Salud

Licencia menstrual en Colombia: iniciativa que busca darles incapacidad médica a las mujeres por esta condición divide opiniones

Por estos días, en Colombia se discute un proyecto de ley que busca una licencia remunerada para las mujeres cuya menstruación es incapacitante. Para varias feministas, representa el regreso a los días en que se les consideraba el sexo débil. La polémica está abierta.

15 de abril de 2023
| Foto: Getty images

El debate está sobre la mesa. Al Congreso de la República llegó hace pocos días un proyecto de ley que busca crear una licencia menstrual y lineamientos para desarrollar una política pública que promueva, sensibilice y ejecute planes de acción sobre los derechos menstruales.

Si bien varios países ya cuentan con herramientas legales parecidas, como España, México (donde la licencia es hasta de dos días), Japón, Corea del Sur e Indonesia, en Colombia se trata de un debate nuevo que desde ya divide opiniones.

¿Debe existir una licencia menstrual en Colombia?

Actualmente, Francia tiene varios proyectos de ley en marcha para acordar bajas laborales a las mujeres que sufren menstruaciones dolorosas, unos meses después de que España adoptó una medida similar. Hasta entonces, solo unas pocas naciones asiáticas y africanas han aprobado permisos similares.

En nuestro país, el asunto funcionaría así: la iniciativa persigue, en líneas generales, el “reconocimiento de la menstruación como un proceso fisiológico natural que puede llegar a ser incapacitante”. En ese sentido, tal como lo recoge el proyecto de ley, la licencia menstrual sería de un día por mes calendario.

Y, de ser aprobada, el empleador podría otorgar un periodo de licencia remunerada más largo, siempre y cuando la trabajadora o persona menstruante presente un certificado médico que justifique la necesidad de un mayor número de días.

Menstruación
Menstruación | Foto: Getty Images

En todo caso, será una decisión exclusiva de la población trabajadora que menstrúe determinar la fecha o día en la que se sienta incapacitada para cumplir sus tareas laborales. Igualmente, será su deber informarle al empleador acerca de la situación. Las licencias, indica el proyecto, podrían solicitarse cada 26 días como mínimo.

En la práctica, el Ministerio de Salud, con apoyo de las secretarías de salud de los municipios y departamentos, así como con instituciones educativas y empresas, tanto públicas como privadas, tendrán la responsabilidad de llevar a cabo campañas informativas y educativas sobre la protección de los derechos menstruales, la higiene menstrual y la no discriminación de la salud de mujeres y personas menstruantes.

Se abre el debate

Para María Fernanda Carrascal, congresista del Pacto Histórico y una de las autoras de este proyecto de ley, en Colombia urge abordar el tema de la menstruación de una manera natural. “Desde hace mucho tiempo vivimos en una sociedad que ha visto la menstruación como un tabú, desde una posición completamente discriminatoria.

Se le pone una cantidad de eufemismos a una palabra tan sencilla como es la menstruación. Se juzga, se discrimina, no solamente en el entorno escolar, sino en el mundo laboral, en los hogares, cuando estamos hablando básicamente de un proceso biológico y natural, inherente a nuestra etapa reproductiva; que no tiene nada que ver con lo que dicen por ahí, que está asociado a la suciedad”.

Y subraya que la importancia de esta iniciativa se da en la medida en que Colombia es un país en donde el 52 por ciento de la población son mujeres, y 17,3 millones de ellas menstrúa. “Y nosotras menstruamos entre los 10 y los 55 años, así que no es un tema menor, es un tema de salud pública”.

Aunque los coágulos en la menstruación se consideran normales, no lo son cuando son frecuentes y abundantes.
Aunque los coágulos en la menstruación se consideran normales, no lo son cuando son frecuentes y abundantes. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Sin embargo, la reconocida escritora y feminista Florence Thomas si bien reconoce que es un avance el que se discuta sin tabúes la menstruación, cree que una licencia asociada a este proceso biológico sería contraproducente para la larga lucha de líderes como ella, que han combatido por décadas la idea de que las mujeres representan el llamado sexo débil.

