ENTREVISTA

“Lo único que tenemos en común es el sombrero”

A Zahi Hawass, uno de los más reconocidos arqueólogos de Egipto, suelen compararlo con Indiana Jones. Aunque para él, el parecido es simplemente una casualidad, sus descubrimientos son dignos de película.

Thomas Sparrow
14 de marzo de 2009, 12:00 a. m.

Zahi Hawass es una de las personas más famosas de Egipto. Con su sombrero característico, su personalidad controversial y su pasión por la aventura, este arqueólogo de 61 años es el hombre que tiene la responsabilidad de descubrir los secretos más importantes del antiguo Egipto. Actualmente trabaja como secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, una entidad de 30.000 empleados encargada de todos los sitios históricos de ese país. Por las manos de Hawass, quien lideró el grupo de trabajo que identificó a la reina Hatshepsut, pasan todos los hallazgos antes de ser mostrados al público. Además de aparecer frecuentemente en documentales sobre esa civilización, viaja alrededor del mundo para tratar de que algunos objetos de Egipto que están en museos en el extranjero retornen a su lugar de origen. SEMANA habló con él.

A usted lo comparan con Indiana Jones. ¿Qué siente al respecto?

No me molesta en lo más mínimo. Al público le encanta tener una figura que puedan relacionar con un personaje ficticio tan popular. Es increíble que la gente me relacione con Indiana Jones, aunque lo único que tenemos realmente en común –aparte de la arqueología- es el sombrero.

Y las aventuras. ¿Cuál ha sido su mayor aventura?

Mi aventura más grande hasta la fecha ha sido la excavación del pozo de Osiris, en Giza. Fue impresionante entrar por primera vez y ver cómo las máquinas sacaban el agua que lo llenaba. ¡Estas máquinas hacían tanto ruido que casi me vuelvo sordo! A medida que caía el nivel del agua teníamos que trabajar en medio de un barro grueso para despejar el pozo, que desciende unos 25 metros. Finalmente encontramos un sarcófago enorme, que estaba vacío. Creo que esto es así porque el pozo estaba destinado a ser una tumba simbólica para el dios Osiris, en vez de una tumba para una persona real. Estoy emocionado ahora por este descubrimiento, porque hace unas pocas semanas encontramos un nuevo túnel en el pozo.

¿Qué tan peligroso es revelar los secretos del antiguo Egipto?

En mi carrera he estado cerca de la muerte en dos ocasiones. La primera fue en el Valle de las momias doradas (uno de sus principales descubrimientos, en 1996). Estaba excavando 20 metros bajo tierra, en medio de la arena y las rocas, con una lámpara en mi mano izquierda para alumbrar mi camino y un hacha en mi mano derecha para excavar. Vi una estatua a lo lejos y moví la lámpara en esa dirección, pero cuando lo hice corté accidentalmente el cable eléctrico con el hacha. Este me pegó y quedé inconsciente, bajo tierra, por al menos un minuto.

La otra vez fue cuando estaba en las profundidades de la tumba del faraón Seti I. Estaba descendiendo por una pendiente muy empinada cuando un pedazo del techo me cayó encima y me partió un dedo del pie. Con todo el dolor que sentía tuve que escalar de regreso a la superficie para buscar ayuda. Me acuerdo de haberle dicho a mi asistente, Mohamed: “Si muero allá adentro, en una de esas tumbas, dirán que se trata de la maldición de los faraones”.

Usted es una estrella en Egipto y tiene fanáticos alrededor del mundo. ¿Qué le dice la gente?

Una de las situaciones más divertidas de mi trabajo es cuando la gente se me acerca y me dice que las pirámides fueron construidas por aliens, aunque hemos encontrado suficiente evidencia para demostrar lo contrario (pues él se atribuye el descubrimiento del cementerio de los constructores de pirámides).

Un día, un hombre de California llegó a mi oficina en Giza y me preguntó si podía usar el baño. Me pareció raro, pero como tenía una necesidad, ¿por qué no se lo iba a prestar? Pero luego regresó y me preguntó: “¿Puedo tomarle una foto a su baño?” En ese momento decidí preguntarle por qué tenía ese interés. Respondió: “Todo el mundo dice que usted deja su oficina al medio día para ir al baño, donde abre un túnel secreto que termina en la Gran Pirámide. Usted se refugia allá para esconder objetos hermosos y luego regresa a la oficina”. ¡Estaba convencido de eso y quería publicar una imagen de mi baño en Internet!

¿Se ha sentido decepcionado de su trabajo en alguna ocasión?

Casi nunca estoy decepcionado. Pienso que como hago mi trabajo con toda la pasión posible, casi siempre puedo lograr mis metas. A veces sí me decepciono de la gente a mi alrededor porque me parece que no comparten mi urgencia para salvar los monumentos de Egipto, y porque no tienen ni la educación ni una personalidad fuerte para sacar nuestros proyectos adelante. Yo dedico mucho tiempo a ayudar a la gente con la que trabajo para que desarrollen sus habilidades profesionales y hoy puedo decir con alegría que soy optimista por la próxima generación de expertos y profesionales del patrimonio en Egipto.

¿Cuál ha sido el momento de mayor felicidad?

Soy un hombre feliz en términos generales, porque tengo un trabajo muy importante y emocionante del cual ocuparme. Trato de no pensar demasiado en los conflictos de mi vida y por eso estoy fascinado de vivir en un mundo de misterio, de acción y de aventura: ¡El mundo de los faraones!