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Gamers: una nueva profesión

Los videojuegos ya no solo son un hobby o un simple pasatiempo. Con ligas profesionales y competencias que mueven dinero y audiencias, los aficionados pueden convertirse en superestrellas. Colombia se une al fenómeno.

2 de febrero de 2019
El colombiano Sergio Silva, conocido como Cotopaco, compitió en el mundial de League of Legends en Corea. La FIFA también organiza un mundial en el que participan jóvenes del mundo entero. | Foto: riot games, inc. / ap

A Sergio Silva pocos lo reconocen en Colombia. Si saliera a caminar por las calles de Bogotá, la mayoría de transeúntes pasarían de largo, como si fuera un ciudadano más. Pero si entrara en algunos lugares específicos, como una convención de gamers o una tienda de videojuegos, seguramente recibiría la ovación de una superestrella o lo asediarían los fanáticos por autógrafos o selfis, como le sucedió hace apenas unos meses en un auditorio de Costa Rica.

Es que este muchacho de 20 años, nacido en Neiva, es toda una celebridad en el mundo de los videojuegos, donde lo conocen como Cotopaco. Mucho más que eso: es un gamer profesional que se gana la vida jugando en Infinity Esports, un equipo que compite en ligas y torneos a nivel latinoamericano y mundial. De hecho, es una de las grandes estrellas y, hasta ahora, el único colombiano en jugar un campeonato mundial de League of Legends, uno de los videojuegos más populares del mundo. Por eso, parte de los jóvenes de América Latina lo considera una figura del nivel de James Rodríguez.

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Pero al contrario de lo que puede pensar mucha gente que aún tiene una imagen limitada de esta actividad, Silva no es una persona perezosa ni antisocial. Sus días comienzan con una rutina de ejercicios guiados por un preparador físico, un nutricionista controla estrictamente su dieta y en sus prácticas, así como durante la competencia, lo dirige un entrenador, como en cualquier otro deporte. De hecho, cuando se sienta a jugar frente a la pantalla no lo hace como cualquier aficionado, pues previamente ha revisado estrategias y preparado jugadas con sus compañeros de equipo.

Su caso ofrece el ejemplo más cercano de un fenómeno ya establecido en Asia, Europa y Norteamérica, que ya crece en América Latina y en Colombia. En efecto, los videojuegos ha llegado a ser una actividad profesional que genera recursos e impulsa toda una industria. A nivel deportivo ya los conocen como e-sports y a su alrededor han nacido ligas profesionales, campeonatos mundiales, estadios y una audiencia creciente que mueve millones de dólares.

Sus días comienzan con una rutina de ejercicios guiados por un preparador físico, un nutricionista controla estrictamente su dieta y un entrenador lo dirige en sus prácticas y durante la competencia, como en cualquier otro deporte

Surgieron cuando los videojuegos tradicionales, practicados en máquinas y consolas (como Nintendo, XBox o PlayStation), le dieron paso a los juegos en línea, en los que una persona en Colombia, por ejemplo, puede competir con alguien al otro lado del mundo en tiempo real. Los desarrolladores de este tipo de videojuegos vieron en eso una oportunidad de oro y comenzaron a organizar competencias oficiales, que se consolidaron con los años. Hoy hay torneos y mundiales de League of Legends, Clash Royal, Call of Duty o Fifa, entre otros títulos.

La actividad se ha formalizado tanto que los equipos les pagan un sueldo a sus jugadores y contratan nutricionistas, entrenadores y preparadores físicos. Los partidos, además, tienen lugar en estadios o en escenarios especiales, y, además, se transmiten por internet a todo el mundo. Incluso hay narradores en cada idioma que siguen los juegos como si fueran partidos de fútbol.

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Y no es extraño. Las cifras que mueven lo dice todo: League of Legends, el más popular, tiene 300 millones de seguidores en el mundo, y durante el pasado mundial, llevado a cabo el año pasado en Corea del Sur, uno de los partidos llegó a tener una audiencia online de 41 millones de personas en el mundo. Los e-sports generaron 900 millones de dólares a nivel mundial en 2018 y se calcula que para 2020, alcanzarán los 1.500 millones y tendrán alrededor de 600 millones de aficionados.

