secos y la semillas.
Otra forma agradable de consumirla, son las frutas, en particular el aguacate.
Estudios han demostrado que un consumo de las cantidades adecuadas de alimentos con esta vitamina, puede reducir hasta en un 80 por ciento la posibilidad de experimentar calambres.
La vitamina D, por su parte, tiene una incidencia ¿directa en los músculos, comenta la web.
De hecho, cuando ha deficiencia de ella, una de las primeras manifestaciones de ello pueden ser justamente los espasmos musculares.
La vitamina D tiene una particularidad y es que es la única que produce el propio cuerpo humano, por medio de la exposición al sol.
En concreto, el organismo transforma los rayos UV del astro rey en la vitamina.
Este par de nutrientes son muy importantes para mantener en buen estado los músculos, pero también hay otros que igualmente le aportan beneficios.
Uno primordial es el potasio, cuya carencia puede dar paso a los calambres. Para obtener sus beneficios, lo aconsejable es tener una dieta rica en frutas que lo contiene como el banano o las uvas pasas.
También está presente en otros vegetales como el pimentón y el perejil. O en frutos secos como las almendras y los pistachos.
Igualmente lo contienen las carnes magras, los lácteos y condimentos y especias como la pimienta negra, el comino y el curry.
Otro mineral que no hay que perder de vista en la prevención de calambres es el calcio, debido a que es un electrólito que evita que la sudoración deshidrate al organismo.
El sodio y el magnesio complementan el cuadro de nutrientes necesarios para proteger a los músculos de los síntomas adversos del sistema muscular.