Este proyecto, dice, “les daría a muchos nuevos argumentos sobre la supuesta fragilidad y debilidad de las mujeres, cuando desde los siglos de los siglos lo hemos vivido. Y cuando en realidad menstruar no es una debilidad, sino un poder: el de dar la vida. Y eso es lo que no nos han enseñado: a verlo así. Se trata de un fantástico poder que tenemos las mujeres. Y los hombres siempre han tenido mucha dificultad de aceptarlo, que nosotras damos la vida. Y para dar la vida menstruamos”.

Para Thomas, sería necesario hablar de casos extremos. Es decir, que se otorgue una licencia de esta naturaleza, siempre y luego del diagnóstico serio de un ginecólogo o un internista, “pero que sea algo muy serio. Porque la verdad es que las abuelas, desde los siglos de los siglos, hemos aguantado la menstruación bastante bien”.

La feminista Florence Thomas
La feminista Florence Thomas | Foto: karen Salamanca

Y considera que una mejor alternativa “sería la gratuidad de las toallas higiénicas para todas las mujeres colombianas, porque la reducción del IVA que estos productos sanitarios tienen actualmente no es suficiente”, especialmente cuando se habla de las mujeres en la ruralidad o situaciones de pobreza extrema.

No obstante, para la congresista Carrascal, este proyecto de ley está pensado para quienes se enfrentan a ciclos menstruales dolorosos y que son incapacitantes. “Que es cuando no hay autonomía para realizar actividades diarias” debido a factores como desmayos, vómitos, diarreas y dolores y hemorragias muy fuertes.

Una situación que, de acuerdo con la parlamentaria, incapacita al 8 por ciento de las mujeres que menstrúan en el país. “Es que los dolores de las mujeres se han normalizado. Esa es una narrativa que hay que combatir: ‘Aguante, que eso es normal’. Y no, los dolores no son normales y algunos sí son incapacitantes. Entonces, es necesario hablar de menstruación segura y de los problemas ginecológicos que nos están causando menstruaciones dolorosas, como la endometriosis, que parecen que no generaran la suficiente atención e investigación para que sean prevenidas”.

La congresista María Fernanda Carrascal.
La congresista María Fernanda Carrascal. | Foto: GUILLERMO TORRES

¿Un freno para el acceso a la vida laboral?

Un punto que plantea la líder del Pacto Histórico es que se debe acabar con la idea de que las mujeres “son flojas” por no tolerar el dolor que en ocasiones produce la menstruación.

Y Florence Thomas, en ese orden de ideas, plantea su preocupación en el sentido de que, de aprobarse esta ley, se haría mucho más complejo el ya difícil y desigual acceso de las mujeres a la vida laboral.

Un empleador puede pensar, considera Thomas, que aparte de la licencia de maternidad, a una mujer tocaría darle además una licencia menstrual cada mes. “Entonces de verdad debe tratarse de casos muy bien diagnosticados, casos excepcionales”, enfatiza la líder feminista.

Aunque ya algunas empresas del sector público y privado otorgan estas licencias de manera voluntaria, y unilateralmente han buscado garantizar este derecho a las mujeres, la iniciativa aún genera temor. Por un lado, en empresarios y, por otro, en las propias trabajadoras.

Otro asterisco en esta discusión lo dan los propios médicos; varios de los cuales apuntan a las dificultades que tendrían las mujeres para acceder, cada mes, a un certificado médico que garantice un estado de salud incapacitante.

Así lo cree la ginecóloga María Rocío Rengifo, quien se pregunta cómo se otorgaría y cada cuánto la licencia remunerada. “¿Vamos a tener a las mujeres con dismenorrea desfilando cada mes por los consultorios para pedir un certificado médico? Eso no es funcional en un sistema de salud como el nuestro, donde las citas con especialistas se otorgan incluso a varios meses. Entonces, para miles de mujeres será muy complicado hacer coincidir su periodo de la menstruación con la atención que oportunamente se les pueda brindar en una EPS o en un centro asistencial”, apunta la especialista.

El debate entonces queda abierto. La última palabra la tendrá el Congreso.

Consulte aquí el proyecto de ley.

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