Vida Moderna
Los hábitos para quemar más calorías después de los 50 años
Antes de hacer cambios en la rutina diaria se debe consultar con un especialista de la salud.
Bajar de peso no es fácil, y requiere compromiso para no sufrir de sobrepeso y la obesidad. Estas afecciones se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa y para no llegar a ellas es importante aminorar las calorías que se ingieren y aumentar el gasto calórico con actividad física.
La mejor forma de bajar de peso es ir modificando los hábitos y estilos de vida que ya se tienen, haciendo pequeños cambios cada día hasta que estos pasen a formar parte de la rutina diaria. Esto disminuirá los riesgos de sufrir ciertos problemas de salud como enfermedades del corazón.
Ser realista, constante, persistente, y ser paciente también son consejos claves a seguir. Además, los cambios deben lograrse con la asesoría, preferiblemente, de profesionales de la salud, médicos y nutricionistas para no perjudicar otras funciones del cuerpo.
Según los centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, no importa cuál sea el objetivo para bajar de peso, pues, aunque se baje una modesta cantidad, como entre un 5 al 10 % del total del peso corporal, es probable que haya resultados beneficiosos para la salud.
Tendencias
A pesar de lo anterior, perder peso con el pasar de los años puede ser una tarea más complicada. Esto se debe a que el metabolismo se vuelve más lento, por lo que es más difícil convertir en energía las calorías consumidas, lo que hace que se conviertan en grasa acumulada.
Teniendo en cuenta lo anterior, el portal Cliki Salud de la Fundación Carlos Slim, listó algunos hábitos para quemar más calorías después de los 50 años:
- Evita las grasas trans: la mayoría de los alimentos que contienen estos tipos de grasas son: la mantequilla, la margarina, las mantecas y la grasa de la carne de res o cerdo. Las grasas trans deben evitarse en su totalidad.
- Evitar consumir alimentos procesados: los alimentos mínimamente procesados conservan la mayor parte de sus propiedades físicas, químicas, sensoriales y nutricionales intrínsecas, y muchos de ellos son tan nutritivos como los alimentos sin procesar. Algunos ejemplos son la fruta cortada, la embolsada, las ensaladas de verduras y las frutas y verduras desecadas y congeladas.
- Bajar al estrés: según Salud180, el estrés puede ocasionar subidas de peso. En un estudio de la Universidad de Yale en Estados Unidos se pudo identificar que en esta condición las neuronas se sobreestimulan causando “insomnio y como resultado aumento del apetito durante la noche”.
- Tomar dos litros de agua al día: un estudio que se encuentra en el repositorio de la Librería Nacional de Medicina (NIH, por sus siglas en inglés) explica que el agua quema calorías y acelera el metabolismo. En la misma biblioteca hay varias investigaciones que señalan que beber medio litro de agua al día quema 23 calorías exactas, lo que al terminar un año representa dos kilos menos.
- Consumir alimentos ricos en fitoestrógenos: hay alimentos que aunque no contienen específicamente estrógenos, sí tienen en su composición fitoestrógenos de origen vegetal para el cuerpo. Estos ayudan a equilibrar las hormonas y se puede encontrar en la naranja, la soya, los garbanzos, entre otros.
- Reducir la ingesta de calorías: el cálculo de cuántas calorías se puede consumir debería hacerse de manera individualizada, pues esto depende de las actividades que se realicen diariamente, de la dieta que se tenga, la edad, el peso, entre otros factores.
- Respetar las horas de sueño: la editora especialista en la guía de nutrición y alimentación saludable de Mayo Clinic, Katherine Zeratsky, explica que “las investigaciones sugieren una asociación entre la restricción del sueño y los cambios negativos en el metabolismo. En los adultos, dormir cuatro horas por noche, en comparación con 10 horas por noche, parece aumentar el hambre y el apetito”.