SALUD
Los perros reducen los riesgos cardiovasculares de sus dueños, aseguran expertos
El estudio fue publicado por Mayo Clinic y contó con la participación de 1.769 personas sin antecedentes de enfermedades cardiovasculares (ECV).
El estrecho vínculo que se ha formado a lo largo de los años entre el perro y el hombre ha hecho que sea considerado como el mejor amigo, una afirmación que muy pocos se atreven a refutar. De hecho, esa icónica frase se remonta al año 1869, con la vivencia de Charles Burden en Missouri, Estados Unidos.
Burden fue un granjero que amaba a su perro, un galgo llamado Old Drum, como un integrante más de su familia y, para esa época, recibió diferentes amenazas de un hombre al que no le agradaban las mascotas, y vivía cerca de él. Cuenta la historia que luego de hacer caso omiso a las amenazas, un día ocurrió lo que menos deseaba: al llegar a la casa encontró a su fiel amigo sin vida después de haber recibido varios disparos por su vecino.
Luego de ese trágico suceso, Burden denunció el caso, recibiendo un sinfín de burlas y críticas por acusar a un hombre por haber asesinado a su perro, pues en ese momento no era considerado como un delito. No obstante, el abogado George Graham Vest apoyó el caso de Burden y, gracias a las palabras que pronunció durante el juicio definitivo, se marcó un antes y un después para la defensa de los derechos de los animales y de la frase “el perro es el mejor amigo del hombre”.
Además de ser el mejor amigo del hombre, los perros a lo largo de la historia han desempeñado labores de trabajo, rescate e investigación policial, las cual se han perpetuado en el tiempo. Lo anterior sin dejar de lado los diferentes beneficios que aportan a la salud de las personas, tanto física como emocional. Los perros son capaces de detectar enfermedades, se desempeñan como perros guía y también son educados con fines terapéuticos para niños, ancianos y personas que sufren de algún tipo de discapacidad, trastorno o adicción.
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Los caninos incluso tienen la capacidad de mejorar la salud cardiovascular de sus tenedores, según reveló el estudio Propiedad de perros y salud cardiovascular: resultados del proyecto Kardiovize 2030, publicado por Mayo Clinic Proceedings: Innovations, Quality & Outcomes. Investigadores de la Universidad de St. Anne. Hospital (Brno, República Checa) y la Universidad de Catania (Italia) formaron parte del estudió que examinó a 1.769 personas (de 25 a 64 años; 44,3 % hombres) sin antecedentes de enfermedades cardiovasculares (ECV) reclutados desde el 1.° de enero de 2013 hasta el 19 de diciembre de 2014.
Los participantes fueron calificados según los comportamientos y factores de salud ideales de Life’s Simple 7. El baremo en mención es utilizado por la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) y mide siete aspectos fundamentales relacionados con la salud: índice de masa corporal, dieta, actividad física, tabaquismo, presión arterial, glucosa en sangre y colesterol total.
“Más recientemente, se ha propuesto que tener una mascota podría prevenir la obesidad, mejorar los perfiles de lípidos y reducir la presión arterial sistémica, reduciendo así el riesgo de mortalidad y eventos de ECV. Entre todas las mascotas, los perros parecen influir positivamente en la actividad física y brindar apoyo social, lo que a su vez es un predictor de adopción y mantenimiento de cambios de comportamiento”, destaca el estudio publicado por Mayo Clinic.
Agrega que estudios anteriores han demostrado que las personas que tienen un perro realizan mayor actividad física que los que no lo tienen. En el año 2013, una declaración científica de la AHA concluyó que el hecho de tener una mascota, en particular la tenencia de un perro, probablemente esté asociada con una disminución del riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular, citando evidencia convincente de la relación que hay teniendo un perro con el aumento de la actividad física.
Entre las personas que participaron en el estudio, aproximadamente el 42 % de los individuos tenía algún tipo de mascota: el 24,3 % tenía un perro y el 17,9 % tenía otro animal. “Los dueños de mascotas, y específicamente los dueños de perros, eran más propensos a reportar actividad física, dieta y glucosa en sangre en un nivel ideal, y fumar en un nivel bajo, lo que resultó en una puntuación de CVH más alta que los dueños de animales que no tenían mascotas (mediana, 10; rango intercuartílico = 3 vs. mediana, 9; rango intercuartílico = 3; P = 0,006)”, destaca.
Datos que contrastan si se comparan con los dueños de otras mascotas, pues los dueños de perros eran más propensos a informar sobre la actividad física y la dieta en un nivel ideal.
“Excepto por el tabaquismo, los dueños de perros tenían más probabilidades de alcanzar el nivel recomendado de métricas de CVH conductuales (actividad física y dieta) que los que no eran dueños de perros, lo que se traducía en un mejor CVH”, concluyó el estudio.
Pese a que los resultados del estudio destacan que los caninos tendrían la capacidad de reducir los riesgos de desarrollar una enfermedad cardiovascular, sugiere realizar más investigaciones para abordar este tema, “incluido el análisis de estudios basados en la población que tienen en cuenta los factores socioeconómicos, los comportamientos y las condiciones médicas bien definidas, y el uso de metodologías estadísticas sólidas”.
Explica que dado que la relación entre la propiedad de perros y CVH no se ha informado anteriormente, hicieron uso de datos de la cohorte de Kardiovize Brno, una población de muestra urbana aleatoria en Europa Central, para investigar la asociación de la propiedad de perros con CVH y sus componentes individuales.