Vida Moderna
Los cuatro alimentos que matan las células cancerígenas
Una dieta alimenticia repleta del consumo de frutas y verduras ayuda a reducir el riesgo de padecer algún tipo de cáncer.
El cáncer es una enfermedad crónica que ocurre por mutaciones en el ADN de las células. Dentro de este, se encuentran las instrucciones para que la célula funcione correctamente. Cuando hay cambios, se generan errores en las indicaciones y las células se convierten en malignas.
Esta enfermedad puede iniciar en un órgano y diseminarse a otros. Por ejemplo, “el cáncer de pulmón comienza en los pulmones y se puede diseminar a los ganglios linfáticos o a otros órganos del cuerpo, como el cerebro. A su vez, el cáncer originado en otros órganos se puede diseminar a los pulmones. Cuando las células cancerosas se diseminan de un órgano a otro, se le llama metástasis”, detallan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU.
Además, los expertos de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) explican que el cáncer puede causar diferentes síntomas, dependiendo de donde se origine o si se ha diseminado a otras partes del cuerpo.
Para evitar el surgimiento de cualquier tipo de cáncer es de vital importancia llevar una dieta alimenticia saludable en la que se evite el consumo de alimentos o productos cargados de grasas dañinas, azúcares y sodio.
Por lo tanto, el consumo de frutas y verduras debe prevalecer. En este sentido, hay algunos alimentos que ayudan a disminuir el riesgo de sufrir cáncer, dado que, matan las células cancerígenas.
Estos alimentos son el repollo, el brócoli, el coliflor y los repollitos de Bruselas. Los mencionados “contienen sustancias que protegen del cáncer como los glucosinolatos e índoles, además de sulfurafano, sustancia que colabora con la eliminación de los carcinógenos e inhibición del crecimiento de células cancerígenas”, explica el portal Roche.
Cáncer: ¿por qué la quimioterapia causa efectos secundarios?
La quimioterapia es una de las opciones que los médicos recomiendan para combatir el cáncer. La elección de este tratamiento depende del tipo de cáncer que se tenga, la etapa en la que se encuentre, entre otros factores.
Este es un tratamiento farmacológico con sustancias químicas muy fuertes, las cuales destruyen las células de crecimiento rápido en el cuerpo humano.
“Los objetivos de la quimioterapia dependen del tipo de cáncer y de cuánto se haya diseminado. A veces, el objetivo del tratamiento es destruir todo el cáncer y evitar que vuelva a aparecer. Si esto no es posible, la quimioterapia puede retrasar o ralentizar el crecimiento del cáncer”, apunta la Sociedad americana de oncología clínica.
De acuerdo con Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, dependiendo del tipo de cáncer y el lugar donde esté la quimioterapia, puede ser administrada al paciente de diferentes formas, como las siguientes:
- Inyecciones intramusculares.
- Inyecciones subcutáneas.
- En una arteria.
- En una vena (intravenosa o IV).
- Píldoras tomadas por vía oral.
- Inyecciones en el líquido que rodea la médula espinal o el cerebro.
La Sociedad Americana de Cáncer explica que la quimioterapia es un tratamiento que puede causar efectos en el organismo a corto y a largo plazo. Esto se debe a que este tipo de medicamentos circulan por todo el cuerpo y afectan negativamente las células sanas y normales. Este tratamiento puede dañar las células del corazón, vejiga, riñones, sistema nervioso y pulmones.
Los efectos secundarios de la quimioterapia pueden incluir los siguientes:
- Cansancio.
- Caída del cabello.
- Tendencia a presentar fácilmente moretones y sangrados.
- Infección.
- Anemia (recuentos bajos de glóbulos rojos).
- Náuseas y vómitos.
- Cambios en el apetito.
- Estreñimiento.
- Diarrea.
- Problemas en boca, lengua y garganta como úlceras (llagas) y dolor al tragar.
- Problemas en músculos y nervios como entumecimiento, hormigueo y dolor.
- Cambios en la piel y las uñas, como sequedad y cambio de color.
- Cambios urinarios y problemas renales.
- Cambios en el peso.
- Efecto del quimiocerebro que puede afectar la capacidad para concentrarse y enfocarse.
- Cambios en el estado de ánimo.
- Cambios en el deseo y la función sexual.
- Problemas de fertilidad.