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Los agricultores que se convirtieron en guardianes del jaguar
En el nuevo episodio de ‘El lado +’ una taza de café da cuenta de algo más grande: la conservación del jaguar, una especie insigne de nuestro continente que sobrevive gracias a los espacios que se han creado para garantizar su movilidad.
Escuche aquí los episodios de El lado +, el pódcast de noticias positivas de Semana.
“El tigre anda y bulle en las sierras, y entre las peñas y riscos, y también en el agua, y dicen es príncipe y señor de los otros animales. Es bajo y corpulento y tiene la cola larga. La cabeza grande y los ojos relucientes como brasa”.
Así describió fray Bernardino de Sahugún —también cronista— a los jaguares en el siglo XVI. Casi medio milenio después, la especie animal que hasta entonces permanecía desconocida para europeos podría desaparecer definitivamente de la faz de la tierra. De hecho, según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, los jaguares están en la categoría de ‘Casi amenazados’ de extinción.
Proteger al felino más grande de América —el tercero más grande a nivel mundial, superado solo por tigres y leones, según estimaciones de WWF— implica también proteger su hábitat y conservar el estado idóneo de los corredores biológicos que le permiten desplazarse del norte al sur del continente.
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Esa tarea, vital, marcará el futuro del jaguar, una especie que, desde la lejana descripción de Bernardino de Sahugún, ha perdido cerca del 50 por ciento de su hogar histórico: está prácticamente extinto en Estados Unidos, El Salvador y Uruguay. La urgencia de proteger los ecosistemas naturales que le dan sustento al jaguar es, entonces, mayor en los 18 países latinoamericanos donde el jaguar aún camina en libertad.
¿Cómo lograr proteger este ícono americano? El veterinario Carlos Valderrama vio parte de la solución en un producto que también es un sello de la región: una taza de café.
Diez años pasaron desde que Valderrama creó la fundación WebConserva para responder a un ideal que había tenido desde sus días universitarios: crear modelos económicos que permitieran estabilidad y bienestar para las comunidades rurales de Colombia y, simultáneamente, protegieran la vida silvestre y biodiversa del país.
Esa apuesta se materializó en Café-conserva, un modelo de negocio sostenible ubicado en una zona estratégica: la Serranía de San Lucas, en Antioquia, un territorio en la que la vida humana y silvestre transcurría bajo la amenaza constante de la violencia del conflicto armado.
Transformar ese panorama ha sido la esencia de Café-conserva: reemplazar las acciones de grupos armados, los cultivos ilícitos, la minería ilegal y la deforestación por un proyecto económico ejecutado por las personas locales. Los agricultores, entonces, se comprometen a preservar los recursos naturales que los rodean y a sembrar, con prácticas sostenibles y buscando una remuneración justa, café de alta calidad.
Por su parte, la protección de la fauna, específicamente del jaguar, también está en el ADN de Café-conserva. El proyecto se suma al llamado ‘corredor del jaguar’, la iniciativa transnacional más grande de su tipo a nivel mundial, en la que Fundación Panthera y el sector público y privado de 13 países trabajan juntos para garantizar el bienestar de los corredores biológicos y el libre tránsito de los jaguares a lo largo de América.
Este episodio de ‘El lado +’ recoge los testimonios de Carlos y Café-conserva, una iniciativa comprometida con la conservación de la vida silvestre latinoamericana en alianza con quienes habitan aquellos territorios dentro de sus ecosistemas.
‘El lado +’ es el pódcast de Semana dedicado a visibilizar buenas noticias. Cada episodio recoge iniciativas en Colombia y América Latina que generan un impacto social y ambiental en las comunidades.