El síndrome de cabello impeinable es poco conocido.
El frizz puede dificultar el peinado, pero es posible controlarlo. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Vida Moderna

Los diez sencillos trucos para evitar el ‘frizz’ en el cabello

El uso de un peine adecuado es importante para mantener a raya el pelo esponjado.

30 de diciembre de 2022

Uno de los problemas más frecuentes que presentan todo tipo de cabellos (liso, crespo, corto o largo) es el frizz, que se trata de los cabellos rebeldes que insisten en estar de pie encima de la cabeza. Normalmente, esto se presenta por factores climáticos como el sol, el viento y la humedad.

Según el portal web Glamour, los procesos químicos en el cabello también son otra causal del frizz, pues el uso constante de herramientas de calor resecan el cabello y hace que los cabellos se vuelvan mucho más vulnerables. Asimismo, los cabellos más propensos a esta condición son los rizados; sin embargo, los cabellos lacios cuando están maltratados también pueden tener frizz.

Para tratar este problema estético, se deben tener en cuenta algunas recomendaciones que da a conocer el portal web Natural:

  • No peinar el cabello seco: normalmente, cuando el cabello está mojado, el cepillo pasa por los cabellos sin generar ningún tipo de fricción, por lo que el agua neutraliza las cargas eléctricas que hacen que los cabellos se paren formando frizz.
  • Eliminar los procedimientos químicos: cuando se aplica algún tinte o decoración y aparece el frizz, es probable que el cabello necesite un descaso de dichos químicos. Por ello, se debe hacer una pausa para hidratar el cabello y utilizar otros tratamientos para la regeneración de las fibras capilares.
  • Usar correctamente la toalla: los expertos aconsejan utilizar una toalla de algodón para secar el cabello. No se debe refregar ni enrollar la toalla en la cabeza porque esto hace que el cabello se debilite. El estilista Guilherme Cassolari aconseja al portal en mención el uso de una polera para secar los cabellos. “Presiona levemente el cabello con la camiseta para quitar el exceso”.
  • Utilizar una adecuada temperatura del agua: este es un factor que genera frizz en el cabello si no se sabe mediar. Por lo anterior, se aconseja utilizar agua tibia para lavar el cabello y luego hacer un lavado final con agua fría. Esto hace que las cutículas se cierren y haya menos fisuras en la superficie de la fibra del cabello.
  • Funda de almohada adecuada: por lo general, algunas telas como el algodón suelen quitar la humedad de los cabellos y aumentan la estática, la causa principal del frizz. Para tratar este problema, se debe sustituir la funda tradicional por una de satín, pues esta tela no quita la oleosidad natural del cabello y además ayuda a mantener los cabellos rizos más definidos.
  • Escoger un peine adecuado: para los cabellos crespos, es importante reemplazar el cepillo por un peine de madera y pasarlo solamente cuando el cabello esté mojado. Asimismo, los peines con dientes más largos son mucho mejor, pues mantiene la estructura natural de los rizos y los cabellos no se quiebran.

Por su parte, la maicena, o también conocida como fécula de maíz, es una harina conocida generalmente dentro de la cocina, en especial para la preparación de deliciosos postres, pero lo que pocos se sabe de sus beneficios van mucho más allá de las ollas y batidoras, puesto que contiene grandes bondades para el cuidado de la piel y por supuesto el cabello, hidratándolo a profundidad, combatiendo el frizz, y agregando una suavidad y brillo que se complementan con un liso casi perfecto.

Entre su gran variedad de nutrientes se encuentran el fósforo, hierro, calcio, zinc, antioxidantes, vitamina A, C, E, del grupo B, así como potasio y magnesio, las cuales son indispensables para lograr un pelo fuerte, sano, brilloso, pero sobre todo hidratado.

Mascarilla de maicena

Ingredientes:

  • Un puñado de maicena
  • Aceite de coco
  • Miel
  • Una taza de agua tibia

Preparación:

Recomendaciones:

Para hacer uso de esta mascarilla, lo primero que debe hacerse es humedecer un poco con la ayuda de una taza o si está a disposición, un atomizador, para así dividirlo en partes pequeñas y esparcir bien el producto en cada una de ellas con la mano o una brocha especial desde la raíz hacia las puntas, dejando reposar al rededor de media hora para retirar con agua fría.