Coronavirus
Lecciones de Chile: la primera dosis de Sinovac no protege
Según la experiencia del país austral no se puede bajar la guardia con la primera dosis. Hay que esperar la segunda para obtener la máxima protección. Estos son los resultados de un estudio de la vida real.
Chile se convirtió en el país latinoamericano modelo en el mundo por la rapidez con que diseñó y puso en práctica su programa de vacunación contra la covid-19. Comenzó en diciembre, pero la campaña tomó velocidad en febrero cuando llegó el primer desembarco de la vacuna de Sinovac, que ha representado cerca del 90 por ciento de las dosis administradas hasta hoy. Así, más de 5 millones de chilenos, incluidos 85 por ciento de los que tienen 70 años o más han recibido las dos dosis.
Aunque las cifras del gobierno muestran un declive en los pacientes más viejos que llegan al hospital a las salas de cuidado intensivo y menos mortalidad, recientemente los casos y las muertes empezaron a escalar, y de ser modelo Chile resultó un ejemplo de lo que no había que hacer. Pero solo hoy, después de que el gobierno de ese país reveló un estudio es posible saber cuáles son esas cosas que no hay que repetir en otros países donde están usando la misma vacuna.
La gran lección es que hay que explicarle bien a los recién vacunados que la primera dosis confiere muy poca protección. En Chile eso no fue muy claro y la gente vacunada con una dosis salió a la calle más relajada y se infectó. Un artículo titulado Dosis de Realidad, publicado recientemente en el Wall Street Journal señala que para los expertos de salud de ese país la gente sobreestimó la efectividad de la vacuna y luego de una sola de las dos dosis recomendadas desmontó sus medidas de control y las restricciones.
Como lo dijo al diario neoyorkino Claudia Cortés, experta en enfermedades infecciosas “con una dosis, sabemos que la protección es muy débil y eso no fue claramente explicado: que se requerían las dos dosis, que había que esperar”, dijo. Otros apuntan el dedo acusador al gobierno chileno por enviar mensajes confusos. “Celebró la rapidez del programa de vacunación y relajó las restricciones para ayudar a revitalizar a la economía. Los chilenos, cansados de la pandemia, lo tomaron como una luz verde para festejar en sus vacaciones de verano que son en diciembre en los países australes”, dice el diario.
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Con más de 7,6 de millones de vacunados, cifra que representa la mitad de la población adulta de ese país, Chile se ha convertido en un estudio de la vida real para probar la vacuna. De hecho, hace unos días las autoridades mostraron los resultados de una investigación con una muestra de 10,5 millones de personas en la que la efectividad contra la infección luego de la primera dosis resultó ser de apenas 16 por ciento. Sin embargo, esta aumenta a 67 por ciento tras la segunda. Según el Wall Street Journal el estudio mostró que era 80 por ciento efectiva en la prevención de muerte por covid dos semanas después de la segunda dosis.
Esas cifras son mucho menores frente a las de la efectividad de otras vacunas como la de Pfizer y BioNTech e incluso a la de Moderna. En un estudio publicado en febrero en The Lancet y que fue realizado en Israel con una muestra de 9.000 personas, este bilógico tuvo 85 por ciento de efectividad frente a la enfermedad de covid sintomático tras 15 a 28 días de la inoculación. Seis meses después de las dos dosis, la vacuna tiene una eficacia de 91,3 por ciento.
Esto no quiere decir que la vacuna de china no sirva. Muchos médicos en Chile la defienden a capa y espada al decir que si no fuera por ella no habrían podido bajar las cifras de mortalidad en los más viejos. Rodrigo Cornejo, director de la UCI del hospital de la Universidad de Chile dijo que el panorama en la UCI era totalmente diferente hoy: si bien el año pasado la mayoría eran viejos, hoy solo seis de las 58 camas de su unidad son ocupadas por personas mayores de 70, que se infectaron después de la primera vacuna o antes de las dos semanas que toma lograr la máxima protección después de la segunda dosis. “Hoy los viejos son la excepción en las UCI”.
El principal problema, señala, es que los chilenos bajaron la guardia muy rápido y como consecuencia aumentaron los casos. Pero como lo dijo Gao Fu, el director del organismo de control de china equivalente a la CDC en Estados Unidos, hay que seguir haciendo pruebas y experimentar más para mejorar su efectividad. En esa oportunidad, Fu dijo que es posible añadir una tercera dosis o incluso hacer una combinación de vacunas para mejorar la efectividad de la vacuna de Sinovac.
Ante esto, lo que el panorama de hoy revela para Chile es que se necesitará más tiempo para alcanzar la ansiada inmunidad de rebaño y que, ante la presencia de nuevas variantes como la de Brasil, el país austral tendrá que seguir recurriendo a cuarentenas y medidas de aislamiento social para controlar los picos de infección. La misma situación podría suceder en Colombia.
El exministro de Salud de Chile Jaime Mañalich señaló que el mensaje fundamental es que el esquema debe ser cumplido y que aún así, los vacunados no pueden relajar las medidas de bioseguridad. Otra médica, Camila Moya, insiste en que la gente “no se puede relajar con el virus porque todo es muy incierto aún”. Y lo dice después de infectare ella misma después de recibir la primera dosis de Sinovac.