Salud
Los peligrosos efectos del alcohol en la hipertensión
El consumo moderado del licor, ofrece posibles beneficios para la salud, pero, en exceso, genera muchos riesgos para la salud.
La hipertensión, conocida comúnmente como presión arterial alta, es una enfermedad crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo. Se caracteriza por el aumento persistente de la presión ejercida por la sangre sobre las paredes de las arterias, lo que puede llevar a graves complicaciones cardiovasculares. Si bien existen múltiples factores que contribuyen al desarrollo de la hipertensión, uno de los más perjudiciales y a menudo pasados por alto es el consumo excesivo de alcohol.
El alcohol es una sustancia ampliamente consumida en nuestra sociedad, y es comúnmente asociado con celebraciones, momentos de relajación y diversión. Sin embargo, es crucial comprender los riesgos que el consumo excesivo de alcohol puede tener para aquellos que sufren de hipertensión. La relación entre el alcohol y la presión arterial alta puede ser complicada, lo que lleva a una falta de conciencia sobre los peligros reales que conlleva.
En primer lugar, el consumo excesivo de alcohol tiene un efecto directo en los niveles de presión arterial. El alcohol actúa como un vasodilatador, lo que significa que relaja y ensancha los vasos sanguíneos. A corto plazo, esto puede llevar a una disminución de la presión arterial, lo que lleva a la creencia errónea de que el alcohol puede ser beneficioso para quienes padecen hipertensión. Sin embargo, este efecto es solo temporal y a menudo seguido por un aumento significativo de la presión arterial.
De hecho, según la Clínica Mayo, no existe un estudio que realmente demuestre beneficios por el consumo del licor: “Los investigadores saben sorprendentemente poco sobre los riesgos o beneficios del consumo moderado de alcohol en adultos sanos. Casi todos los estudios sobre el estilo de vida, que incluyen dieta, ejercicio, cafeína y alcohol, se basan en el recuerdo del paciente y en la información veraz de los hábitos de cada uno durante muchos años. Estos estudios pueden indicar que dos cosas pueden estar asociadas entre sí, pero no necesariamente que una cause la otra. Puede ser que los adultos que gozan de buena salud participen en más actividades sociales y disfruten de cantidades moderadas de alcohol, pero el alcohol no tiene nada que ver con hacerlos más saludables”.
Además, el consumo excesivo de alcohol tiene un impacto negativo en la salud general del corazón y del sistema circulatorio. Su consumo crónico puede debilitar el músculo cardíaco, lo que dificulta su capacidad para bombear sangre de manera eficiente. Esto puede llevar a una acumulación de líquido en los pulmones, insuficiencia cardíaca y otros problemas graves.
El alcohol también puede interactuar de manera peligrosa con los medicamentos recetados para controlar la hipertensión. Muchas medicinas usadas para tratar esta enfermedad, funcionan mediante la reducción de la presión arterial, por lo que la combinación de estos fármacos con licor puede llevar a una disminución excesiva de la presión arterial, lo que resulta en mareos, desmayos e incluso accidentes cerebrovasculares.
Otro factor importante a considerar es que el consumo excesivo de alcohol está asociado con el aumento de peso y la obesidad, lo que a su vez aumenta el riesgo de desarrollar hipertensión. El licor es alto en calorías y carece de valor nutricional, por lo que su ingesta excesiva puede contribuir al aumento de masa corporal y a la acumulación de grasa visceral, que es particularmente peligrosa para la salud cardiovascular.
Además de los efectos físicos, el alcohol puede tener un impacto negativo en el cumplimiento de los tratamientos médicos y en la adopción de un estilo de vida saludable. Las personas que abusan del licor tienen más probabilidades de descuidar su dieta, no hacer ejercicio y no seguir las pautas recomendadas para controlar su presión arterial. Esto puede agravar aún más la hipertensión y aumentar el riesgo de complicaciones graves.
Es fundamental que las personas con hipertensión comprendan los peligros del consumo excesivo de alcohol y tomen medidas para reducir o eliminar su ingesta. La moderación es clave: se recomienda que las mujeres no consuman más de una bebida alcohólica al día, y los hombres no más de dos. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estas pautas pueden variar según la edad, el peso y la salud general de cada individuo.