VIDA MODERNA
Llevar un reloj fitness: resultados positivos y negativos tras investigaciones
Los dispositivos empleados al hacer ejercicio físico, más conocidos como wearables (en español, tecnología vestible), forman parte de la vida de millones de personas.
Toda la tecnología desarrollada por el ser humano ha sido creada, fundamentalmente, con un propósito: mejorar nuestra vida. Sin importar el nivel de sofisticación de la misma, la tecnología tiene como objetivo hacer nuestra vida más fácil. Aquí es donde adquieren un papel fundamental todas aquellas que han prosperado alrededor de la práctica de ejercicio físico.
Los dispositivos empleados al hacer ejercicio físico, más conocidos como wearables (en español, tecnología vestible) forman parte de la vida de millones de personas. Estos engloban a un conjunto de aparatos electrónicos que se incorporan a alguna parte de nuestro cuerpo con un objetivo concreto, como los relojes inteligentes, zapatillas con GPS integrado, etc.
¿Qué dispositivos electrónicos nos facilitan la vida?
Los dispositivos como los auriculares con bluetooth, nos permiten hablar por teléfono con las manos libres sin dejar de concentrarse en las tareas que se realizan al mismo tiempo.
La tecnología más reciente, como las Google Glass, nos permite mantenernos conectados al teléfono, al correo electrónico y a las aplicaciones sin tener que apartar la vista del lugar al que nos dirigimos. Asimismo, al utilizar los comandos de voz en lugar de las manos, podemos concentrarnos en la carretera o en la acera mientras seguimos consumiendo información digital.
Además, estos dispositivos podrían salvarnos la vida: algunos permiten a los médicos tomar decisiones de atención más informadas. Estas notas van más allá del nivel de actividad física del paciente. Los dispositivos más novedosos pueden controlar desde la presión arterial hasta la saturación de oxígeno de un sujeto. De esta manera, ofrecen al personal sanitario formas únicas de controlar a sus pacientes a distancia.
¿Un regalo para estimular la motivación?
Sin duda se trata de un clásico de cara a los regalos navideños. Pero no debemos dejarnos arrastrar por la impulsividad y lo atractivo de sus diseños y características, por lo que debemos preguntarnos: ¿realmente ayudan a dirigir nuestra práctica de ejercicio físico?
En primer lugar, esta tecnología nos ofrece la posibilidad de controlar y monitorizar nuestro estado físico, así como seguir nuestra ubicación vía GPS. Lo significativo es que evita que dependamos de nuestro teléfono, dándonos mayor libertad e independencia a la hora de practicar deporte.
En contraste con los métodos tradicionales de entrenamiento, la tecnología wearable está totalmente integrada en el entorno digital e inteligente. Por eso, la transferencia de información y datos a este medio será ágil y rápida. Todo ello nos permite visualizarla al momento o de manera posterior. Podría ser un gran recurso ya que nos permite establecer objetivos a corto o largo plazo y seguir nuestro progreso hacia ellos.
Además, al recibir notificaciones en tiempo real sobre nuestra actividad, como recordatorios para estar de pie o caminar, los wearables también pueden servir como fuente de estímulo y motivación .
Un nuevo accesorio del que cansarnos
Por otro lado, no existe una garantía de que sigamos usando esta tecnología con el paso del tiempo. Según un estudio, tampoco hay certeza de que la misma genere una mayor adherencia a la práctica de actividad o ejercicio físico por sí misma.
De hecho, hay poca evidencia científica que sugiera que el uso de esta tecnología se traduzca en un aumento de los niveles de actividad física en población adolescente.
Uno de los motivos aducidos es que los usuarios de estos dispositivos no los encuentran útiles o simplemente se cansan de ellos. Para muchos usuarios de estos dispositivos, la motivación relacionada con la adherencia y el seguimiento de la práctica deportiva no puede ser sostenible a largo plazo.
Llevar un reloj fitness no nos hará más deportistas
En línea con lo anterior, un estudio longitudinal (de un año de duración) publicado en The Lancet Diabetes & Endocrinology concluyó que los participantes de Fitbit aumentaron su actividad física 16 minutos por semana.
Sin embargo, a los 6 meses el 40 % de los participantes habían dejado de usar sus dispositivos. Y al año, solo el 10 % de los participantes todavía los usaban. Los autores del estudio señalaron que ninguno de los resultados específicos relacionados con la salud cambió debido a esta mayor participación.
Hay una mezcla de resultados positivos y negativos de este tipo de investigaciones. Por eso, existe una creciente preocupación de que la tecnología wearable no motiva lo suficiente. Pero las aplicaciones de seguimiento y las tecnologías vestibles son prometedoras para aumentar la actividad física cuando se diseñan utilizando principios científicamente apoyados en la motivación y el comportamiento del consumidor.
Por todo lo anterior, las aplicaciones de seguimiento y control de la práctica de actividad y ejercicio físico, así como los dispositivos wearables que proporcionan información de forma inherente, pueden no ser motivadores. La calidad y duración de la motivación es el resultado de la razón principal por la que las personas empiezan a hacer ejercicio.
Irónicamente, los motivos más comunes suelen ser los menos motivadores a largo plazo. Por ello, es fundamental basar las razones para la práctica en ideas que permitan una mayor consistencia, en lugar de usar dispositivos inteligentes a los cuales “abandonar” nuestra salud.
Por: Pablo Galán López
Profesor Ayudante Doctor. Investigador sobre hábitos saludables en diferentes poblaciones, Universidad Loyola Andalucía
Artículo publicado originalmente en The Conversation