Todo eso ha convertido a esos torneos en una oportunidad para las marcas. Empresas como Mastercard, Movistar, Nike, Mercedes-Benz, Red Bull o Coca-Cola, entre otras, patrocinan ligas o equipos a nivel mundial. Y McDonald’s Alemania incluso dejó de dar plata a la selección nacional de fútbol para patrocinar al equipo de e-sports. “Si alguien quiere buscar a los jóvenes hoy, ya no debe mirar a los deportes tradicionales, sino hacia los ‘e-sports’. Y eso es lo que están haciendo las marcas más importantes del mundo”, cuenta Damián Szafirsztein, uno de los dueños y el director comercial de Infinity Esports, el equipo más fuerte de América Latina.

Durante el pasado mundial de League of Legends, uno de los partidos llegó a tener una audiencia online de 41 millones de personas

Ciertamente en la región el tema aún no es tan fuerte como en Asia o en Norteamérica, pero ya hay una competencia regional y una tradición establecida en países como Chile o México. En Colombia aún no hay una industria tan consolidada, pero sí mucho potencial. No solo porque el país está entre los cinco que más juega e-sports en América Latina, sino porque hay mucho talento. Además de Cotopaco, está el caso de Javier Muñoz, un colombiano que en 2011 llegó a ser el número dos del mundo en Fifa (videojuego de fútbol), y este año participará en las competencias oficiales que organiza el máximo ente del fútbol del mundo, que incluso tiene un mundial oficial de fútbol en videojuegos.

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Por todo eso, la semana pasada comenzó la primera Liga de Videojuegos Profesional (LVP) en Colombia, organizada por la empresa española Mediapro. Por ahora solo incluye League of Legends y cuenta con ocho equipos, entrenadores y narradores. Juegan los lunes y martes, y aunque todavía no hay estadios o lugares para ver los enfrentamientos en vivo, en las primeras jornadas tuvieron un promedio de 10.000 personas conectadas por partido a la transmisión online. Una cifra nada despreciable.

Foto cortesía Infinity Esports / La semana pasada comenzó la primera Liga Profesional de Videojuegos (LVP) en Colombia. Participan ocho equipos profesionales, como Infinity Esports. 

“En Colombia desde este año hay equipos legalmente constituidos, que contratan a los jugadores y les pagan un salario –explica Camilo Lizarazo, uno de los organizadores del evento–. No es que ellos puedan vivir de jugar, como sucede en las ligas latinoamericanas o en otras partes del mundo, pero esa es la idea a futuro”. De hecho, algunos de los equipos más conocidos de España y América Latina, como Infinity, abrieron su propio equipo para la liga colombiana y le están apostando a pisar duro en el país.También vio ese potencial la liga latinoamericana de League of Legends, que anunció que la próxima final se jugará en abril en Bogotá, en un sitio abierto al público.

La semana pasada comenzó la primera Liga de Videojuegos Profesional (LVP) en Colombia. Por ahora incluye solo League of Legends y cuenta con ocho equipos, entrenadores y narradores.

Esas iniciativas pueden ayudar a promover el tema en Colombia y a potenciar a los jugadores locales. Hasta ahora, los colombianos que habían llegado lejos arrancaron jugando como cualquier otro aficionado en sus casas o con amigos. Y tuvieron que escalar en los rankings o participar en torneos amateur para que los equipos profesionales les echaran el ojo. Así le pasó a Cotopaco, quien en uno de esos torneos con un equipo de amigos, enfrentó a Infinity con tan buen desempeño, que ellos lo contrataron al poco tiempo.

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Hoy vive en Santiago, ciudad donde tienen lugar casi todos los partidos de la liga latinoamericana. Pero aún así, sigue con interés lo que sucede en Colombia: “Hay que seguir con esas iniciativas, con constancia y mucha promoción, para dar a conocer el tema y conseguir a cada vez más fanáticos”, dice. Los aficionados esperan que a futuro muchos jóvenes como él saquen la cara por el país y se conviertan en superestrellas de un deporte que, seguramente, será uno de los más importantes del futuro.